HOY COMEMOS los seis EN IKEA POR 8 EUROS

Tarúguez

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por GONZALO SUÁREZ

Perritos a 50 céntimos, albóndigas a un euro... Personas en apuros recurren a las ofertas de Ikea para comer caliente. Un cliente: «Quien pasa hambre es porque quiere»

La mujer se plantó ante el mostrador de Puri, en la cafetería del Ikea de Murcia, al caer la tarde. En una mano llevaba un billete de cinco euros; en la otra, un repóker de niños hambrientos. Pidió cinco menús infantiles: pasta, yogur y zumo a un euro por cabeza.

-Cocinera, ¡échanos más macarrones, que tenemos hambre!-, aullaban los chavales.

-Hágales caso. Ellos tienen hambre... y yo no tengo más dinero-, terció la mujer.

La cocinera se conmovió ante la escena. Así que, disimuladamente, sirvió un cacito extra a cada niño. «Eso sí, la madre se quedó sin cenar», recuerda.

La cafetería de Puri, como la de las 18 tiendas de Ikea en España, lleva meses a explotar. Y no sólo de clientes que toman un tentempié mientras amueblan la casa. También hay personas en apuros económicos que combaten el hambre con las ofertas de la empresa sueca. «Desde que empezó la crisis, esto es el no parar», resopla la cocinera.

En Ikea se puede comer todo un día por sólo tres euros. De desayuno, café y un bollo: 50 céntimos. De comida, un menú infantil: un euro. De merienda, un perrito caliente: medio euro. Y, de cena, diez albóndigas con puré de patatas y salsa de arándanos: otro euro. Más barato que cocinar en casa.

De ahí que hayan surgido auténticos expertos en exprimir estas ofertas. Como Israel, de 36 años, y Cecilia, de 28, que visitan dos veces a la semana el Ikea de Alcorcón (Madrid), a los que hoy se ha unido la madre de ella, María Luisa. Por sólo 5,80 euros, cenan los tres: dos raciones de albóndigas, tortitas con nata, más pan, café y refresco.

El trío explota todas las rendijas del sistema. El café les sale gratis porque tienen la tarjeta Ikea. El refresco es rellenable, así que comparten un vaso entre todos. Y los días que no hay oferta de albóndigas, se contentan con el menú infantil. «Con eso cenas... Aquí quien pasa hambre es porque quiere».

Así, algunos han convertido Ikea en una especie de comedor social. En el Ikea de Jerez, tres matrimonios con hijos cenan allí casi todos los días. Piden albóndigas más un refresco para compartir. Los días especiales, añaden un cucurucho de helado para los niños. La familia duerme con el estómago lleno por cuatro o cinco euros.

«Ni McDonald´s puede competir con esto», coinciden Silvia y Rubén, dos pagapensiones mexicanos que cenan albóndigas y refresco de cola en el Ikea de Hospitalet. «Es bueno. Es barato. Y el lugar es cómodo».

Cuando fundó Ikea, Ingvar Kamprad solía decir: «Un estómago vacío no compra muebles». Ahora, la crisis ha falseado esta sentencia. Cada vez más clientes utilizan el atajo semioculto que permite saltarse el laberinto de muebles y plantarse directamente en la cafetería. «Muchos sólo vienen a comer», confirman los sindicatos.

En Ikea no facilitan estadísticas sobre este fenómeno. En cambio, sí que confirman que han modificado su política de precios por la crisis. «Este año hemos reducido los precios de nuestros productos de alimentación más vendidos para que todo el mundo pueda comer comida de calidad a buenos precios», dice Kevin Johnson, director del área de restauración de Ikea.

Seis millones de perritos, 16 millones de albóndigas... Las cifras de ventas son colosales. En total, sus cafeterías facturaron 55,67 millones de euros el año pasado, un 23% más que en 2009. Y eso que han recortado sus precios, lo que significa que el volumen de comida que han servido crece todavía más.

En Alcorcón, nada hace intuir esta tendencia. La clientela parece la de siempre: jóvenes que montan su primer hogar, familias cargadas de muebles... Pero, entre el gentío, se detecta a los que sólo han venido a comer. El jubilado que rellena el café tres o cuatro veces. El cuarentón que recicla un vaso de la basura para tomar un refresco gratis. Los clientes que remolonean hasta las 17:00, cuando entra en vigor la oferta de las albóndigas a un euro.

Entre los adictos de los meatballs está la familia Navarro-Sayabera. Por ocho euros, cenan seis: el matrimonio (Ana y Juan Jesús), los niños (Marcos e Irene) y los suegros (Rosa y Simón). Entre todos, dan buena cuenta de una ensalada y seis platos de albóndigas.

-¿Por qué vienen a Ikea?

-Mi mujer está en paro. Yo monto ascensores y ya sabes cómo está la construcción... Hay que ahorrar-, cuenta Juan Jesús.

El fenómeno es cada vez más habitual en España. Aunque, de momento, ha pasado desapercibido. Aquí no se han producido las protestas de Bélgica, donde la patronal de hosteleros invitó a 200 vagabundos a Ikea para denunciar su «competencia desleal». «Tras ver las albóndigas por un euro, la gente tratará los restaurantes normales como ladrones», dijo su presidente.

Muchos restauradores no entienden cuál es el negocio de vender diez meatballs a un euro. Y la respuesta es simple: en realidad, no es un negocio. «Ikea concibe la venta de comida como un servicio, no como una actividad de la que sacar beneficio», explica una portavoz de la multinacional sueca.

Gracias a la cafetería, Ikea consigue que sus clientes se queden más tiempo en su local. Además, los precios ajustadísimos afianzan su imagen low cost. Tras la paliza de recorrer la tienda, lo último que ve el cliente es un perrito a 50 céntimos.

Pese a estas irresistibles ofertas, las cafeterías de Ikea ganan dinero. O, al menos, no lo pierden. «Teniendo en cuenta que en 2011 se vendieron 16 millones de albóndigas, en raciones de 10, 15 o 20 unidades, no es difícil entender que los grandes volúmenes permitan generar lo suficiente para pagar los costes de estructura», explican en Ikea.

Pero esta jerga de MBA no está en la mente de las personas en apuros que visitan sus instalaciones. En el Ikea de Badalona, por ejemplo, un hombre demacrado almorzaba todos los días dos perritos calientes y varios vasos de refresco.

-Señor, que esto no es sano-, le decía la responsable del tenderete.

-Ya, hija, pero no puedo permitirme otra cosa.

Hace semanas que el cliente no aparece a su cita diaria. «Estoy preocupada», admite la camarera.

De vuelta a Murcia, Puri recuerda a la pareja que pidió cuatro raciones de albóndigas: dos para comer en el momento, otras dos para un tupper. O el matrimonio de ancianos que, avergonzados, le pidieron comida gratis. «Saqué dinero de la taquilla, me puse a la cola y les invité a cenar...», recuerda. «A veces, este trabajo te parte el alma».



Con información de Andros Lozano (Jerez) y Héctor Marín (Hospitalet)

La Espaa real que sufre el Sistema encabezado por JCB. Una ancdota que se puede elevar a categora - ReL


Actualizado 22 abril 2012
La España real que sufre el Sistema encabezado por JCB. Una anécdota que se puede elevar a categoría




Una página de periódico es el mejor reflejo de la España real, que sintetiza los frutos del sitema partitocrático que padecen los Españoles

No es una anécdota sólo, se puede elevar a categoría.

Es un reflejo de la miseria que sufren millones de Españoles, mientras los partidos del sistema, ocupando las administraciones públicas, derrochan el dinero que se quita a los españoles coactivamente, de forma legal.


 
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Loco_Ivan

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Toñiquistán
De vuelta a Murcia, Puri recuerda a la pareja que pidió cuatro raciones de albóndigas: dos para comer en el momento, otras dos para un tupper. O el matrimonio de ancianos que, avergonzados, le pidieron comida gratis. «Saqué dinero de la taquilla, me puse a la cola y les invité a cenar...», recuerda. «A veces, este trabajo te parte el alma».
Pues la camarera de seguir así se quedará sin dinero para invitar.

Según tengo entendido en Cáritas y similares reparten comida para necesitados. Y supongo que en cualquier albergue municipal le darán comida a ese matrimonio de ancianos, por lo que no hace falta que vayan a pedir al Ikea.

Y digo yo, ¿no será más barato comer en casa? Si un kilo de pasta cuesta 60 céntimos en el lidl, y si vas cuando hay oferta aún menos. Y con eso alimentas a los críos igual que con la pasta del ikea.
 

albayalde

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Pues parece que hacen y aportan mas a la sociedad estos de Ikea que los sicarios del Vaticano que solo saben pedir para ellos en nombre de los demas
 

joperez2002

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La foto es brutal, parece que incluso la família saque pecho de su situación, menos a la chica que se le ve algo mas avergonzada...ya no hay ni pa McDonalds.
 

Tarúguez

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Quizá sea menos la vergüenza que sientan al hacerlo así, que al ir a un comedor social.

Estoy especulando.

Aunque tampoco creo que la camarera tenga un sueldo ilimitado para hacerlo con todos.
 

JoseII

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Quizá sea menos la vergüenza que sientan al hacerlo así, que al ir a un comedor social.

Estoy especulando.

Aunque tampoco creo que la camarera tenga un sueldo ilimitado para hacerlo con todos.
El comedor de Cáritas no es una buen opción para ir con los chavales.
Se dan cuenta de todo y los padres intentan que todo parezca como "antes"

Dentro de la iglesia de base estan surgiendo otras opciones al comedor de Caritas pensadas para familias con niños.

Supongo que ir al IKEA con los chavales es como hacer un día de fiesta, de la necesidad virtud.
 

vivaelaudi

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las gentes de ciudad viven metidas en sus zulos y ni se enteran ni quieren enterarse

por 8 leuros comen en casa 12 personas sin muxo esfuerzo

eso si, en casa nadie te ve, ni nadie sabe de ti, ni se lo puedes luego comentar a
las amistades
en ejpaña llevamos años viviendo para los demas
asi sea con el bmw, audi, chale o con la hamburguesa del mcdonall

increible
 

reydmus

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Hay que ser iluso.

Con 8€ salen unos 20 platos de lentejas o pasta.

¿¿El transporte de esas 8 personas hasta el Ikea es gratis??

En este pais no cabe un simple mas.
 

Gort

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las gentes de ciudad viven metidas en sus zulos y ni se enteran ni quieren enterarse

por 8 leuros comen en casa 12 personas sin muxo esfuerzo

eso si, en casa nadie te ve, ni nadie sabe de ti, ni se lo puedes luego comentar a
las amistades
en ejpaña llevamos años viviendo para los demas
asi sea con el bmw, audi, chale o con la hamburguesa del mcdonall

increible
Pueden comer además más sano por ese dinero en casa. Intentar conservar la salud a toda costa debería ser un objetivo prioritario de toda la población, y más viendo cómo se está poniendo el acceso a la sanidad pública. Comiendo grasa y dulces todos los días, sin fruta ni verdura, son/seremos carne de cañón.
 

karolaina93

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ya no lo se
Con 8 euros hago yo un buen condumio en relacion a lo que se come en el ikea, no un banquete pero hago un apaño y de mejor calidad
 

karolaina93

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ya no lo se
Hay que ser iluso.

Con 8€ salen unos 20 platos de lentejas o pasta.

¿¿El transporte de esas 8 personas hasta el Ikea es gratis??

En este pais no cabe un simple mas.
Les invitarian los del periodico que yo me lo creo, 5 minutos de gloria y la cena gratis