Enid
Madmaxista
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- 19 Ene 2009
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No es que yo esté obsesionada: es que toda Palma destila crisis. Lo he visto esta tarde con estos miopes ojos.
Quedo con una amiga a comer chocolate con churros. "Tengo ganas de llorar", me dice por mail. Y a una amiga y a un chocolate con churros no se la dice nunca que no. Quedamos, me cuenta. La empresa en la que trabaja, en la que yo estuve hasta hace ahora dos años justos, echa el cierre. En los últimos 30 meses se han ido/han echado a la nada poco apreciable cifra de 40 personas. Quedan ahora mismo 10.
El dueño ha ido vendiendo sus propiedades para capear el temporal, pero resulta que al vender un piso, se le ocurre comprarle un callén a su mujer, de segunda mano, claro está. Y dos meses después, se da cuenta de que no puede tirar con la empresa o no le salen las cuentas porque además, tuvo la brillante idea de comprar un enormérrimo local para acoger a los 50 empleados que tenía en ese momento, por consejo de una soplagaitas pija. La gran sede de la empresa se le quedó enorme a los pocos meses, porque tuvo que cerrar toda una división y ahora mismo tiene dos docenas de ordenadores parados y a los supervivientes les ha prohibido poner la calefacción en unas oficinas diáfanas. Para que os hagais una idea.
Salgo de la sesión 'penas con churros son menos penas' y me meto en la joyería porque resulta que mi marido me ha regalado un anillo por Reyes y me va grande. Es una joyería antigua con cosas alucinantes, unos pendientes de diamantres de estilo isabelino maravillosos... (perdón, me ha salido la vena visillera-vintage). El caso es que el anillo que me regaló mi marido es una reproducción en plata de uno del siglo XIX, me tiran las cosas antiguas, ya perdonareis.
Mientras tomamos la medida exacta, le pregunto al joyero por como está yendo el sector y tal. "Esto es tremendo. Lo primero que se quita la gente son las joyas, claro". Claro, lo más normal. Dice que llevan más de seis meses sin comprar nuevas joyas que poner en el escaparate. "Lo justo para ir tirando", pero el señor estaba siendo muy realista: "Tengo unos pendientes art deco en el escaparate con diamantes y llevan allí más de un año. Esto antes no hubiera durado nada". Me comenta que entre su clientela no hay grandes problemas económicos pero "sí mucho susto". Y reconoce que el drama no es la crisis sino que "nos acomtumbramos a tenerlo todo y ahora debemos ser conscientes de que no todos podemos ir a esquiar cada año o tener pendientes de diamantes".
Salgo de la joyería con el alma en los pies. En la calle no hay nadie, pese a que acaban de empezar las rebajas. El temporal no ayuda nada, todo hay que decirlo.
Me paso por una tienda de ropa y la chica está sola como la una. Entro a curiosear. La muchacha casi se me suba al cuello: "Si necesitas algo, me lo dices". Hace un año, ni puñetero caso. Y me fijo en las ropa colgada: tiene vestidos con todas las tallas colgadas, ¿sabeis lo que quiero decir? Que n ha vendido nada esta temporada. Vestidos de 200 euros de diario, que no son ni de fiesta, todos en fila, ordenaditos, y con un descuento del 40 por ciento. Pero claro, siguen costando un ojo y a mí no me hacen falta.
Paso por una tienda de instrumentos de música: alquilan instrumentos con opción a compra y lanzan una "operación renove para pianos". Impresionante.
Subo por otra calle comercial. Es la zona cero ahora mismo: hasta hace dos años era la concentración de más tienda pija capitaneada por señoras pijas que querían hacer realidad su sueño de empresaria y claro, se dedican a vender cosas tan necesarias como ropa carísima, bolsos de fiesta y pañuelos, una tienda de velas (¡!), una boutique de cuchillos (¡¡¡¡!!!!!) o joyerías de diseño propio. Cada semana alguno cuelga el cartel de se traspasa y ahora mismo, en la zona ya ganan por goleada los locales vacíos frente a los que siguen funcionando.
Aunque Palma es una ciudad habitualmente tranquila, esta tarde he tenido la sensación de que en realidad se está muriendo. Muriendo de borrachera de crédito, de fantasías de Visa Oro y Centurión, que aquí hemos flipado mucho con lo de ser un destino de alto standing. Y aunque ya se pasó este maldito 2009, tengo la sensación de que 2010 será igualmente largo....
P.D. Perdón por el tocho.
Quedo con una amiga a comer chocolate con churros. "Tengo ganas de llorar", me dice por mail. Y a una amiga y a un chocolate con churros no se la dice nunca que no. Quedamos, me cuenta. La empresa en la que trabaja, en la que yo estuve hasta hace ahora dos años justos, echa el cierre. En los últimos 30 meses se han ido/han echado a la nada poco apreciable cifra de 40 personas. Quedan ahora mismo 10.
El dueño ha ido vendiendo sus propiedades para capear el temporal, pero resulta que al vender un piso, se le ocurre comprarle un callén a su mujer, de segunda mano, claro está. Y dos meses después, se da cuenta de que no puede tirar con la empresa o no le salen las cuentas porque además, tuvo la brillante idea de comprar un enormérrimo local para acoger a los 50 empleados que tenía en ese momento, por consejo de una soplagaitas pija. La gran sede de la empresa se le quedó enorme a los pocos meses, porque tuvo que cerrar toda una división y ahora mismo tiene dos docenas de ordenadores parados y a los supervivientes les ha prohibido poner la calefacción en unas oficinas diáfanas. Para que os hagais una idea.
Salgo de la sesión 'penas con churros son menos penas' y me meto en la joyería porque resulta que mi marido me ha regalado un anillo por Reyes y me va grande. Es una joyería antigua con cosas alucinantes, unos pendientes de diamantres de estilo isabelino maravillosos... (perdón, me ha salido la vena visillera-vintage). El caso es que el anillo que me regaló mi marido es una reproducción en plata de uno del siglo XIX, me tiran las cosas antiguas, ya perdonareis.
Mientras tomamos la medida exacta, le pregunto al joyero por como está yendo el sector y tal. "Esto es tremendo. Lo primero que se quita la gente son las joyas, claro". Claro, lo más normal. Dice que llevan más de seis meses sin comprar nuevas joyas que poner en el escaparate. "Lo justo para ir tirando", pero el señor estaba siendo muy realista: "Tengo unos pendientes art deco en el escaparate con diamantes y llevan allí más de un año. Esto antes no hubiera durado nada". Me comenta que entre su clientela no hay grandes problemas económicos pero "sí mucho susto". Y reconoce que el drama no es la crisis sino que "nos acomtumbramos a tenerlo todo y ahora debemos ser conscientes de que no todos podemos ir a esquiar cada año o tener pendientes de diamantes".
Salgo de la joyería con el alma en los pies. En la calle no hay nadie, pese a que acaban de empezar las rebajas. El temporal no ayuda nada, todo hay que decirlo.
Me paso por una tienda de ropa y la chica está sola como la una. Entro a curiosear. La muchacha casi se me suba al cuello: "Si necesitas algo, me lo dices". Hace un año, ni puñetero caso. Y me fijo en las ropa colgada: tiene vestidos con todas las tallas colgadas, ¿sabeis lo que quiero decir? Que n ha vendido nada esta temporada. Vestidos de 200 euros de diario, que no son ni de fiesta, todos en fila, ordenaditos, y con un descuento del 40 por ciento. Pero claro, siguen costando un ojo y a mí no me hacen falta.
Paso por una tienda de instrumentos de música: alquilan instrumentos con opción a compra y lanzan una "operación renove para pianos". Impresionante.
Subo por otra calle comercial. Es la zona cero ahora mismo: hasta hace dos años era la concentración de más tienda pija capitaneada por señoras pijas que querían hacer realidad su sueño de empresaria y claro, se dedican a vender cosas tan necesarias como ropa carísima, bolsos de fiesta y pañuelos, una tienda de velas (¡!), una boutique de cuchillos (¡¡¡¡!!!!!) o joyerías de diseño propio. Cada semana alguno cuelga el cartel de se traspasa y ahora mismo, en la zona ya ganan por goleada los locales vacíos frente a los que siguen funcionando.
Aunque Palma es una ciudad habitualmente tranquila, esta tarde he tenido la sensación de que en realidad se está muriendo. Muriendo de borrachera de crédito, de fantasías de Visa Oro y Centurión, que aquí hemos flipado mucho con lo de ser un destino de alto standing. Y aunque ya se pasó este maldito 2009, tengo la sensación de que 2010 será igualmente largo....
P.D. Perdón por el tocho.