Coincido totalmente. Gracias.De ahí el post directamente encima de su respuesta, que es lo que echo de menos en general en el discurso contra la ideología de género.
Hay que empezar dando la batalla conceptual, haciendo ver a la gente que el mismo concepto "violencia de género" parte de una serie de postulados que son altamente sospechosos, pero que se dan como evidentes en sí mismos (como el chiste del matemático que propone un método para multiplicar por mil la producción de leche... y su método empieza con "sea una vaca esférica").
Por eso hay que entrar más en detalle, explicar que la violencia doméstica bien puede tener 20, 30 o 40 causas concomitantes, y que el machismo no es que no sea la única, es que ni siquiera es la principal, y si me apura, al menos en España no está ni entre las diez primeras.
Al final, en la pareja los roces vienen porque YO quiero que TÚ hagas lo que YO quiero. Y si no lo consigo y no tengo bien integrada mi agresividad natural, trato de imponerte mi voluntad por la fuerza. Pero no (en general) porque YO sea hombre y TÚ mujer, y crea que como mujer deberías obedecer al hombre y callar.
Más bien, porque YO creo que TÚ deberías obedecerme, y lo creería igual si yo fuera mujer y tú hombre. Sólo que en ese caso, probablemente, carecería de la SUPERIORIDAD FÍSICA BIOLÓGICA para imponerme a ti por la fuerza.
Has mencionado justo otra cosa que me desquicia de "los míos" (los antifeministas) y es que casi ninguno se da cuenta de la importancia de los factores biológicos para explicar estas cosas.
Hombres y mujeres no somos tan distintos psicológicamente como para dar lugar a leyes distintas o privilegios en las normas.
La fuerza física del hombre explica el mayor número de asesinatos hombre--mujer sobre los de mujer-hombre. O a lo mejor lo explica una mayor impulsividad, o que no tenga tanta tendencia a explicar sus problemas íntimos a los amigos,... Yo qué se. Serán cosas para hacer estadísticas o investigaciones, no para cambiar el espíritu de las leyes. Ni para cambiar tampoco el esquema general ideológico de la sociedad que consideraba a hombre y mujeres valiosos para la supervivencia del ser humano.