La hice en la Armada en el 93. En un sitio raro porque aunque éramos marineros nos llevaban de maniobras de infantería de marina a tomar playas y vestidos de fusilero. Lo curioso es que mientras mis amigos Muy de derechas y de derechas en general se las apañaban paral librarse vía enchufe, yo, que no era rojo pero sí más o menos radical en muchas cosas, la hice convencido de que en un país libre los ciudadanos prestan servicios de armas porque ellos son los responsables de defender la patria y de responder a cualquier tentación tiránica (cosas de la juventud).
Después sufrí una gran decepción: oficiales ineptos, personal laboral enchufado (mucha viuda o huérfana de militares) alérgicos al trabajo y en general incompetencia rampante.
El caso es que en el destino no estuve mal porque por aquel entonces estaban informatizando el cuartel y yo me manejaba con MS-DOS y Windows 3.11, mientras que el oficial encargado de la administración no tenía ni idea. Así que dependían de mí y de alguno más para que el trabajo saliese. Un chollo, que se traducía en trato de favor, control de la planta de oficinas para montar cenas los viernes y cosas así. Por cierto, teníamos el Canal Plus pirateado e invitábamos al cocinero a pases de prono sin codificar a cambio de que nos hiciera cenas decentes (lomo, croquetas, cerveza de barril, ensalada en condiciones etc. en un cuartel en el que se comía de fruta pena).
Para que os hagáis una idea del grado de cuñadismo, los oficiales no sabían usar la intranet (en MS-DOS) con la que nos llegaban y enviábamos mensajes a otras dependencias, así que todo lo gestionábamos nosotros. Como se necesitaba la contraseña del oficial de guardia para enviar mensajes, nos las dejaron escritas en un papel pegado a la mesa del ordenador y así no tenían que venir ellos desde sus casas para autorizar el mensaje. Un descojone.
Aparte de eso, un oficial nos hacía manipular las rutas de los coches para inflar el presupuesto en vales de gasolina, que él después vendía a conocidos. Otro descojone, amics: resulta que he sido cómplice de corrupción.
También recuerdo los aperitivos y comidas que se montaban los oficiales los viernes a medio día, que se alargaban hasta bien entrada la tarde, para lo que jodían el permiso de alguno de los chavales que hacían de ayudantes del Comandante o del Segundo (que era un grandísimo me gusta la fruta). Qué borracheras se pillaban los HDP. Lo mejor era cuando invitaban a alguna oficial de las primeras hornadas de mujeres militares. Nunca he visto mayores niveles de baboseo y pagafantismo ante una hembra.
LAs frutadas eran chungas. He visto fracturas de pierna porque los abuelos entraban en una camareta y vocaban una litera con un tío durmiendo arriba, que, obviamente, se comía las baldosas bien comidas. Una vez vi a un abuelo seboso como un cetáceo hacer guardia en bañador tipo bermuda estampada, sin camiseta, el correaje, la pipa, una gorra y absolutamente puesto de todas las hezs que había podido pillar. El hideputa se sacaba la pistola en plan Tejero al tiempo que gritaba "¡Soy el puñetero cabo de la guardia!". No sé cómo nunca ocurrió una desgracia.
Y es que quitando a unos poquísimos con estudios, casi todos eran de una extracción social terriblemente baja. Cuando tomábamos los datos a los recién llegados, muchos nos confesaban que su nivel de estudios no pasaba de 5º de EGB. Había un valenciano del que teníamos que enviar periódicamente un informe al juzgado certificando que estaba en el cuartel porque tenía algún lío con la justicia (la noche en la que se despedía de su vida de civil le azurraron a un segurata). El Malvarrosa le llamábamos. Al hijomio había que despertarlo todas las noches a eso de las 4:00 en la imaginaria para que fuera a miccionar porque padecía enuresis (Se meaba en la cama). El tío se podía haber librado por esa hez, pero dijo que no, que él quería hacer la mili, que lo único que había que hacer era despertarlo. Me partía la berenjena con el chaval: como unas pilinguis maracas.
Y por último, cuando ya era veterano (abuelo y mesías, no me quedan meses, me quedan días), se declaró una alerta terrorista y me tuvieron haciendo guardias por el perímetro de la dependencia (zona de monte bajo con carretera militar envolviendo el perímetro) por si veía algún coche sospechoso o vehículo que se detuviera en las inmediadiones del cuartel. Y allí iba yo, con el chopo, la fusca y toda la pesca haciendo la fruta guardia.
En fin, tengo muchas anécdotas pero lo dejo ahí,