MonteKarmelo
Madmaxista
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Es el primer actor que reconoce públicamente ser víctima de la quiebra de Lehman Brothers. El director de «El oro de Moscú» denuncia a LOC que Barclays invirtió en el fondo sin avisarle
Es raro ver a Jesús Bonilla en una faceta distinta a la de los papeles que le han dado fama. Personajes como el entrañable Santi de Los Serrano, un buenazo rudo y noble que durante años se metió en las casas de toda España, no son más que prolongaciones más o menos dramatizadas de sí mismo. Pero el Bonilla que está sentado en un hotel de Madrid, cerca del infierno de las obras de Serrano, es otro. Es un hombre preocupado y nervioso. Acaba de demandar a Barclays por, según su versión, hacerle perder 400.000 euros en la trampa de Lehman Brothers.
Anuncia: «El despacho de abogados Bercovitz & Carvajal, que es quien me lleva este tema, ha interpuesto una demanda contra Barclays por la pérdida de 400.000 euros, que son los ahorros de muchos años de trabajo. Por una desinformación, no sé si interesada o desinteresada, del banco, ese dinero fue a parar a un lugar en el que yo ni siquiera sabía que estaba. Ese sitio se llamaba Lehman Brothers y ha quebrado». El dinero es el resultado de años trabajando en la citada serie (los secundarios de lujo como él pueden cobrar entre 5.000 y 10.000 euros por capítulo), «levantándome a las seis de la mañana tres años seguidos, aprendiéndome los textos cuando llegaba derrotado por la noche».
El director y productor de El oro de Moscú, una de las películas más taquilleras de 2003, cita a LOC a una reunión en la que también está su abogado, que puntualiza los datos que el madrileño no acierta a detallar. Juntos escriben el guión de una obra en la que no les hubiera gustado participar. Todo comenzó en enero de 2007.
«Una noche me llamaron y me ofrecieron un nuevo producto financiero. Estaba fuera del horario habitual del banco, porque yo rodaba todos los días y no podía ir en sus horarios habituales. Quedamos a las siete o las ocho de la noche. Me contaron que era como la cartilla pero que me iba a dar más rentabilidad, que me devolverían el dinero íntegro a los tres años con el 100% garantizado, eso ponía en la publicidad que me dieron. Sacaron los papeles y yo firmé».
«ME ENTERÉ POR LA PRENSA»
El cineasta guardó aquella publicidad, a la que ha tenido acceso LOC. Bonilla invirtió en un producto financiero complejo, bonos estructurados referenciados al BBVA y a Telefónica. Siempre con el 100% del capital protegido al vencimiento y con una rentabilidad muy atractiva. Al menos en la publicidad, no hay rastro de Lehman Brothers, el emisor real del producto. A finales de verano de 2008, el banco inversor, la cuarta entidad bancaria de EEUU, se declaraba en quiebra. Y desataba un terremoto financiero que, sin saberlo, le iba a tocar de lleno al entonces ignorante Jesús Bonilla.
«Me enteré por la prensa», explica el actor, «ni siquiera me llamaron para comunicármelo». «Estaba leyendo lo de la quiebra de Lehman y que había bonos en entredicho, cuando recordé que aquello que me habían dado a mí se llamaba igual, bonos. Entonces llamé para preguntar y me dijeron que, efectivamente, todo mi dinero se había perdido».
-¿Pero dónde pensaba que estaba invirtiendo?
-¡En el Barclays! Yo no había hecho nunca nada de esto. Cuando me dijeron «bono» pensé que se referían a otra forma de ahorro, con el 100% garantizado. Durante tres años te iban dando tus intereses, dependiendo de si el BBVA y Telefónica subían o bajaban. Pero vamos, a mí me daba igual lo que me dieran, simplemente quería tener ese dinero disponible. Lo tenía pensado invertir en dos obras de teatro, una para protagonizarla yo y otra para producirla en un plazo medio de tiempo.
-¿Y había obtenido ya alguna rentabilidad?
-Alguna. El primer año me dio un 1%, pero me cobraron lo mismo por los gastos de gestión, así que fue lo comido por lo servido. Y el segundo, ya ves.
El actor madrileño afirma haberlo pasado muy mal. «He dado muchos tumbos». Desde que se enteró de que su dinero estaba atrapado entre las redes de Lehman y el momento en que sus abogados interpusieron la demanda, ha atravesado todos los estados de ánimo. Desde el estupor al derrotismo. También ha estado negociando con la entidad inglesa, buscando una solución alternativa a la del juzgado.
«El banco me convocó a una reunión. Entonces me enseñaron una publicidad que no era la misma que yo había guardado. De repente había desaparecido el logotipo de Barclays. Allí me di cuenta de que me estaban dando una información que no coincidía en nada con la anterior, por eso decidí acudir a los abogados. Me han ofrecido algo en lo que yo he creído y después me intentan convencer de que eso en lo que yo confié era otra cosa. Ahí está la demanda. Quiero que se sepa».
La aparente inactividad del banco les tiene exasperados. «Barclays es el único banco que no ha dicho esta boca es mía, es como si no hubieran hecho nada». La versión de la institución, que aún no ha acusado el recibo de la demanda de Bonilla, es muy distinta. «En primer lugar, es necesario señalar que el número de clientes afectados por la quiebra de Lehman Brothers en Barclays España es mínimo (...). Desde el primer momento, Barclays ha estado en contacto con aquéllos de sus clientes que se han visto afectados de alguna manera por la quiebra de Lehman. La entidad ha mantenido puntualmente informados a sus clientes de la evolución del proceso», explica en un comunicado enviado a LOC. Comparada con otras entidades, la quiebra de Lehman ha pasado por la veterana institución inglesa de manera mucho más discreta y menos dolorosa, entre otras cosas porque el número de sus clientes afectados en España ha sido ínfimo.
«Al principio, el director de la sucursal me dijo: "Sí, hombre, no te preocupes, si es que jurídicamente no podemos responder", y jurídicamente y jurídicamente...», repite irónico. Su abogado puntualiza: «Inicialmente, había movimientos de otros bancos que podían dar a entender que se iba a cubrir la pérdida, algo así sucedió con Banif. Otros como Bankinter prometieron dar una solución personalizada a cada inversor. Barclays estudió caso por caso. En el de Jesús Bonilla llegó a la conclusión de que él había recibido toda la información a la hora de contratar el producto. Fue entonces cuando decidimos poner la demanda».
PRUEBAS DOCUMENTALES
Además de la publicidad del producto, tienen otras pruebas documentales. «En los extractos que me mandaban a casa no aparecía para nada Lehman Brothers. Pero después de la quiebra, sí. A partir de diciembre de 2008 en los extractos aparece Lehman Brothers como emisor, cuando hasta entonces sólo ponía "bonos garantizados"». El abogado pone la puntilla: «Pedimos la nulidad del contrato. Pensamos que quien se comprometía a devolver el capital era Barclays, cuando en realidad era Lehman».
-¿Era la primera vez que se animaba a invertir?
-¡Pero si no es invertir! ¡Yo lo que me animé fue a ahorrar! Yo metía el dinero en una cartilla, como toda la vida, entonces me ofrecieron eso, que me iba a dar más que la cartilla, y lo hice. Yo no he invertido jamás en ningún sitio. Nunca he tenido un duro, por eso no sabía nada de estas cosas.
-¿Qué porcentaje de su patrimonio ha perdido con esto?
-Todos mis ahorros. Mantengo la casa, un apartamento y otras cosas que ya tenía pagadas, pero lo demás está perdido. Acabo de terminar una película y sobrevivo gracias a lo que he cobrado allí.
-El oro de Moscú recaudó en su día seis millones de euros. ¿Dónde está ese dinero?
-De eso hace seis años. Además, esa película la produjimos entre cuatro, lo que te corresponde es el sueldo y poco más. Pero independientemente de lo que haya ganado o no, yo he tardado en ahorrar ese dinero y quiero que me lo devuelvan.
No es el único caso entre los actores españoles. Son muchos los que tienen algún problema similar, aunque él es el único que quiere dar la cara. «Conozco a compañeros a los que les ha pasado lo mismo, gente que tenía el dinero en el Santander, pero a ellos al menos les han dado otras opciones. A mí no me han dado ni eso. Saldo cero». Además, «se trata de una profesión muy inestable». «Ganas mucho dinero, pero en cuanto estás un año parado te gastas todo lo que ganaste el año anterior».
-¿Por qué ha decidido hacerlo público?
-Porque hay mucha gente que no ha podido emprender acciones legales. Entre otras cosas, por el dinero que hay que desembolsar antes de encarar un procedimiento judicial. Ya que no funciona eso que llaman la CNMV, que funcione la justicia por lo menos. Ellos no vigilaron este tema y ahora pasan de todo. Yo ya no me creo a los bancos. El dinero lo meteré debajo del colchón, como antiguamente.
No se fía ni de su sombra. «Si es que yo ni siquiera era cliente de Barclays. Empecé a trabajar con el Banco Zaragozano en 2002, cuando pedí una hipoteca para comprarme mi casa de Pozuelo. De la noche a la mañana, cambiaron los extractos y el logotipo de la sucursal y se convirtió en el Barclays [en 2003, la entidad inglesa compró el Banco Zaragozano] y yo continué mi relación con ellos como anteriormente. Tenía confianza con el director de la sucursal, pero si a mí me llegan a decir las palabras "Lehman Brothers", salgo corriendo. ¡Pero si ya me sonaba raro lo del Bar-clays, imagínate! Yo a los hermanos Lehman esos no les conocía de nada».
Altae, el banco privado de Caja Madrid, ha sufrido esta semana la primera condena que se dicta en España por la actuación de una entidad financiera respecto a los productos afectados por la quiebra de Lehman. La sentencia considera que Altae incumplió sus obligaciones de información y asesoramiento a sus clientes, y sienta un importante precedente para las múltiples demandas presentadas contra otras entidades por casos similares a éste. «Es una buena noticia», asume el abogado de Bonilla, «pero cada caso es diferente y el juez tiene que valorar las circunstancias que concurren. Lo que sí está claro es que deben acabar los abusos de los bancos».
NO ES EL ÚNICO EN EL PUNTO DE MIRA
13 MILLONES. Barclays, el sexto grupo bancario de España (y líder de entre los bancos extranjeros que operan en territorio nacional), no es la única que estos días está en la palestra por el caso Lehman. Hace pocos días un juez admitió a trámite la primera demanda colectiva contra Citibank por la venta de productos tóxicos de Lehman Brothers. En ella, 500 afectados de toda España reclaman 13 millones de euros a Citibank. Otras 11 demandas impulsadas por ADICAE (Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas) contra otras tantas entidades se encuentran en fase de diligencias preliminares. Por su parte, AUSBANC (Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios) también prepara acciones legales colectivas contra Citibank y otras entidades. Esta misma semana, Altae (Caja Madrid) ha sufrido la primera condena por el caso Lehman en España.
«HE PERDIDO 400.000 EUROS AHORRADOS» / EL MUNDO
Es raro ver a Jesús Bonilla en una faceta distinta a la de los papeles que le han dado fama. Personajes como el entrañable Santi de Los Serrano, un buenazo rudo y noble que durante años se metió en las casas de toda España, no son más que prolongaciones más o menos dramatizadas de sí mismo. Pero el Bonilla que está sentado en un hotel de Madrid, cerca del infierno de las obras de Serrano, es otro. Es un hombre preocupado y nervioso. Acaba de demandar a Barclays por, según su versión, hacerle perder 400.000 euros en la trampa de Lehman Brothers.
Anuncia: «El despacho de abogados Bercovitz & Carvajal, que es quien me lleva este tema, ha interpuesto una demanda contra Barclays por la pérdida de 400.000 euros, que son los ahorros de muchos años de trabajo. Por una desinformación, no sé si interesada o desinteresada, del banco, ese dinero fue a parar a un lugar en el que yo ni siquiera sabía que estaba. Ese sitio se llamaba Lehman Brothers y ha quebrado». El dinero es el resultado de años trabajando en la citada serie (los secundarios de lujo como él pueden cobrar entre 5.000 y 10.000 euros por capítulo), «levantándome a las seis de la mañana tres años seguidos, aprendiéndome los textos cuando llegaba derrotado por la noche».
El director y productor de El oro de Moscú, una de las películas más taquilleras de 2003, cita a LOC a una reunión en la que también está su abogado, que puntualiza los datos que el madrileño no acierta a detallar. Juntos escriben el guión de una obra en la que no les hubiera gustado participar. Todo comenzó en enero de 2007.
«Una noche me llamaron y me ofrecieron un nuevo producto financiero. Estaba fuera del horario habitual del banco, porque yo rodaba todos los días y no podía ir en sus horarios habituales. Quedamos a las siete o las ocho de la noche. Me contaron que era como la cartilla pero que me iba a dar más rentabilidad, que me devolverían el dinero íntegro a los tres años con el 100% garantizado, eso ponía en la publicidad que me dieron. Sacaron los papeles y yo firmé».
«ME ENTERÉ POR LA PRENSA»
El cineasta guardó aquella publicidad, a la que ha tenido acceso LOC. Bonilla invirtió en un producto financiero complejo, bonos estructurados referenciados al BBVA y a Telefónica. Siempre con el 100% del capital protegido al vencimiento y con una rentabilidad muy atractiva. Al menos en la publicidad, no hay rastro de Lehman Brothers, el emisor real del producto. A finales de verano de 2008, el banco inversor, la cuarta entidad bancaria de EEUU, se declaraba en quiebra. Y desataba un terremoto financiero que, sin saberlo, le iba a tocar de lleno al entonces ignorante Jesús Bonilla.
«Me enteré por la prensa», explica el actor, «ni siquiera me llamaron para comunicármelo». «Estaba leyendo lo de la quiebra de Lehman y que había bonos en entredicho, cuando recordé que aquello que me habían dado a mí se llamaba igual, bonos. Entonces llamé para preguntar y me dijeron que, efectivamente, todo mi dinero se había perdido».
-¿Pero dónde pensaba que estaba invirtiendo?
-¡En el Barclays! Yo no había hecho nunca nada de esto. Cuando me dijeron «bono» pensé que se referían a otra forma de ahorro, con el 100% garantizado. Durante tres años te iban dando tus intereses, dependiendo de si el BBVA y Telefónica subían o bajaban. Pero vamos, a mí me daba igual lo que me dieran, simplemente quería tener ese dinero disponible. Lo tenía pensado invertir en dos obras de teatro, una para protagonizarla yo y otra para producirla en un plazo medio de tiempo.
-¿Y había obtenido ya alguna rentabilidad?
-Alguna. El primer año me dio un 1%, pero me cobraron lo mismo por los gastos de gestión, así que fue lo comido por lo servido. Y el segundo, ya ves.
El actor madrileño afirma haberlo pasado muy mal. «He dado muchos tumbos». Desde que se enteró de que su dinero estaba atrapado entre las redes de Lehman y el momento en que sus abogados interpusieron la demanda, ha atravesado todos los estados de ánimo. Desde el estupor al derrotismo. También ha estado negociando con la entidad inglesa, buscando una solución alternativa a la del juzgado.
«El banco me convocó a una reunión. Entonces me enseñaron una publicidad que no era la misma que yo había guardado. De repente había desaparecido el logotipo de Barclays. Allí me di cuenta de que me estaban dando una información que no coincidía en nada con la anterior, por eso decidí acudir a los abogados. Me han ofrecido algo en lo que yo he creído y después me intentan convencer de que eso en lo que yo confié era otra cosa. Ahí está la demanda. Quiero que se sepa».
La aparente inactividad del banco les tiene exasperados. «Barclays es el único banco que no ha dicho esta boca es mía, es como si no hubieran hecho nada». La versión de la institución, que aún no ha acusado el recibo de la demanda de Bonilla, es muy distinta. «En primer lugar, es necesario señalar que el número de clientes afectados por la quiebra de Lehman Brothers en Barclays España es mínimo (...). Desde el primer momento, Barclays ha estado en contacto con aquéllos de sus clientes que se han visto afectados de alguna manera por la quiebra de Lehman. La entidad ha mantenido puntualmente informados a sus clientes de la evolución del proceso», explica en un comunicado enviado a LOC. Comparada con otras entidades, la quiebra de Lehman ha pasado por la veterana institución inglesa de manera mucho más discreta y menos dolorosa, entre otras cosas porque el número de sus clientes afectados en España ha sido ínfimo.
«Al principio, el director de la sucursal me dijo: "Sí, hombre, no te preocupes, si es que jurídicamente no podemos responder", y jurídicamente y jurídicamente...», repite irónico. Su abogado puntualiza: «Inicialmente, había movimientos de otros bancos que podían dar a entender que se iba a cubrir la pérdida, algo así sucedió con Banif. Otros como Bankinter prometieron dar una solución personalizada a cada inversor. Barclays estudió caso por caso. En el de Jesús Bonilla llegó a la conclusión de que él había recibido toda la información a la hora de contratar el producto. Fue entonces cuando decidimos poner la demanda».
PRUEBAS DOCUMENTALES
Además de la publicidad del producto, tienen otras pruebas documentales. «En los extractos que me mandaban a casa no aparecía para nada Lehman Brothers. Pero después de la quiebra, sí. A partir de diciembre de 2008 en los extractos aparece Lehman Brothers como emisor, cuando hasta entonces sólo ponía "bonos garantizados"». El abogado pone la puntilla: «Pedimos la nulidad del contrato. Pensamos que quien se comprometía a devolver el capital era Barclays, cuando en realidad era Lehman».
-¿Era la primera vez que se animaba a invertir?
-¡Pero si no es invertir! ¡Yo lo que me animé fue a ahorrar! Yo metía el dinero en una cartilla, como toda la vida, entonces me ofrecieron eso, que me iba a dar más que la cartilla, y lo hice. Yo no he invertido jamás en ningún sitio. Nunca he tenido un duro, por eso no sabía nada de estas cosas.
-¿Qué porcentaje de su patrimonio ha perdido con esto?
-Todos mis ahorros. Mantengo la casa, un apartamento y otras cosas que ya tenía pagadas, pero lo demás está perdido. Acabo de terminar una película y sobrevivo gracias a lo que he cobrado allí.
-El oro de Moscú recaudó en su día seis millones de euros. ¿Dónde está ese dinero?
-De eso hace seis años. Además, esa película la produjimos entre cuatro, lo que te corresponde es el sueldo y poco más. Pero independientemente de lo que haya ganado o no, yo he tardado en ahorrar ese dinero y quiero que me lo devuelvan.
No es el único caso entre los actores españoles. Son muchos los que tienen algún problema similar, aunque él es el único que quiere dar la cara. «Conozco a compañeros a los que les ha pasado lo mismo, gente que tenía el dinero en el Santander, pero a ellos al menos les han dado otras opciones. A mí no me han dado ni eso. Saldo cero». Además, «se trata de una profesión muy inestable». «Ganas mucho dinero, pero en cuanto estás un año parado te gastas todo lo que ganaste el año anterior».
-¿Por qué ha decidido hacerlo público?
-Porque hay mucha gente que no ha podido emprender acciones legales. Entre otras cosas, por el dinero que hay que desembolsar antes de encarar un procedimiento judicial. Ya que no funciona eso que llaman la CNMV, que funcione la justicia por lo menos. Ellos no vigilaron este tema y ahora pasan de todo. Yo ya no me creo a los bancos. El dinero lo meteré debajo del colchón, como antiguamente.
No se fía ni de su sombra. «Si es que yo ni siquiera era cliente de Barclays. Empecé a trabajar con el Banco Zaragozano en 2002, cuando pedí una hipoteca para comprarme mi casa de Pozuelo. De la noche a la mañana, cambiaron los extractos y el logotipo de la sucursal y se convirtió en el Barclays [en 2003, la entidad inglesa compró el Banco Zaragozano] y yo continué mi relación con ellos como anteriormente. Tenía confianza con el director de la sucursal, pero si a mí me llegan a decir las palabras "Lehman Brothers", salgo corriendo. ¡Pero si ya me sonaba raro lo del Bar-clays, imagínate! Yo a los hermanos Lehman esos no les conocía de nada».
Altae, el banco privado de Caja Madrid, ha sufrido esta semana la primera condena que se dicta en España por la actuación de una entidad financiera respecto a los productos afectados por la quiebra de Lehman. La sentencia considera que Altae incumplió sus obligaciones de información y asesoramiento a sus clientes, y sienta un importante precedente para las múltiples demandas presentadas contra otras entidades por casos similares a éste. «Es una buena noticia», asume el abogado de Bonilla, «pero cada caso es diferente y el juez tiene que valorar las circunstancias que concurren. Lo que sí está claro es que deben acabar los abusos de los bancos».
NO ES EL ÚNICO EN EL PUNTO DE MIRA
13 MILLONES. Barclays, el sexto grupo bancario de España (y líder de entre los bancos extranjeros que operan en territorio nacional), no es la única que estos días está en la palestra por el caso Lehman. Hace pocos días un juez admitió a trámite la primera demanda colectiva contra Citibank por la venta de productos tóxicos de Lehman Brothers. En ella, 500 afectados de toda España reclaman 13 millones de euros a Citibank. Otras 11 demandas impulsadas por ADICAE (Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas) contra otras tantas entidades se encuentran en fase de diligencias preliminares. Por su parte, AUSBANC (Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios) también prepara acciones legales colectivas contra Citibank y otras entidades. Esta misma semana, Altae (Caja Madrid) ha sufrido la primera condena por el caso Lehman en España.
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