Esos comercios paco de hez míticos y con sabor. En mi pueblo había uno mítico. El pobre hombre, que tenía los dedos de las manos como platanos y sabañones, y vestía siempre un mono de color azul, ya casi oscuro de la hez, ya murió.
Género de todo tipo hasta el techo. Le pedías una escarpia, la tenía. El pan del día, el periódico. Latas de chicharro. Chorizo, jamón, queso. Papel el elefante. Una botella de arecha. Pilas CEGASA. ropa interior. Tabaco. También podías echar la lotería.
Siempre bromeábamos que un día le iba a caer todo el material encima y nunca le íbamos a encontrar.
Precios populares, lata de atún caducao a precio de caviar de Kamchatka. Si no eres del pueblo, impuesto revolucionario.
Suelo de terrazo en tienda disimulando que no se pasa una fregona desde la primera comunión de Espartero.
Yogures de marcas imposibles vendidos por unidades.
Winston de batea debajo del mostrador y vendiendo los cigarros también por unidades.
40º a la sombra, ir a por un helado y buscar en el cartel el único que no tenga tachado, que al final es un puñetero calipo revenío.
Botellas de vino peleón de la cooperativa del pueblo sin etiquetar y llenas de polvo.
Calendario de piensos biona del año 86 colgado de alcayata detrás del mostrador.
Comprar en la misma tienda lentejas, brandy soberano y repuestos para el rotobator.
Nombres que invariablemente son alimentación, comestibles o ultramarinos seguidos del apellido del dueño.
Dueño puñetero alopécico de hez con cortinilla y gafas de trastero de vaso colgadas de cordel.
Atesorar fortunas estafando a los peregrinos cobrando agua del grifo en botellas de cocacola puestas a enfriar a precio de perrier sabiendo que no hay una fuente en 7km y pulirsela al tute en bar paco de hez.
M A N D A N