Vox no es que quiera privatizar las pensiones. Lo que propone es la capitalización individual. El exceso de pensionistas respecto a trabajadores en activo ha venido a demostrar que el sistema no funciona bajo esta circunstancia. La repulsa a la capitalización se debe a la inexistente cultura de la responsabilidad, que en el caso laboral consiste en que cada persona debería ir capitalizando un importe desde que comienza a trabajar para no tener que depender de nadie cuando se jubile. Con la capitalización individual se resuelve el problema piramidal actual.
Las bajadas de sueldo se pueden producir de modo encubierto con solo aumentar los impuestos, tal y como proponen los partidos de izquierda. No sirve de nada aumentar tus ingresos si te lo van a quitar de otro lado. La idea de los partidos derechistas es abrir el mercado laboral en libre competencia con la menor intervención estatal, de modo que los cambios de centros de trabajo puedan ser más ágiles. Si un trabajador cumple, la empresa no va a prescindir de él. Ningún trabajador debería temer que lo despidieran si supiera que existe una bolsa de trabajo dinámica. En los casos extremos de EREs o cierre de empresas de muchos trabajadores, nunca se va a poder hacer nada porque lo van a hacer igualmente, ya que la empresa tiene un dueño y hará con ella lo que le venga en gana, que para eso es suya. Los sindicalistas lo entienden perfectamente, pero engañan a los trabajadores para provocar enfrentamientos, para hacerse notar en la calle y así recibir votos sindicales y favores gubernamentales.
En cuanto a la sanidad, Vox la mantendrá pública y gratuita. Lo que ha ocurrido en algunos centros madrileños es que se ha privatizado la gestión debido a la incapacidad manifiesta de los anteriores gestores públicos. Es cierto que es un servicio público y no se debe mirar el beneficio, pero si las pérdidas son demasiado cuantiosas, redunda en perjuicio de los pacientes.