Viviremos la última guerra racial. Somos unos privilegiados. Podremos dar de baja de la suscripción de la vida personas de color, jovenlandeses, afeminados, gente de izquierdas, judíos, latinoamericanos, feministas con nuestras propias manos.
Dios nos ha dado esa posibilidad, debemos darle las gracias por reservarnos ese honor.
Sobre los cascotes de la civilización podremos edificar un imperio blanco que se extienda por todo el orbe, e incluso que lo trascienda, pudiendo extendernos por todo el sistema solar.