Israel Gracia
Madmaxista
Los miembros del colectivo LGTBI que viven en estas áreas deben elegir entre agachar la cabeza, emigrar o luchar.
NOTICIA
ACTUALIZADA 24/7/2021 A LAS 20:13
Foto de archivo de la bandera del Orgullo lgtb
Ser lgtb en Polonia es tan peligroso como en Hungría, a pesar de que fue precursora mundial a la hora de despenalizar la gaysidad en 1932. En un país ultracatólico, el daltonismo es habitual con respecto a los colores del arcoíris. Allí todo es blanco o oscuro. Casi un tercio de los municipios -la gran mayoría en el ámbito rural- se han declarado zonas libres de gaysidad, una enfermedad según muchos ciudadanos. Los miembros del colectivo LGTBIque viven en estas áreas deben elegir entre agachar la cabeza, emigrar o luchar. Es inevitable revivir el recuerdo de las zonas libres de judíos de los nazis en la Polonia ocupada. Bart Staszewski, portavoz y activista gays, cree que estas actitudes han provocado que muchos gayses, lesbianas, bisexuales y transgénero hayan tenido que emigrar para escapar de esta persecución.
El desfile berlinés del orgullo lgtb regresa tras la pausa forzada por la pandemi
No todos han abandonado el país. Es el caso de Maciej, un joven con doble vida que todos los fines de semana debe escapar de su pueblo hasta Cracovia, a unos 25 kilómetros, para conocer turistas extranjeros y no tener que ocultar su gaysidad. Durante la semana laboral trabaja en una granja y trata de pasar desapercibido para la familia y, por supuesto, los vecinos.
En el lado opuesto se encuentra Cezary Nieradko, de 21 años. Solo sueña con acabar sus estudios para ir al extranjero, "a un lugar donde pueda besar a mi pareja en la calle sin temor a que me den una paliza".
En Polonia es imposible abrir un debate político. La única posición factible entre sus 38 millones de habitantes es la contraria a los movimientos LGTBI, la que defiende el partido ultraconservador Ley y Justicia.
NOTICIA
ACTUALIZADA 24/7/2021 A LAS 20:13
- A. RIBERA
Ser lgtb en Polonia es tan peligroso como en Hungría, a pesar de que fue precursora mundial a la hora de despenalizar la gaysidad en 1932. En un país ultracatólico, el daltonismo es habitual con respecto a los colores del arcoíris. Allí todo es blanco o oscuro. Casi un tercio de los municipios -la gran mayoría en el ámbito rural- se han declarado zonas libres de gaysidad, una enfermedad según muchos ciudadanos. Los miembros del colectivo LGTBIque viven en estas áreas deben elegir entre agachar la cabeza, emigrar o luchar. Es inevitable revivir el recuerdo de las zonas libres de judíos de los nazis en la Polonia ocupada. Bart Staszewski, portavoz y activista gays, cree que estas actitudes han provocado que muchos gayses, lesbianas, bisexuales y transgénero hayan tenido que emigrar para escapar de esta persecución.
El desfile berlinés del orgullo lgtb regresa tras la pausa forzada por la pandemi
No todos han abandonado el país. Es el caso de Maciej, un joven con doble vida que todos los fines de semana debe escapar de su pueblo hasta Cracovia, a unos 25 kilómetros, para conocer turistas extranjeros y no tener que ocultar su gaysidad. Durante la semana laboral trabaja en una granja y trata de pasar desapercibido para la familia y, por supuesto, los vecinos.
En el lado opuesto se encuentra Cezary Nieradko, de 21 años. Solo sueña con acabar sus estudios para ir al extranjero, "a un lugar donde pueda besar a mi pareja en la calle sin temor a que me den una paliza".
En Polonia es imposible abrir un debate político. La única posición factible entre sus 38 millones de habitantes es la contraria a los movimientos LGTBI, la que defiende el partido ultraconservador Ley y Justicia.
