Qué bestialidad. Pero lo más acojonante es que yo llevo un año que noto en los pasos de zebra cierta inquina hacia mi persona. Ni que decir tiene que por supuesto no llevo mascarilla y jamás la llevaré.
Ese comportamiento ya me lo he imaginado y cruzo los pasos con 4 ojos, incluso amago con ponerme la mascarilla ya por reflejos de lo concienciado que estoy.