Joaquim
Será en Octubre
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Del texto:Esta parte me parece importante...para mi los tiros van por ahí, aunque con matices distintos.
Lo de los antidepresivos no es algo nuevo. Las anteriores generaciones de mujeres que se quedaron en casa sin trabajar los tomaban casi sin excepción a partir de los 40-45, cuando los hijos empezaban ya no las necesitaban y al marido le quedaban 25 años de currar. Era un golpe múltiple: la crisis de los 40, los hijos en la adolescencia, la dificultad (o imposibilidad) de reengancharse al mercado laboral sumado con los inicios de la menopausia. Un cóctel perfecto para engancharse a la pastillita de por vida.
Ahora es distinto. Cuando la mujer (afortunadamente hace mucho!) puede hacer con su vida lo que de la gana, surge el feminismo radical actual y está todo el día machacándole con estereotipos que favorecen verse como víctima. Y una víctima por definición sufre y se amarga. Y muchas muchas muchas mujeres tienen un lado 'empoderado' de 'hago lo que me da la gana y soy el centro del mundo' y por el otro una piel increíblemente fina para hundirse a las primeras de cambio.
Mi sensación es que manejar bien los sentimientos no es algo que dependa del sesso, eso es una deformación que nos venden. Pero sí que es cierto que hay una diferencia en la reacción ante los problemas, que es de donde parte esa deformación. A las mujeres se les ha enseñado (lo que tú llamas 'buscar ayuda') a contar sus problemas públicamente y como se siente continuamente, eso es cierto, mientras al hombre se le ha enseñado a lo contrario. Ciertamente puede haber algo cultural, quizás podría también tener que ver la biología. No lo sé.
¿Cuál es el resultado? Pues que tienes a demasiadas mujeres que son capaces de amargarse (ellas y a su entorno) porque se les ha roto la uña del dedo pequeño del pie izquierdo, mientras tienes a hombres devastados en situaciones terribles que cuentan con poca ayuda y apenas nadie a su alrededor conoce su situación
Porque por supuesto que los hombres nos contamos los problemas. Pero en una proporción muchíiiiisimo menor, y sobre todo (cuando hay confianza) desde una perspectiva de querer involucrar a la otra persona, en el sentido de querer escuchar sus consejos o solicitar su ayuda. Creo que un hombre que está todo el día contando problemas poco importantes de forma pasional es poco susceptible de tener un círculo de amistades fuerte, seguramente lo que buscamos en los amigos es que 'nos alegren' la vida. Y por supuesto las veces que haya que darlo todo pues se da todo. Pero no puede ser la norma.
Sin embargo en los círculos de mujeres (tuve una grandísima experiencia trabajando años en una empresa donde el 90% eran mujeres...) funciona un poco al revés. Se acostumbran a contarse hasta el más mínimo problema, con una intensidad y una emocionalidad en demasiados casos exageradísima y fuera de lugar. Y el resto aparentemente las escucha y le dan ese 'apoyo público', pero luego por detrás son increíblemente críticas. El famoso 'Hey guapi'.
Mi sensación es que de ahí parte todo. Porque si una persona del sesso que sea, se acostumbra a ver como problemas terribles cualquier tontería que le pasa en la vida, antes o después pensará que su vida es una hez y aún se extremará más. Porque la vara de medir medianamente objetiva se pierde, se convierte en una disputa por ver quién está peor o quién necesita más ayuda dándose una sensación colectiva de que todo va horrible.
Y no solo eso, sino que le crea una perspectiva subjetiva distorsionada donde sus decisiones serán terribles, porque se ha acostumbrado a reacciones emocionales exageradas, y a seguir mucho más sus emociones que su racionalidad. De ahí que tenga tanto éxito el relato de que las mujeres lo tienen todo mucho más difícil, es lo que faltaba a este tipo de gente para 'cuadrarlo todo' en su mente. Soy el puñetero centro del universo, tengo unos problemas horribles y la culpa es de una estructura que me pone zancadillas. ¿Qué puede salir mal?
Quizás los hombres desde jóvenes recorremos (por obligación...) el camino contrario, de un cierto estoicismo. A no ser que seas Brad Pitt te das cuenta de que eres uno más, que tu vida no importa a casi nadie, que tendrás que currarte fuerte todo lo que quieras en la vida. Y descubres que frustrándote no solucionas nada, sino más bien lo empeoras porque seguramente una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida, que es tener buenos amigos, se cultiva cuando tú te preocupas por el otro y no al revés.
Hace ya demasiados años que me di cuenta que a un buen amigo le preguntas tú qué tal y siempre está bien, aunque si hurgas un poco seguramente no lo estará tanto. El día que no esté bien, que te salten las alarmas. Y a una buena amiga (que las tengo!) no hay que preguntarle, casi siempre antes te contará como está, y en demasiados casos desde una perspectiva medio negativa.
Cierto es que con el paso de los años las cosas cambian, y ahora que ya no somos jóvenes las mujeres de mi entorno se comportan en estas cosas de una forma muy distinta a cuando eran jóvenes.
Por supuesto generalizar nunca es bueno. No estoy hablando (ni mucho menos!) de todas las mujeres, sino del esterotipo de mujer que termina tomando antidepresivos como una posesa, que no es lo mismo. A mi personalmente me gustan las mujeres fuertes, que no tiene nada que ver con que tengan mal carácter. Recuerdo especialmente una pareja con la que me pasaba esto que comento, era todo un quejido constante. Y no tenía absolutamente nada de que quejarse.....eso al final tiene un límite. No me refiero a que un día te levantes cruzado (que a todos nos puede pasar), sino a una actitud en la vida en la que continuamente buscas lo malo para tener una queja en tus labios como forma de comunicarte.
Y el problema se enquista porque a las mujeres que son así, en su círculo se las 'soporta' o incluso incentiva, por esa más o menos cierta hipocresía social del grupo femenino. Mientras los hombres que pasen por su vida soportarán eso por amor o por sesso. Pero en ambos casos no recibe las suficientes señales como para saber que su actitud no es la correcta por su propio bien.
En el caso contrario, un hombre se quedaría enseguida solo (por supuesto, hablamos si los problemas están distorsionados y no sean reales...) porque perderá el contacto con sus amigos y sus posibles parejas no lo van a tolerar jamás. Los hombres quejicas no tienen sitio en el mundo.
Estas mujeres al llegar a cierta edad descubren la crudeza del mundo, y no la entienden. Es una leche gigantesca. Durante un par de décadas se han visto como el centro del mundo, pero ven la realidad de que no tienen mucha relación significativa con otras personas, puesto que no han cultivado relaciones verdaderas. Esas supuestas amigas ya no están, sus parejas han huido.
Y entonces es cuando se pillan un gato y se tiñen el pelo....
Cuando la mujer (afortunadamente hace mucho!) puede hacer con su vida lo que de la gana, surge el feminismo radical actual y está todo el día machacándole con estereotipos que favorecen verse como víctima. Y una víctima por definición sufre y se amarga. Y muchas muchas muchas mujeres tienen un lado 'empoderado' de 'hago lo que me da la gana y soy el centro del mundo' y por el otro una piel increíblemente fina para hundirse a las primeras de cambio.
Lo que he dicho antes, el cuadro clínico maníaco-depresivo de manual, ahora estoy arriba, ahora me derrumbo, ahora me vuelvo a venir arriba, ahora me derrumbo otra vez, y a cada subidón y bajón, su salud mental se va deteriorando cada vez mas.
; alehate de la bestia hermanoh
