octopodiforme
Madmaxista
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Correcto, llevan emblemas americanos, son vuestros.
The Final Countdown (1980) de Don Taylor, otro clásico que he revisionado este fin de semana y que he disfrutado tanto o más que nunca. Tuve ocasión de verla en el cine cuando era niño. Desde entonces la habré visto unas 20 veces.
Es una de las películas más adictivas que conozco. Donde quiera que la coja, no puedo ver más de un minuto sin correr el riesgo de quedarme enganchado hasta el final.
De mano, la historia es tan inverosímil que se ofrece al ridículo, pero está narrada de forma tan sencilla y efectiva que suspende tu sentido de la incredulidad. Como dice el personaje de Martin Sheen, debemos considerar la posibilidad de que lo que esté ocurriendo sea real.
El elenco de actores es de lo más satisfactorio: el mencionado Sheen, Kirk Douglas, Katharine Ross, James Farentino, Charles Durning y el oscuro Ron O'Neal, que a muchos no les dirá nada por el nombre pero sí cuando vean su imagen y recuerden su presencia.
Los personajes del senador (Durning) y su secretaria (Ross) son uno de los puntos fuertes. El temperamental senador es un goce en cada una de las escenas en que sale. Así mismo, la chispa sentimental que surge entre su secretaria y el comandante Owens (Farentino) tiene auténtica fuerza. Ayuda la música sobresaliente y el atractivo personal de la propia Ross; si yo estuviera ahí también me quedaría prendado.
De las escenas aéreas no hace falta decir más que formidables.
Confesión: he lagrimeado cuando los F-14 vacilan a los Zero.
