Un asesino 'pagafantas'
El Grupo de Homicidios dedica varios párrafos en el sumario al perfil del supuesto autor del asesinato porque no tiene nada que ver con la lista de amantes que conocen de Maje. “Llama la atención que Salva
no responde al mismo perfil que el resto de amantes de Maje de los que tenemos conocimiento, Tomás, José Antonio y Sergi, todos chicos jóvenes, atléticos y atractivos, como ella. Maje es una mujer de solo 27 años con un físico muy atractivo y que se arregla mucho, y Salva tiene 47 años y es poco atractivo, para nada a primera vista el tipo de hombre que le gusta a ella”.
Salva era
una persona un tanto infantil para rondar los cincuenta, cuyos pasatiempos eran los videojuegos, la naturaleza y fotografiar rincones emblemáticos de Valencia para luego colgar las imágenes en un blog. También regentaba una tienda de
artículos de buceo con un socio. En la práctica se comportaba como un
pagafantas con Maje: lo mismo ejercía de taxista llevándola en moto a dónde ella quisiera, que se encargaba de enviarle paquetes, se ofrecía para hacerle trámites en Hacienda, iba a casa de la viuda para abrir a los técnicos y supervisar el arreglo de un calentador, le hizo un seguro de vida, acudía a la estación de tren a recoger a la madre de la enfermera...
Ella no le hacía ascos a la predisposición servil de su amante maduro mientras aprovechaba para narrarle las presuntas disputas que mantenía con su marido: el odioso Antonio. Ese dato lo expone el fiscal Vicente Devesa en su escrito de calificación provisional apuntando a que la enfermera supuestamente le hizo tal
lavado de cerebro a Salvador que este se quitó de en medio al marido: “En distintos encuentros que mantuvieron desde finales de 2016 y durante los primeros meses de 2017, la acusada [Maje] hizo partícipe al acusado [Salva] de graves problemas que decía tener con su esposo [Antonio], incluyendo episodios de violencia. Estas confidencias acabaron convenciendo al acusado de
la necesidad de proteger a la acusada de su marido, a quien ni siquiera conocía personalmente”.
Distintos roles en la relación
Los policías analizaron los roles que mantenían Salva y Maje en la relación atendiendo a las escuchas telefónicas.
Los galones los llevaba la enfermera: “En cuanto a la conversación, él tiene en todo momento una actitud sumisa y dócil hacia ella, casi suplicante, durante gran parte de la conversación está sollozando, mientras ella se muestra más dominante y fría”. Tales datos llevaron a los investigadores a concluir que la pareja de amantes era la autora de la truculenta muerte del ingeniero, de 36 años, incluso determinaron el papel que presuntamente desempeñó cada uno en el asesinato.
“De lo anteriormente expuesto se deducía que, tanto Maje, esposa del fallecido, como Salva, estaban
implicados en el asesinato de Antonio. Teniendo en cuenta lo expuesto en el párrafo anterior y la principal hipótesis de trabajo que trataría de un asesinato alevoso y premeditado, todo apunta a que Maje p
odría haber utilizado su relación sentimental/sexual con Salva para implicarlo en el asesinato de su marido”. Todo cobraba sentido: como por ejemplo los mensajes de WhatsApp que Maje envió a Antonio tanto la noche previa a su asesinato como el día de autos. Eran una coartada.
21.36 horas del 15 de agosto: "Puxi. Ya estoy en el hospital. Goza esa empanada hecha con amor".
En apariencia Maje informaba cariñosamente a Antonio de que había llegado al hospital para cubrir su turno nocturno, pero en realidad estaba en casa del publicista para el que preparó la citada empanada porque a su esposo solo le dejó una parte. “Como ya se explicó anteriormente, Maje mintió a su marido y el día 15 no trabajaba, sino que
pasó la noche en casa de José: su amante. Es más que probable que Maje ya preparase el asesinato para la mañana siguiente, el 16 de agosto, así se aseguraba de no estar la noche anterior, ni esa mañana en casa, ya que trabajaba en la residencia de las Teresianas la mañana del día 16 y se aseguraba, además, de que Antonio metiera su coche de empresa en el garaje y cuando bajara por la mañana a por él le esperaría el asesino”.
La noche anterior al asesinato, Maje, le envío un WhatsApp informándole de que ya había llegado al Hospital La Salud de Valencia para hacer un turno nocturno, pero en realidad estaba en la casa de su amante, José.
También cobraban sentido los mensajes vía WhatsApp que la enfermera le mandó al ingeniero a lo largo de la mañana del miércoles 16 de agosto, el día del crimen. Maje quería comprobar supuestamente que Antonio no estaba vivo y apuntalar su coartada mostrando preocupación porque no sabía nada de su esposo. El contenido del breve wasapeo era tremendamente irónico si se tiene en cuenta que ella trataba de contactar con su marido
horas después de haber sido cosido a puñaladas en el garaje a manos, supuestamente, de su amante.
10.48 horas del 16 de agosto, día de la muerte de Antonio, Maje le escribe: Cari. ¿Cómo vas?
12:07 horas del 16 de agosto. Maje vuelve a escribir al difunto Antonio: Madre mía debes ir de culo.
15.14 horas del 16 de agosto. Maje insiste en guasapear al difunto Antonio: ¿Nene?
El engaño del detenido
Llegados a ese punto solo había que ponerle el lazo a la investigación: hacía falta
una confesión para detenerlos. El Grupo de Homicidios la consiguió a través de la familia del difunto aprovechando el enfrentamiento que Maje mantenía con ellos por la herencia. El señuelo policial consistía en hacerle saber a la viuda que ya tenían al asesino de Antonio. El 28 de diciembre de 2017, Maje se reunió con su cuñado,
Vicente, para arreglar el reparto del piso que se compró con su marido en la calle Calamocha y la cuenta bancaria que tenían en común. Tras el encuentro la enfermera telefoneó al auxiliar y durante la conversación sirvieron sus cabezas en bandeja de plata a la Policía Nacional.
“En el curso de la investigación le dice a Salva que Vicente ha hablado con el Grupo de Homicidios y que le han dicho que el caso estaba muy avanzado y que sabían quién era el responsable del asesinato. Ello da lugar a una conversación en la que Salva
habla claramente del asesinato reconociendo que es el autor y le insiste a ella que no se preocupe que no va a pasar nada, incluso hay un momento en el que Maje se ríe pensando que la policía va a “endosarle” el asesinato a alguien con antecedentes que viva por la zona. Salva está muy tranquilo pensando que la policía solo tiene un
“chivo expiatorio” porque no tiene nada, que no puede haber huellas ni nada y solo así van a cerrar el caso”. Y vaya si se cerró: el 10 de enero de 2018 fueron arrestados la
Viuda Negra y el
pagafantas.
Maje y su marido, Antonio.
“Evidentemente
el móvil del crimen es distinto para cada uno de los autores, mientras que Salva ha actuado por motivos sentimentales, movido por un amor obsesivo por Maje y con la esperanza de que ella pudiera ser libre para comenzar una vida juntos, Maje ha actuado por motivos principalmente económicos, además de personales, ya que se ha liberado del matrimonio con Antonio, al que no quería, para mejorar ostensiblemente su posición económica con la libertad que tanto ansiaba”, según concluyó el Grupo de Homicidios. A partir de esta semana, la última palabra sobre
el caso Maje la tendrán los miembros del jurado y la Audiencia Provincial de Valencia.