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El auténtico debate nuclear · ELPAÍS.com

EDITORIAL
El auténtico debate nuclear

27/07/2008

La defensa de la energía nuclear, castigada con una moratoria en España desde 1991, se ha librado tradicionalmente en las trincheras de la ecología -la generación electronuclear no arroja a la atmósfera dióxido de carbono ni otros gases contaminantes- y en la suposición de que el kilovatio nuclear es más barato que el generado con carbón o fuel. Ambas premisas pueden y deben discutirse; de eso, entre otras cosas, debería tratar el pospuesto debate nuclear. La opinión antinuclear ha esgrimido el caso Chernóbil como ejemplo de que las plantas nucleares contaminan poco por lo general, aunque, cuando lo hacen, contaminan de verdad. La confianza pública en las nucleares depende de unos estándares de seguridad que los gestores españoles tienden irresponsablemente a ignorar, como demuestra la cadena de incidentes en Ascó, Vandellós o Cofrentes. En cuanto a la baratura, depende del número de centrales conectadas. A más centrales, kilovatio más barato. Es decir, la oferta eléctrica española no sería más barata simplemente con una o dos nucleares nuevas.

Pero no es en la ecología o en el coste de la electricidad donde se juega hoy la viabilidad de la energía nuclear. En el supuesto de que acabara hoy la moratoria, el Gobierno autorizase proyectos nucleares y se encontrara una localización adecuada para una o varias plantas, quedaría en pie el muro de la financiación. Construir una central de última generación cuesta aproximadamente 3.000 millones de euros. Dadas las paupérrimas condiciones del crédito en los mercados internacionales, financiar un programa nuclear supondría hoy una aventura dolorosa o suicida, a elegir. Pasarán algunos años antes de que el flujo de los préstamos se normalice y las empresas acepten riesgos de ese calibre.

Aunque las condiciones financieras no fuesen un impedimento, las empresas necesitarían tener el camino regulatorio muy despejado antes de atreverse a iniciar un plan nuclear. De entrada, deberían tener la seguridad de que durante el periodo de amortización de la central o centrales -no menos de 25 años- no se aprueba una nueva moratoria nuclear; y, si se aprueba, que los derechos de inversión quedarán reconocidos. Por añadidura, el inversor exigiría probablemente al Estado garantías contra los riesgos regulatorios. Cualquier encarecimiento por ley del coste de la seguridad o del tratamiento de los residuos implicaría una pérdida en la rentabilidad para las compañías.

Ya se ve que el debate nuclear es algo más complejo que la discusión sobre si es más limpia o no que las centrales de gas o si el kilovatio costará más barato a los consumidores. Encierra una complejidad financiera y regulatoria que los Gobiernos y las empresas observan con pereza, sobre todo si la demanda de energía puede cubrirse con fuentes menos conflictivas. En cualquier caso, hay algo que está fuera de discusión: la producción nuclear cuya inversión está amortizada es la más barata de todas las fuentes de energía. Si este Gobierno, o los próximos, no desean impulsar un debate nuclear -es decir, un Libro Blanco con los costes y ventajas perfectamente calculados-, se equivoca; pero si no amplía la vida útil de las plantas en funcionamiento, el error será mayúsculo.
 

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Ante los retos energéticos · ELPAÍS.com

Ante los retos energéticos

MARÍA TERESA DOMÍNGUEZ 27/07/2008

El complejo panorama mundial hace que el debate de energía nuclear "sí" o "no" esté casi superado, y en el momento actual esté más centrado en "cómo" reconsiderar esta energía. En la mayoría de los países de nuestro entorno se están eliminando las barreras que pudiesen limitar la participación de la energía nuclear en la generación eléctrica. En este contexto, el fin de las moratorias, la renovación de licencias y la planificación de nuevas unidades son noticias casi cotidianas.

En un país como España, con un 85% de importación de recursos naturales, y un significante incumplimiento de los acuerdos de emisiones y conexiones de la red limitadas, es preciso una estrategia que permita planificar y crear el mix energético más adecuado para nuestro país, y que nos permita una dependencia menor del exterior.

Estudios realizados al respecto soportan cualitativa y cuantitativamente que el escenario idóneo para España debería ser, en el horizonte de 2030, un sistema eléctrico en el que la generación esté distribuida con un 30% de renovables, un 30% de origen fósil y un 30% de origen nuclear, dejando un 10% para otras fuentes alternativas.

La consecución del 30% de renovables y de origen fósil es factible. España es propicia a las energías renovables y se han coordinado, en la última década, políticas de apoyo a su desarrollo, que nos han llevado a ser un país líder en la implantación y comercialización de estas tecnologías. También el mantenimiento del 30% de la energía de origen fósil es posible, en los últimos ocho años las tecnologías del gas se han consolidado y para el carbón se está participando en proyectos de combustión limpia que reducen su impacto ambiental.

Sin embargo, la energía nuclear, a pesar de sus buenos resultados y beneficios para el sistema eléctrico, se ha quedado relegada. Hoy, sólo supone un 8,5% de la potencia instalada y vemos cómo puntualmente y en "días favorables" las renovables han superado a la generación nuclear. Esta realidad nos lleva a la necesidad de un apoyo decidido, esta última en los próximos 20 años que debe consolidarse en la renovación de las licencias, siempre que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) emita un informe favorable a iniciar la construcción de unidades hasta doblar el parque existente.

Sentadas estas bases, la pregunta es "cómo" afrontaríamos la construcción de nuevas centrales. Dar respuesta a esta pregunta es clave para España, que tuvo un programa nuclear brillante, así reconocido en el ámbito internacional, y que no puede permitirse que no sea así de nuevo. Cuestiones sobre licenciamiento, fabricación de bienes de equipo, participación de la industria, selección de emplazamiento, ciclos de combustible, modelo de negocio, etcétera, deberían reconsiderarse. Todo ello ha cambiado en los países que fueron nuestra referencia en el pasado, y que han retomado estos proyectos tras periodos largos, entre 20 y 30 años, sin construcción de nuevas unidades para hacerlos viables en condiciones de mercado muy diferentes. También en España son necesarios estos cambios.

Una de las claves del programa nuclear español desarrollado entre los años setenta y ochenta fue fomentar la participación de la industria en su construcción hasta cotas próximas al 90% de la inversión. Si se mantuviese este objetivo, el beneficio para la economía sería importante. La construcción de 11 reactores tendría consecuencias muy positivas para la economía: creación de valor añadido superior a los 10.000 millones de euros, puestos de trabajo (unos 172.000 empleos/año) y ahorro de una cuantía importante de emisiones de CO2.

Parece evidente que la energía nuclear debe tener un papel relevante en España, aportando grandes beneficios tanto al sistema eléctrico como a la economía. ¿Qué falta para iniciar este cambio? Es necesario un acuerdo social y político que proporcione el marco estable a proyectos que requieren inversiones significativas y periodos de ejecución largos, teniendo en consideración las condiciones de mercado.

Se están dando ya pasos positivos en este sentido: sindicatos, grandes consumidores, empresarios, académicos y, progresivamente, también ciertos sectores de la sociedad ven en la energía nuclear una opción de futuro, y en esta línea debemos seguir trabajando hasta su consolidación en una planificación energética consensuada a largo plazo, donde la energía nuclear participe en el mix adecuado.

María Teresa Domínguez es presidenta del Foro de la Industria Nuclear Española.
 

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Una caprichosa carta a los Reyes Magos · ELPAÍS.com

Una caprichosa carta a los Reyes Magos

MARCEL CODERCH 27/07/2008

En los últimos cuatro años, la energía nuclear ha captado sólo el 1,5% del crecimiento del mercado mundial de generación eléctrica. En 2007, la producción nuclear mundial disminuyó un 1,9% en términos absolutos y la española un 8,3%, representando globalmente tan sólo el 2,5% de la energía final consumida (menos que las centrales hidroeléctricas). Antes de 2025 habrá que clausurar más de la mitad del actual parque nuclear mundial por haber superado su vida útil. En ausencia de un importante programa de nuevas construcciones, la energía nuclear va a quedar pronto reducida a una tecnología marginal; algo probable ya que no parece que el tan cacareado renacimiento nuclear vaya camino de hacerse realidad.

Según John Rowe, presidente del Nuclear Energy Institute, "el renacimiento nuclear se desarrollará lentamente quizás con cuatro y ocho centrales a partir de 2016. Si estos primeros proyectos cumplen con sus calendarios y presupuestos, podríamos luego iniciar una segunda ola de construcciones"; pero "los costes asustan, ningún vendedor está ofreciendo presupuestos cerrados y las estimaciones se incrementan sin cesar", y "nada enfriaría más el renacimiento nuclear que encontrarnos, después de 18 meses de haber iniciado una construcción, con 18 meses de retraso", como ha ocurrido en Finlandia. Por ello aconseja no dejarse llevar "por el entusiasmo de las notas de prensa" y advierte: "No vamos a construir nuevas centrales nucleares sin el aval financiero del Gobierno federal de EE UU".

Este baño de realismo que nos ofrece John Rowe contrasta con la caprichosa carta a los Reyes Magos del Foro Nuclear español, que plantea la construcción de 11 reactores, empezando el año próximo y hasta 2030; por mucho que, según el propio Foro, Unesa diga que "no ven huecos claros antes de 2020-2022" debido a los planes gasísticos de las eléctricas. Pretenden, además, que nos metamos en unas descomunales inversiones, garantizadas por el Estado, sin tener la más mínima idea del coste que tendría la electricidad producida ya que, según dicen, "la competitividad de la generación nuclear dependerá en el futuro de muchas variables de difícil determinación". Como bien dice Juan Manuel Eguiagaray, ex ministro de Industria y Energía, eso fue lo que ocurrió en los años ochenta, cuando "hubo que rescatar financieramente a las empresas eléctricas españolas que se habían embarcado en un proceso de inversión faraónico, la construcción de más grupos nucleares de los razonablemente necesarios; lo que llevó, por razones mucho más financieras que de cualquier otro tipo a la llamada moratoria nuclear. Los costes de paralización de proyectos de construcción en curso, así como el saneamiento financiero de las empresas, recayeron sobre los consumidores durante largos años mediante recargos en el recibo de la luz".

Un poco de seriedad, señores del Foro Nuclear, que los ciudadanos de este país ya hemos pagado más de 700.000 millones de las antiguas pesetas durante los últimos 25 años, y otro tanto por los Costes de Transición a la Competencia, por su carta a los Reyes de los años setenta, y no queremos repetir esta carísima experiencia. Si la tecnología nuclear no es competitiva, no pretendan engañarnos con promesas que no pueden cumplir; y si creen que lo es, demuéstrenlo, arriesgando su propio dinero y sin garantías estatales de ningún tipo. Al fin y al cabo eso es lo que dice la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico cuando afirma que "en la generación eléctrica se reconoce el derecho a la libre instalación... y se organiza su funcionamiento bajo el principio de la libre competencia". ¿O es que pretenden volver a un régimen de planificación eléctrica con garantía estatal?.

Marcel Coderch es ingeniero y autor, junto con Núria Almirón, de El espejismo nuclear, Los Libros del Lince.
 

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¿Nucleares? Tal vez, gracias · ELPAÍS.com

¿Nucleares? Tal vez, gracias
Patronal, sindicatos y políticos piden al Gobierno reconsiderar esta opción frente a la crisis


CARLOS GÓMEZ 27/07/2008

"Soy el más antinuclear del Gobierno". El presidente Rodríguez Zapatero hizo gala de tal condición ante un grupo de ecologistas, a los que recibió en el palacio de la Moncloa, cuando la economía española progresaba a velocidad de crucero y el precio del barril de crudo brent era entre un tercio y una cuarta parte su precio actual. Tres años despúes, en medio de una crisis inmobiliaria doméstica y de una crisis crediticia y financiera mundial, que ha disparado la factura de las importaciones energéticas, ha resucitado el déficit público y frenado casi en seco el crecimiento del PIB, ¿sigue siendo el más antinuclear del Gabinete?

Así lo parece a juzgar por lo declarado hace unas semanas en sendas entrevistas en este diario ("Tenemos un compromiso, y es respetar la vida útil de las centrales, salvo necesidades energéticas imperiosas, y no promover nuevos parques nucleares") y en el británico Financial Times ("España no construirá más centrales nucleares, debido a los altos costos y a que nuestro país, proclive a la sequía, no tiene suficiente agua para refrigerar los reactores").

El enroque de Zapatero está impidiendo la apertura de un debate nacional, como el que se está dando en países de todo el mundo y como le han reclamado la patronal CEOE, los dos mayores sindicatos y expertos y personalidades de todas las ideologías, incluso de su propio partido, como el ex presidente Felipe González o el ex ministro de Industria y Energía Claudio Aranzadi, sobre la conveniencia o no de prolongar la vida de las actuales centrales o de construir una nueva.

La escalada en los precios del combustible fósil (petróleo, gas y carbón), la inseguridad en su abastecimiento, puesta de relieve con el corte del suministro de gas ruso a Ucrania, y el coste de los compromisos medioambientales adquiridos en el marco del Protocolo de Kioto y en el seno de la UE para evitar emisiones de CO2 a la atmósfera explican el que haya resurgido el debate sobre el futuro de la energía nuclear en la producción de electricidad, tras décadas en las que no se han autorizado y construido estas centrales. EE UU, Francia, Finlandia, Reino Unido y otros Estados europeos, y también China e India y otros países asiáticos y jovenlandeses, ya han puesto en marcha o han anunciado programas de construcción de centrales nucleares o se están replanteando, como el caso de Italia, su reintroducción. El insuficiente desarrollo de las energías renovables, que es la gran apuesta de futuro en el terreno energético del Gobierno de Zapatero, hace imposible confiarles a corto plazo todo el peso de la sustitución de combustibles fósiles y del incremento adicional esperado de la demanda eléctrica.

A principios de los noventa, el Gobierno socialista de Felipe González renunció al programa nuclear. La moratoria de 1983 se convirtió, por razones puramente económicas, en una renuncia a construir más centrales. Con el barril de crudo brent a 20 dólares y unos tipos de interés al 15%, la energía nuclear no era competitiva con la generación térmica tradicional (de fuel, carbón o gas) ni con las nuevas tecnologías de ciclos combinados de gas. Pero hoy los vientos, con unos tipos de interés del 4,5% en Europa y un precio del barril de brent que ha llegado a rondar los 150 dólares y que muchos analistas e inversores de futuros sitúan dentro de unos meses en 200 y hasta en 300 dólares, han girado e impulsan de nuevo los negocios nucleares.

Sin embargo, las dudas sobre el coste real del kilovatio producido con esta energía, la magnitud de las inversiones requeridas para la construcción de nuevas centrales y la falta de un marco legal que garantice la estabilidad en las condiciones de la licencia y una retribución a sus promotores frena aún la adopción de nuevos programas nucleares en la mayoría de los países europeos.

La situación en España, donde el 85% del consumo energético depende de las importaciones, donde no hay recursos naturales suficientes y donde el sistema eléctrico está poco interconectado con los países vecinos, es delicada y muy vulnerable ante los movimientos del mercado. Sólo en el primer trimestre, y según datos del Banco de España, el déficit comercial se disparó hasta una cifra equivalente al 4,7% del PIB debido sobre todo al saldo negativo de la balanza energética.

"Hay que volver a replantearse la energía nuclear. No se puede decir 'no' a la nuclear pero comprarla 100 kilómetros más allá", decía recientemente con cierta ironía Felipe González.

"Las centrales nucleares francesas están demasiado próximas como para que no nos afecte cualquier fuga o accidente que se produzca en las mismas y, además, al comprar e importar sus kilovatios, estamos financiando desde España una parte de sus nuevos reactores. Un mal negocio", concluye otro experto.

Además, y por si fuera poco, las emisiones de gases de efecto invernadero volvieron a crecer el pasado año. Lo hicieron un 1,8% respecto a 2006, lo que confirma el alejamiento de España de los objetivos que asumió al adherirse al Protocolo de Kioto, según Comisiones Obreras y la edición española de la revista World Watch. Según los datos de estas organizaciones, las cantidades de dióxido de carbono liberadas a la atmósfera han crecido un 52,3% respecto a 1990, año en el que se firmó el Protocolo de Kioto, que fija como límite para ese incremento el del 15%. Este "desbordamiento" de las cifras va a costar a España entre 3.500 y 4.000 millones de euros, según Fernando Rodrigo, coordinador del área de Medio Ambiente del sindicato citado.

En España existen hoy siete asentamientos y nueve reactores nucleares. De ellos, seis fueron puestos en marcha durante el Gobierno socialista de Felipe González, aunque las decisiones sobre su construcción fueron tomadas por Gobiernos anteriores. Hace dos años se cerró la central de Zorita, y el año que viene tiene que cesar sus actividades, por agotamiento de la vida útil (normalmente, 40 años) Santa María de Garoña, aunque la prolongación de su vida útil, como están haciendo otros países con sus parques nucleares, es una de las alternativas posibles ante la situación actual.

Esta opción, la prolongación de la vida útil de los actuales reactores, es la preferida por las eléctricas españolas dado que sus instalaciones están muy amortizadas y prácticamente todo lo generado serían ganancias para ellas.

"Dado que los costes operativos medios de las centrales nucleares en operación representan entre un tercio y un cuarto de los costes totales medios estimados de una nueva central de generación de cualquier tecnología, el atractivo económico del alargamiento de la vida de las centrales parece claro, ya que no es probable que el coste incremental de las inversiones eventualmente exigidas por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) sea de una cuantía suficiente para colmar ese gap. Esto explica que la mayoría de las centrales en operación en EE UU hayan solicitado y obtenido una extensión de su licencia de funcionamiento en 20 años, ampliando así su vida hasta los 60 años", señalaba hace unas semanas el ingeniero, economista y ex ministro socialista de Industria y Energía Claudio Aranzadi.

"Esta prolongación", agregaba, "en un parque de generación muy equilibrado como el español (en donde la generación nuclear representa del orden del 20% del total de producción) permitiría, además, preservar la continuidad a medio plazo de la contribución de la generación eléctrica nuclear a la diversificación energética y a la limitación de emisiones de CO2, independientemente de la decisión de las empresas eléctricas relativa a eventuales inversiones en nuevas plantas de tercera generación. Por otro lado, se mantendrían los emplazamientos y la capacidad de gestión (con las mejoras exigibles) e ingeniería asociados a la operación de las centrales mientras las empresas y los responsables de la política energética disponen de una información más precisa en que fundamentar sus estrategias a largo plazo en relación con la opción nuclear".

La nuclear, argumentan sus defensores, presenta, entre otras, las siguientes ventajas: contribuye a garantizar el suministro por su funcionamiento ininterrumpido en ciclos de hasta 24 meses; contribuye a controlar el efecto invernadero, ya que no emite CO2; consume un combustible abundante y que presenta una logística de aprovisionamiento diversificada y fiable; presenta costes de producción estables y predecibles; dispone para su operación, mantenimiento y soporte técnico de unos equipos humanos muy cualificados, y presenta todas las garantías de seguridad con la supervisión de un órgano independiente que sólo rinde cuentas al Parlamento en el caso español.

Al margen de que algunas de estas "ventajas" son discutibles en opinión de instituciones y sectores críticos con la energía nuclear, como la seguridad tras los recientes incidentes en las centrales españolas de Ascó y Cofrentes y las fugas registradas en varias instalaciones en Francia (el Gobierno de Sarkozy, paladín mundial de estas energías, se ha comprometido en los últimos días a revisar la seguridad de todas y cada una de ellas, 58 reactores y 19 complejos nucleares), defensores y detractores coinciden en que estas centrales requieren una gran inversión inicial en capital cuya recuperación exige de largos periodos de tiempo con un entorno regulatorio estable.

Pese a su defensa de esta energía, y a que no hay impedimento legal hoy en España para tramitar una solicitud de licencia para una nueva nuclear, ninguna eléctrica se lo plantea. Es imposible abordar un proyecto complicado y oneroso como el relanzamiento de nuevas nucleares, señalan operadores y expertos, sin que se establezca previamente un marco político y un cierto consenso social que ofrezca garantías a las empresas y a sus financiadores de que no va a haber cambios regulatorios que desbaraten las condiciones inicialmente previstas para unas inversiones a muy largo plazo.

Es condición necesaria pero no suficiente, dicen los expertos. Las eléctricas van a exigir también para afrontar esas inversiones que se les asegure previamente un reconocimiento de las mismas y una retribución suficiente y estable en el tiempo al dinero y esfuerzos a comprometer.

Según datos de una de las primeras eléctricas españolas, "el coste de producción con las distintas tecnologías revela el menor coste variable de la nuclear, pero también hay que tener en cuenta la inversión de 3.500 millones de euros que es necesaria para poner en marcha una central de este tipo. En concreto, la estimación del precio que debería pagarse en el mercado para recuperar la inversión (incluida una rentabilidad del capital del 8%) oscilaría entre 67 y 70 euros megavatio por hora, suponiendo un funcionamiento de 8.000 horas anuales. Implica una inversión de 2.800 euros por kilovatio, en última instancia, considerando vida útil para la central de 60 años".

Las cifras son más ilustrativas si se comparan con el coste de producción del megavatio generado con carbón y con tecnología eólica que, con un promedio de 4.000 y 2.100 horas de funcionamiento al año respectivamente, le sale a esta eléctrica en ambos casos a 102 euros. A 85 le cuesta el megavatio hidráulico (2.000 horas de actividad) y a 399 euros el megavatio solar-fotovoltaico (1.590 horas de funcionamiento).

Cifras que difieren con las proporcionadas por la patronal eléctrica Unesa, referidas al parque de generación español. Atribuye para el megavatio hora un coste promedio de 52,5 a 55 euros en las centrales de carbón; de 52 a 65 euros para los producidos con gas en ciclos combinados; de 70 a 72 euros para los generados con aerogeneradores; de 45 a 60 euros los de origen hidráulico; y en torno a 35 euros los generados por las actuales centrales nucleares.

La discrepancia entre estimaciones del coste real del megavatio ha provocado incluso enfrentamientos recientes entre Iberdrola y la Comisión Nacional de la Energía tras asegurar el organismo regulador, en un informe sobre costes y precios de la producción nuclear e hidráulica, que las eléctricas van a recibir este año beneficios extras de 4.400 millones de euros. El cálculo de los llamados beneficios llovidos del cielo (windfall profit) que el modelo de mercado mayorista proporciona a la producción hidráulica y nuclear está detrás del enfado de la eléctrica vasca que asegura que esos datos son falsos, que hacen que la opinión pública se ponga en contra de estas empresas y que a la postre influye en las tarifas. La CNE replica que sus estimaciones concuerdan con los datos de Unesa.

La CNE critica "la brecha" que hay entre los precios y los costes de la electricidad, lo que determina que tecnologías con apenas costes variables (nuclear y, sobre todo, el agua) cobren el megavatio al mismo precio que las más caras, el carbón y el gas.

El peso del coste del combustible en el coste de generación nuclear está en torno al 15% (40% para la generación con carbón y 75% para la de gas), por lo que la escalada en el precio de los combustibles le afecta en menor medida. "En mercados eléctricos competitivos, además, con precios del gas y del carbón al alza, las rentas inframarginales de las plantas nucleares se incrementan, mejorando su rentabilidad. El riesgo para la alternativa nuclear sería, más bien, que estos precios bajasen a medio y largo plazo. Además, los potenciales inversores en centrales nucleares de tercera generación (que enfrentan, a corto plazo, los riesgos de sobrecoste e incumplimiento de plazos de los primeros proyectos de inversión en reactores de nuevo tipo) pueden recurrir a mecanismos de cobertura del riesgo de mercado (contratos de suministro de energía eléctrica a muy largo plazo) y del riesgo de construcción (desplazamiento de este riesgo al vender) en línea con la vía seguida en la inversión del reactor Olkiluoto 3 (Finlandia)", explica Aranzadi.

La financiación, señalan eléctricas y fabricantes de equipos, no es un impedimento para abordar la construcción de nuevas centrales pese a la crisis financiera internacional. El mayor impedimento, reiteran, es la falta de consenso social y de un marco político estable para esta opción energética.

Expertos del sector coinciden en parte con estos argumentos, pero añaden que en un marco liberalizado a las empresas les resulta más fácil ajustar su oferta a precios altos o bajos del mercado con centrales de ciclo combinado que con nucleares. Y que a las eléctricas les sería muy difícil encontrar hoy financiación para los reactores. Las entidades no van a querer intermediar en estos proyectos salvo que haya garantías públicas. La nuclear es una tecnología de riesgo, agregan, que no tiene solucionado el tema de los residuos ni se conoce cuánto puede costar realmente su gestión.

La financiación de la construcción de una nuclear, agregan, está sometida a riesgos mayores que los de una central de gas y por eso va a resultar más cara. También va a ser más sensible al movimiento de los tipos de interés. Cada 100 puntos básicos de interés puede suponer una variación en la financiación de 2,4 euros por megavatio hora, estiman los expertos, considerando una vida útil de 40 años para la central.

Los críticos insisten en que no es oro todo lo que reluce en las supuestas ventajas competitivas. "La nuclear está muy subvencionada. Muchos de los costes en los que incurre se vierten sobre el consumidor de la electricidad sin que eso se refleje de forma clara en el precio del kilovatio hora". La internalización de esos costes, gestión de residuos radiactivos y desmantelamiento de las centrales tras finalizar su vida útil, entre otros, "puede incrementar hasta en un 50% el coste del kilovatio".

En cualquier caso, coinciden buena parte de defensores y críticos, cumplir los compromisos de Kioto es casi imposible, sin energía de fisión y, como ha dicho el comisario europeo para Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, que se confiesa poco partidario de estas centrales, será necesario "reabrir y profundizar en el debate sobre energía nuclear, y no hacerlo con los parámetros de 1982 [año en que el PSOE accedió al Gobierno por primera vez tras el franquismo]

". -
Datos y cifras para un debate

- La generación nuclear tiene altos costes de inversión pero bajos costes de operación, lo que supone que el alargamiento de la vida operativa de las actuales centrales sea desde el punto de vista económico una alternativa mejor que la de construir centrales de gas o carbón. -

E La cantidad de energía eléctrica que se generaría en 20 años más de funcionamiento, sobre los 40 previstos, de las actuales nucleares españolas alcanzaría los 120.000 gigavatios, cifra que equivale a cinco años de consumo eléctrico en España.

- El coste de las nuevas centrales nucleares está muy condicionado por la escala (número de reactores similares construidos) y por la estandarización del programa que se pretenda llevar a cabo. -

E Las 40 empresas integradas en la Asociación de Grandes Consumidores de Energía (AEGE), que agrupa a cementeras como Cemex, siderúrgicas como Arcelor o químicas como Solvay, ofrecieron en septiembre de 2007 al Gobierno su participación en la construcción de una nueva planta nuclear.

- Un factor decisivo de la competitividad de la energía nuclear en un sector eléctrico liberalizado es, según los expertos, el criterio de distribución del riesgo regulatorio entre empresas, consumidores y contribuyentes, ya que en el prolongado periodo de vida de una central nuclear la probabilidad de cambios regulatorios con repercusión en los costes es elevada.

- Uno de los problemas no resueltos en esta energía es el de los residuos radiactivos. En España, los de media y baja actividad están almacenados en El Cabril. Los de alta actividad permanecen en piscinas en las centrales. Enresa, la empresa pública a quien se confía su gestión, proyecta para 2011 un gran almacén. Países de toda Europa buscan almacenamientos subterráneos.

- Otro factor a considerar son los costes de desmantelamiento. En España, por ejemplo, desmantelar Zorita costará cuando concluya cerca de 170 millones de euros y Vandellós I se ha tragado ya desde 1990 unos 600 millones.

- Los propietarios de las centrales destinan 200 millones de euros anuales a su conservación y mantenimiento.
 

madroño

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yo apuesto porque el chikilicuatre nos la mete con la nuclkear
Seguramente, tarde ó temprano, nos la meten, el ZP, otro que le sustituya ó Rajoy.

Pero lo que no entiendo es que si es tan supuestamente rentable,¿porque necesita subvencionarse la nuclear?.:D
 

chaide

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este articulo es un ejemplo mas de la patetica intoxicacion informativa del periodico oficila del PSOE, cuando habla de q la energia nuclear es cara por q es necesario amortizar el precio de las centrales es un argumento ridiculo ¿q pasa q no hay q amortizar las centrales termicas o eolicas acaso? y una nueva autovia cuanto se tarda en amortizar? pueden comprar suelo a promotores privados y emplear 60 mil millones de euros en 3 años en ayudar al moribundo sector de la construccion construyendo nuevas carreteras donde ya existe otra pero no pueden gastarse mucho menos en no hacernos dependientes de la energia extranjera? con estos hezs q nos gobiernan y sus perros rastreros q les lamen el trastero en los medios de comunicacion estamos apañados, estad tranquilos amigos "ecologistas" q el gobierno no nos mete en lo nuclear...por desgracia

pd: aunqe quiza tengan razon monarquiaas bananeras como la nuestra con tantas centrales nucleares es un peligro mundial. acabaremos como en chernobil o alguien vendiendo uranio enriquecido a al qaida a cambio de un apartamento con vistas a la playa.
 
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alb.

Madmaxista
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Si he visto las cifras de los "costes de producion" y me ha costado un rato entender de donde salían. Los datos no son falsos, son engañosos y las conclusiones a las que llega son completamente mentira. (un claro ejemplo de manipulación)

En contra de lo que indican, no son costes de producción, son los precios promedio de venta al por mayor de la energía.

Los costes de producción viene determinado por los costes de las instalaciones, personal, combustible etc de cada tecnologia. Evidentemente interesan que sean lo mas bajos posibles.

Para entender que son los precios promedios de venta al por mayor, hay que conocer como el sistema de regulación eléctrico español. Cada hora se realiza una subasta, en primer lugar se estima cual va a ser la demanda durante esa hora, Luego cada productor oferta su electricidad(indicando cantidad ofertada y precio). Se compra electricidad empezando por la oferta mas barata hasta completar la demanda. TODA la electricidad se paga al precio del ultimo productor necesario para completar la demanda, independientemente del precio de la oferta.

En este caso, es POSITIVO un mayor precio de la electricidad. Ya que eso implica que esta energia esta disponible en los momentos que mas se necesita.

La energia nuclear tiene el precio mas bajo, por que es produccion base. Esta produciendo constantemente, tanto cuando hay mucha demanda( por tanto cara) como cuando la demanda cae(barata). No se puede regular.

Sin embargo la hidráulica(con costes de producción mucho mas bajos), se puede regular. Cuando la demanda es baja, se puede cerrar las compuertas y ahorrar el agua para cuando la demanda sea mayor. Por eso se paga mas cara.

En el caso de las renovables, hay sumado al precio de venta, las primas. Lo cual es completamente absurdo ya que entonces los datos no son comparables con los otros.

Todo esto refleja que quien ha escrito este articulo, lo único que buscaba era unos datos que defendiera la postura de que la energía nuclear es mas barata y para ello no ha dudado en torcer y malinterpretar conceptos.
 

segundaresidencia

Madmaxista
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jorobar,acabo de leer el articulo,y no veas como aportan detos confusos,no me creo que la eolica cueste lo que dicen, ni que la hidraulica sea mas cara,jajaja
nos estan preparando para una maniobra espectacular el año que viene,nos prepara para la renovacion de la "garrofa",nos cuentan que es mas barata que la eolica, se me saltan las lagrimas de leer eso,pero bueno,si 11 millones de idiotas le votaron en marzo
¿porque no va a porder extender el mantra de que la nuclear es la mejor??
cientos de idiotas le creerian, aun me acuerdo de staring cuando nos ilustraba diciendo que conocia a uno que despachaba con chikilicuatre,y nos decia que era un tipo que sabia lo que hacia............

en fin , tenemos lo que nos merecemos, por cierto,si no renueva la "garrofa",da igual le compramos energia nuclear a francia,que como esta en su territorio,no nos pasaria nada en caso de fuga, su uranio utilizado es politicamente correcto(ironic off)
 

Kaprak63

Madmaxista
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jorobar,acabo de leer el articulo,y no veas como aportan detos confusos,no me creo que la eolica cueste lo que dicen, ni que la hidraulica sea mas cara,jajaja
nos estan preparando para una maniobra espectacular el año que viene,nos prepara para la renovacion de la "garrofa",nos cuentan que es mas barata que la eolica, se me saltan las lagrimas de leer eso,pero bueno,si 11 millones de idiotas le votaron en marzo
¿porque no va a porder extender el mantra de que la nuclear es la mejor??
cientos de idiotas le creerian, aun me acuerdo de staring cuando nos ilustraba diciendo que conocia a uno que despachaba con chikilicuatre,y nos decia que era un tipo que sabia lo que hacia............

en fin , tenemos lo que nos merecemos, por cierto,si no renueva la "garrofa",da igual le compramos energia nuclear a francia,que como esta en su territorio,no nos pasaria nada en caso de fuga, su uranio utilizado es politicamente correcto(ironic off)
Me temo que va a ser así

Iberdrola se alía a Scottish & Southern para construir nucleares en Reino Unido

Publicado el 20-01-2009 , por R. Casado. Londres

La eléctrica española forma una sociedad con su rival escocés para pujar por emplazamientos donde instalar nuevos reactores.



Iberdrola ha dado un nuevo paso en su intención de contar con centrales nucleares en Reino Unido, al presentar una oferta para comprar emplazamientos habilitados para la instalación de nuevos reactores. El grupo español ha formalizado su propuesta a través de una sociedad conjunta con Scottish & Southern Energy (SSE).

Esta empresa es el principal competidor de Scottish Power, la filial británica de Iberdrola. Pese a esa rivalidad, ambos grupos han unido sus fuerzas para hacer frente a las elevadas inversiones que requiere la construcción de nuevas centrales nucleares. Iberdrola está dispuesta a incorporar más socios en este proyecto.

La oferta ha sido presentada ante la Autoridad Nuclear británica, que ayer cerró el plazo para la formulación de propuestas no vinculantes para adquirir cuatro terrenos en los que se podrán construir nuevas nucleares, dentro del plan del Gobierno de Reino Unido para relanzar esta industria.

Los emplazamientos están ubicados junto a centrales nucleares en funcionamiento, y pertenecen al Gobierno británico y a Electricité de France (EDF). Esta empresa ha aceptado desprenderse de algunas localizaciones a cambio del permiso para la adquisición de British Energy, empresa que posee ocho reactores atómicos en Reino Unido.

Adquirir un sitio adecuado es clave para instalar una nuclear, ya que es muy difícil obtener autorizaciones para construir plantas en zonas donde no existe ya un reactor en funcionamiento.

Además de Iberdrola, otras empresas que pujan por los emplazamientos son los grupos alemanes E.ON y RWE (que van en consorcio), la empresa francesa Suez y la sueca Vattenfall.

Además del pago por los terrenos, los compradores deben invertir alrededor de 3.000 millones de libras (3.300 millones de euros) para levantar cada central nuclear, de unos mil megavatios de potencia.

El Gobierno británico espera que se construyan ocho nuevos reactores en los próximos años. Iberdrola quiere contar con producción eléctrica de origen nuclear para complementar el parque actual de su filial británica Scottish Power, que está basado en plantas térmicas de carbón y gas y en instalaciones de energía renovable.