Es evidente que la Iglesia católica tiene muchos enemigos. Se puede ver en este mismo hilo. Y con "enemigos" no hablo de gente intrínsecamente mala, sino de personas que sienten una verdadera animadversión hacia la Iglesia.
Mi explicación de ese fenómeno es la siguiente:
La Iglesia católica, fundada por Jesucristo, encarna la Verdad inmutable, capaz de llenar y de dar sentido a la vida de cualquier ser humano, y que ni ella misma está autorizada a cambiar. Sólo así, ha podido sobrevivir a la caída y surgimiento de poderosos imperios y civilizaciones, y llegar a todo tipo de culturas, extendiéndose por todo el mundo.
Pero ser depositaria de esa Verdad tiene sus problemas. Para empezar, convierte a la Iglesia en blanco número uno de todos aquellos que defienden "verdades" pasajeras, incompatibles con la Verdad. La Iglesia es un obstáculo en sus experimentos de ingeniería social y en su meta de sustituir a Dios por "dioses" que ellos controlen. Así se entienden fenómenos como la masonería, la leyenda negra, etc.
Por otro lado, enseñar la Verdad coloca a los católicos en una difícil posición: el listón es altísimo y la coherencia entre la fe y la acción diaria es algo difícil de lograr para la mayoría. Por tanto, cualquier pecado o incoherencia de un católico, especialmente si pertenece al clero, es enfatizado y publicitado a diestro y siniestro, buscando descalificar así a la Iglesia y al Evangelio que ésta predica.
Por poner un ejemplo que ilustre esto: Si una persona es hedonista y relativista es difícil atacarle por ser incoherente: hace lo que le da la gana en cada momento buscando exclusivamente su placer particular. Es un camino fácil.
Todo lo contrario cuando alguien aspira a comportarse como un cristiano coherente y cae en el pecado. Nunca faltan personas alrededor dispuestas a poner el dedo en la llaga, recordándole su caída y cuestionando su camino.