krako
Madmaxista
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Eso de Haití es un drama pero el mundo, a veces, hace limpieza. No podemos vivir todos tanto tiempo y sólo los mejores y los que viven en mejores condiciones perduran. El mundo menstrua, como así tiene que ser. No me alegro, de la tragedia de Haití, pero estas cosas pasan y equilibran el planeta. La mayor parte de los que pueden estar en desacuerdo con este tipo de comentarios son pobres pobres que suerte tienen que éstos que están más pobres que ellos, de vez en cuando, un mal viento se los lleva.
Porque si el mundo no menstruara y tuviéramos que repartir la caridad entre todos los pobres del planeta, tarde o temprano todos estos funcionarios, vagos, y obreros que se toman la baja por causa de enfermedades imaginarias, se tendrían que poner a trabajar y los comités de empresa quedarían abolidos por razones de extrema necesidad. Ahora todo el mundo llora con Haití, pero los más solidarios, y los que más lloran, que suelen ser los más inútiles y los más desgraciados, tienen la inmensa suerte que de vez en cuando una tragedia como la presente barre una parte de miseria mundial y los socialdemócratas de nuestra casa vuelven a ser los pobrecitos oficiales, merecedores de toda subvención.
Eso de Haití es una manera uno poco aparatosa -pero una manera, al fin y al cabo- de hacer limpieza en el planeta. Morir es trágico pero vivir en Haití no puede decirse que sea mucho más agradable. Quiero decir que los muertos de estos días tienen, como mínimo, el consuelo de no tener que continuar viviendo en Haití. Si eso hubiera pasado en Europa sí que habría sido un auténtico drama. Quién sabe dónde está Haití. Se puede ser tierno y ser duro. El mundo menstrua y escoge el día, el chorro y el lugar oportuno.
Porque si el mundo no menstruara y tuviéramos que repartir la caridad entre todos los pobres del planeta, tarde o temprano todos estos funcionarios, vagos, y obreros que se toman la baja por causa de enfermedades imaginarias, se tendrían que poner a trabajar y los comités de empresa quedarían abolidos por razones de extrema necesidad. Ahora todo el mundo llora con Haití, pero los más solidarios, y los que más lloran, que suelen ser los más inútiles y los más desgraciados, tienen la inmensa suerte que de vez en cuando una tragedia como la presente barre una parte de miseria mundial y los socialdemócratas de nuestra casa vuelven a ser los pobrecitos oficiales, merecedores de toda subvención.
Eso de Haití es una manera uno poco aparatosa -pero una manera, al fin y al cabo- de hacer limpieza en el planeta. Morir es trágico pero vivir en Haití no puede decirse que sea mucho más agradable. Quiero decir que los muertos de estos días tienen, como mínimo, el consuelo de no tener que continuar viviendo en Haití. Si eso hubiera pasado en Europa sí que habría sido un auténtico drama. Quién sabe dónde está Haití. Se puede ser tierno y ser duro. El mundo menstrua y escoge el día, el chorro y el lugar oportuno.