"que de una maldita vez se acabe". Nunca existió, Don Ramón: si pego a un hombre, nadie cuestionará si lo hice por el hecho de ser un hombre, pero si se lo hago a una mujer entonces sí es porque es mujer. No tiene puñetero sentido.
Discursos vacíos, pueriles, cándidos e infantiles en bocas bobas de hombres y mujeres que se dicen maduros y adultos, por mantener una fachada falsa, de papel cartón, un castillo de naipes blindado a punta de pistola con el beneplácito de la mayoría.
Qué puñetero ardor de estomago de sociedad, 1000 veces peor que la que pintaba Orwell en 1984. Qué puñetero ardor de estomago.