27: Noche de perros - Libertad Digital
Acabada la primera fase de identificación de los fallecidos, y finalizadas las autopsias, José y el resto del equipo trasladaron hasta la sede de la Brigada Provincial de Policía Científica todos los objetos personales de las víctimas, que quedaron cerrados bajo llave en el despacho de uno de los jefes de sección. Eran las 3 de la madrugada de una jornada de trabajo que ya duraba 18 horas, así que, tras dejar los efectos a buen recaudo, todos los miembros del equipo se fueron a dormir. Pero la noche no había aún terminado para José.
En la Brigada
Habíamos dejado al inspector jefe Juan Luis M. V. saliendo del Parque Azorín después de entregar el carrete de su cámara a uno de los tedax que allí se encontraban. Llegó a la sede de la Brigada Provincial de Policía Científica en torno a las 5 ó 5 y media de la mañana.
La noticia del artefacto encontrado en Puente de Vallecas y desactivado en Parque Azorín había corrido como la pólvora. El jefe del turno de noche, ante la sospecha de que pudiera existir alguna otra bomba entre las pertenencias traídas desde IFEMA por el equipo de Policía Científica (y que habían quedado depositadas en un despacho), habló con el jefe de la Brigada, Santano Soria, el cual le indicó que abrieran el despacho y revisaran los bultos uno a uno: "Si no encontráis las llaves del despacho, tirad la puerta abajo", le dijo.
José apenas había conseguido conciliar el sueño cuando recibió una llamada de Juan Luis, en la que le preguntaba por los efectos depositados en aquel despacho. "Son sólo los efectos personales de los cadáveres, que están todos enumerados en las actas correspondientes", le respondió José. "Los hemos recogido nosotros, los hemos revisado, los hemos comprobado y los hemos custodiado en todo instante". A continuación, Juan Luis le hizo a José una pregunta que a éste le pareció extraña: "¿Habéis enviado alguna mochila desde IFEMA a la Comisaría de Puente de Vallecas?". "No", respondió José. "¿Para qué la íbamos a enviar?".
José volvió a la cama, pero al poco rato sonaría el teléfono de nuevo. Esta vez le llamaba, desde la comisaría de Puente de Vallecas, un funcionario policial que se negó a identificarse. "¿Habéis remitido desde el Pabellón 6 de IFEMA a la Comisaría una mochila que contenía una bomba?". José le respondió que por supuesto que no habían remitido nada, y mucho menos una bomba. "No entiendo por qué me haces esa pregunta", dijo, pero su interlocutor no se dignó a darle ninguna explicación.
Finalmente, mientras José retornaba (esta vez sí) a dormir, Juan Luis logró localizar en la Brigada las llaves del despacho y abrieron aquella sala donde se custodiaban los efectos traídos desde IFEMA. Varios tedax subieron desde la planta baja del edificio (ya que tienen su sede en el mismo edificio que la Brigada Provincial de Policía Científica) y revisaron los 25 ó 30 bolsones con efectos allí depositados, sin encontrar nada sospechoso.
A las 8 de la mañana del 12 de marzo, José R. D. volvía a la sede de la Brigada después de un breve sueño. Una vez allí, le preguntó al inspector jefe Juan Luis M. V.: "¿Por qué me llamasteis anoche a preguntar si habíamos enviado algo a la Comisaría de Puente de Vallecas?". "Porque en la Comisaría de Puente de Vallecas –le dijo Juan Luis– se recibió una mochila con una bomba. Y no sabían su procedencia".
¿por qué los bultos de todas las estaciones se enviaron a IFEMA y sólo los de El Pozo acabaron en aquella Comisaría donde luego se encontraría esa mochila número 13 que nadie permitió fotografiar una vez desactivada?
¿Quién depositó realmente la mochila de Vallecas?