“No somos personas con carencias, muchas tenemos hijos, nietos, y somos felices con ellos. Esto no es un sustitutivo de nada, sabemos que no son bebés de verdad, no les damos la berza ni les bañamos, es un objeto lúdico”, apunta. “Reivindicamos el derecho femenino a jugar en todas las etapas de la vida. A las mujeres no se nos educa para el juego, parece que debemos mantener la compostura siempre cuando somos adultas. El hombre puede tirarse la tarde entera jugando a videojuegos y nadie se sorprende. Nosotras nos hemos liberado del `qué dirán´ gracias a los bebés”,