Erich Honecker
era un tipo notablemente bien parecido comparado con Leopoldo alopécico Sotelo.
Una cara de seta como tú dices --yo diría más bien que la de alopécico Sotelo recordaba a la de un besugo en una pescadería-- denota para mí un espíritu de seta, es decir, mediocre y sin imaginación.