Hay que ser hijo de la gran fruta para ir al tercer mundo y no sólo aguantar sin que se te caiga la cara de vergüenza con semejante espectáculo de degradación, indignidad y miseria jovenlandesal/economica/espiritual sino que encima haces como que te lo CREES, simulando que el tipo/tipa que se arrodilla NO lo hace por total desesperación y en un plano de desequilibro absoluto de poder.
Que da repelúsncia, se me revuelven las tripas, les molía a palos. Esto aplica no solamente a esas taradas sino a cualquiera que se va a aprovecharse de unos niveles de desesperación extremos, no solamente en África sino también en Europa o sudeste asiático.