Lo siento, pero nunca llegaremos a saber realmente lo que ha pasado con Bankia, por mucha comisión de investigación que se pida, eso sí, con la boca pequeña. Como tampoco llegaremos a saber nunca lo que ha pasado con el resto de las cajas de ahorro que ahora nos escandalizan con sus cuentas de pérdidas multimillonarias, y nos les digo nada si esas cifras las echamos en pesetas.
En el Partido Popular ha trascendido que una parte quiere que se explique con pelos y señales lo que ha pasa con esta entidad, mientras que los que mandan de verdad dicen que no es el momento de que se aclare nada, que no es bueno para España. En el Partido Socialista pasa lo mismo, sus dirigentes están divididos entre quienes piden transparencia y quienes dicen que tampoco es el momento, que sería malo para España. Es de las pocas cosas en las que parecen coincidir los señores Rajoy y Rubalcaba, para que luego digan que no se entienden. Quieren a España, de eso no hay duda.
Ni a Rajoy ni a Rubalcaba les interesa lo más mínimo que se hable de Bankia, ni siquiera a Cayo Lara. Podrían salir trasquilados ellos y sus respectivos partidos políticos y las instituciones por ellos gobernados hoy y ayer.
Acaso no somos capaces de recordar que en el Consejo de Administración de las cajas fusionadas en Bankia y en el propio Consejo de Bankia y su banco malo BFA se sentaban representantes de sus partidos, de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT que ahora tan callados están (¿por qué?), del Ayuntamiento de Madrid y otros de la región y de la propia Comunidad. ¿Y que hacían allí? ¿Para qué estaban? Eran ellos, y no otros, los que marcaban la política financiera de la entidad. ¿O no?
No seamos ingenuos. Usted y yo sabemos que si nos pasamos un pelín con el fisco nos persiguen casi como delincuentes, nos embargan las cuentas y nadie nos libra de pagar la multa. Por eso somos ciudadanos de a pie, ni directivos ni gestores de cajas de ahorro expolíticos.
¿Podremos alguna vez saber qué ha pasado en el sistema financiero español y especialmente en las cajas de ahorro, esas mismas cajas que han desaparecido ahogadas en pérdidas multimillonarias que afloran por arte de birle birloque de un día a otro según qué auditores les hagan las cuentas? Pues mire usted, no, nunca lo sabremos.
Como tampoco conoceremos nunca las cantidades que en los últimos lustros han concedido en préstamos estas mismas cajas a los partidos políticos y a los sindicatos, y a las empresas de sus consejeros, de sus amigos políticos y de sus familias. Y no, nunca lo sabremos, como tampoco sabremos en base a qué criterios financieros y de buena práctica bancaria se han concedido esos préstamos, quién los ha avalado en su caso o contra qué bienes se han firmado, qué informes técnicos los han autorizado o acaso si se han autorizado por orden directa de presidentes y directores generales de las entidades. No, nunca lo sabremos, son datos que están protegidos, confidenciales. Tampoco sabremos si esos préstamos se han devuelto, a qué interés se han dado y si realmente esos intereses se han abonado. Y cuando han sido perdonados, a quien se los han perdonado. No, lo siento, nunca lo sabremos…
Por eso, y por otras muchas cosas parecidas que se han hecho en las cajas de ahorro, nunca sabremos nada, porque además no interesa, no conviene, no es el momento… y nunca lo será. ¡Es por el bien de España, ya se sabe, pero me pregunto si de verdad alguien piensa en los españoles!
En el Partido Popular ha trascendido que una parte quiere que se explique con pelos y señales lo que ha pasa con esta entidad, mientras que los que mandan de verdad dicen que no es el momento de que se aclare nada, que no es bueno para España. En el Partido Socialista pasa lo mismo, sus dirigentes están divididos entre quienes piden transparencia y quienes dicen que tampoco es el momento, que sería malo para España. Es de las pocas cosas en las que parecen coincidir los señores Rajoy y Rubalcaba, para que luego digan que no se entienden. Quieren a España, de eso no hay duda.
Ni a Rajoy ni a Rubalcaba les interesa lo más mínimo que se hable de Bankia, ni siquiera a Cayo Lara. Podrían salir trasquilados ellos y sus respectivos partidos políticos y las instituciones por ellos gobernados hoy y ayer.
Acaso no somos capaces de recordar que en el Consejo de Administración de las cajas fusionadas en Bankia y en el propio Consejo de Bankia y su banco malo BFA se sentaban representantes de sus partidos, de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT que ahora tan callados están (¿por qué?), del Ayuntamiento de Madrid y otros de la región y de la propia Comunidad. ¿Y que hacían allí? ¿Para qué estaban? Eran ellos, y no otros, los que marcaban la política financiera de la entidad. ¿O no?
No seamos ingenuos. Usted y yo sabemos que si nos pasamos un pelín con el fisco nos persiguen casi como delincuentes, nos embargan las cuentas y nadie nos libra de pagar la multa. Por eso somos ciudadanos de a pie, ni directivos ni gestores de cajas de ahorro expolíticos.
¿Podremos alguna vez saber qué ha pasado en el sistema financiero español y especialmente en las cajas de ahorro, esas mismas cajas que han desaparecido ahogadas en pérdidas multimillonarias que afloran por arte de birle birloque de un día a otro según qué auditores les hagan las cuentas? Pues mire usted, no, nunca lo sabremos.
Como tampoco conoceremos nunca las cantidades que en los últimos lustros han concedido en préstamos estas mismas cajas a los partidos políticos y a los sindicatos, y a las empresas de sus consejeros, de sus amigos políticos y de sus familias. Y no, nunca lo sabremos, como tampoco sabremos en base a qué criterios financieros y de buena práctica bancaria se han concedido esos préstamos, quién los ha avalado en su caso o contra qué bienes se han firmado, qué informes técnicos los han autorizado o acaso si se han autorizado por orden directa de presidentes y directores generales de las entidades. No, nunca lo sabremos, son datos que están protegidos, confidenciales. Tampoco sabremos si esos préstamos se han devuelto, a qué interés se han dado y si realmente esos intereses se han abonado. Y cuando han sido perdonados, a quien se los han perdonado. No, lo siento, nunca lo sabremos…
Por eso, y por otras muchas cosas parecidas que se han hecho en las cajas de ahorro, nunca sabremos nada, porque además no interesa, no conviene, no es el momento… y nunca lo será. ¡Es por el bien de España, ya se sabe, pero me pregunto si de verdad alguien piensa en los españoles!