Nobleza peneuvista: la red de espionaje del PNV al servicio d la CIA en Iberoamérica. Casos Galíndez y lendakari Aguirre

M. Priede

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A su llegada a Santo Domingo, en el otoño de 1939, Galíndez creó su propia red de informadores dentro del Ejército dominicano al amparo de la Grenada Company, una subsidiaria de la United Fruit probablemente controlada por el FBI y la Inteligencia militar norteamericana, con el objeto de procurar información sobre los dominicanos y sobre los latinoamericanos en general, así como sobre los españoles refugiados en la república caribeña. Galíndez espió a sus compatriotas, afirma Ulasewicz, para determinar las simpatías pro-comunistas y pro-nazis en América Latina. Cuando se estableció en New York, en 1946, informó al FBI sobre las actividades de los elementos presuntamente comunistas de la comunidad hispana de la ciudad, así como sobre ciudadanos norteamericanos simpatizantes con el comunismo pertenecientes al Committee for Latin American Unity o a la Veterans of the Abraham Lincoln Brigade. El último de sus informes escritos lleva por fecha el 9 de marzo de 1956, tres días antes de su desaparición. Para Ulasewicz, Galíndez desempeñaba un "intelligence role" y su desaparición estaba conectada con una "intelligence operation"

Si parece comprobado que Galíndez y el Partido Nacionalista Vasco colaboraron activamente con el FBI y otras agencias de espionaje y contra-espionaje norteamericanas en toda América, particularmente en la denuncia de las actividades de los comunistas españoles y latinoamericanos, no es disparatado plantear la hipótesis de que el propio Galíndez informara al FBI de Hoover sobre la militancia comunista de Gustavo Durán durante la Guerra Civil, así como de su posible pertenencia a la red del espionaje soviético, asunto este último sobre el que seguramente Krivinsky (y quizá también Orlov, aunque el FBI no lo ha reconocido explícitamente) había proporcionado pruebas más concluyentes a las autoridades norteamericanas. Toda esta información, plausiblemente, fue transmitida por el FBI a Joseph McCarthy, y éste denunciaría a Durán ante el Comité de Actividades Antiamericanas. En este caso, es imaginable que la desaparición y presunta ejecución de Galíndez por esbirros de Trujillo pudiera haber recibido el soporte del KGB, ante la pasividad ignorante de la propia CIA. En efecto, ésta, aparentemente, desconocía o despreciaba las relaciones especiales y subterráneas que el dictador dominicano mantenía con la Unión Soviética y con los grupos guerrilleros –incluidos los castristas- que conspiraban y se entrenaban en territorio dominicano para el derrocamiento de Batista. Galíndez, según esta hipótesis, habría alertado al FBI de las conexiones de Fidel Castro con la Unión Soviética y con Trujillo, además de denunciar a Gustavo Durán ante el comité de McCarthy. El presunto asesinato de Galíndez con la colaboración o participación de agentes del KGB, como anteriormente en el de Krivinsky, premeditadamente quedaría envuelto en un nebuloso misterio.


Manuel Pastor - Galndez 'versus' Durn. Espas espaoles en la Guerra Fra - La Ilustracin Liberal - Revista espaola y americana

En cuanto a Aguirre, antes de trabajar para la CIA lo intentó con los nazis. Esta es un página de un medio abertzale, donde se reseña un libro de Díaz Herrera que recomiendo:

Aguirre contaba con un informe del Euskadi Buru Batzar (máximo órgano del PNV) en el que se afirmaba lo siguiente: «Creemos en el talento político del Führer, en su sagacidad, en su alto espíritu de comprensión y esperamos que en el nuevo orden a establecer en Europa y particularmente en España, el problema vasco será tenido en cuenta».

El PNV estaba convencido de que Hitler vería con «simpatía» su causa porque «el problema vasco está íntimamente ligado al problema racial alemán». Aunque no consiguió entrevistarse con Hitler, Aguirre dejó en su propio diario personal perlas como ésta, escrita el 21 de febrero de 1941 tras leer La Alemania de Hitler, una obra de propaganda nancy: «En el campo social se ha realizado una gran obra. Parece una copia de lo que hicieron y algún día harán mis compañeros... Cómo se equivocan los que juzgan la obra de Hitler».


Indymedia Euskal Herria | La CIA y el PNV

****MÁS. Como es una página del gremio abertzale, quizás la hagan desaparecer. La pongo íntegra:

LOS ESPÍAS VASCOS QUE OPERARON EN LA ARGENTINA
La publicación de papeles secretos de los nacionalistas vascos permite ahora reconstruir la bizarra historia de la red de espionaje que operó en Argentina al servicio de Washington durante la guerra europea.

CLARÍN 19-1-2.003

Las aventuras de espionaje del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en los años de la Segunda Guerra Mundial revelan una alta dosis de ingenuidad política. La inexperiencia, unida a la sobrevaluación que los vascos hacían de su propio papel en la historia de Europa, los comprometió en episodios que no pudieron controlar. Finalmente, los mejores cuadros de los Servicios Vascos, como denominaron a su red de espías, terminaron a las órdenes de la CIA que, por su parte, también traicionó al más incondicional de todos los agentes vascos, Jesús de Galíndez, y lo dejó en las manos del dictador dominicano Rafael Trujillo, quien lo hizo asesinar.

El PNV se encontró en una posición incómoda desde el mismo comienzo de la Guerra Civil Española.

Católicos a ultranza y anticomunistas fueron bombardeados sin piedad por la aviación de Francisco Franco y sus líderes religiosos perdieron la vida ante los pelotones de fusilamiento, tan católicos y anticomunistas como ellos mismos.

La formación del espionaje vasco, según el historiador Ludger Mees, fue impulsada por la necesidad de "compensar la insignificancia de los vascos en el marco de la política internacional, en el cual se trataba de conseguir la confianza y simpatía de los Aliados para vencer a Hitler y después a Franco".

Al principio los vascos se establecieron en París, pero al poco tiempo los alemanes ocuparon la ciudad y se apoderaron de sus archivos. Casi todos los miembros de la red dentro de España cayeron presos en los días posteriores, ya que los nazis entregaron a Franco la documentación capturada a los vascos.

A partir de ese momento, los dirigentes del PNV se refugiaron en las colonias vascas de América latina y buscaron el respaldo logístico y económico de Estados Unidos y Gran Bretaña.

En Argentina se produjo una movilización de la comunidad para favorecer la radicación de los fugitivos vascos, tanto de los que procuraban salir de España como de los que se habían establecido momentáneamente en Francia antes de que fuera ocupada por el ejército nancy. El presidente Roberto Ortiz, un descendiente de vascos, reconoció ya en 1940 a un comité de personalidades argentinas y españolas como intermediario para la rápida entrada de los que emigraban de Europa, con la garantía de que no tuvieran antecedentes comunistas.

La avalancha de vascos hacia el puerto de Buenos Aires dio lugar a urgentes necesidades económicas que los centros regionales no estaban en condiciones de asumir de un día para otro. A comienzos de 1941, el respetable empresario vasco Ignacio Burundarena lanzó un llamado "a 100 vascos o sus descendientes para que aporten una cuota de 50 pesos mensuales durante un año". A pesar del entusiasmo de los primeros momentos, los resultados económicos de la colecta no fueron los esperados.

En esa situación humanitaria y financiera tan crítica se concretaron las alianzas de inteligencia de los vascos con los servicios secretos británicos y norteamericanos.

En 1946, los agentes vascos recibían toneladas de explosivos de sus contactos norteamericanos para cometer actos de terrorismo dentro de España. La hipótesis de los vascos según la cual primero caería Hitler y después Franco, entretanto, tocaba su fin.

Comenzaba una nueva etapa y el hombre de los Estados Unidos cerca de los vascos fijó las nuevas reglas de juego. "La única condición que el agente norteamericano puso fue que no hubiera ninguna interferencia de los comunistas", dice un informe confidencial de entonces.

La colaboración con la CIA dividió a los líderes vascos, sobre todo a partir del momento en que "el comportamiento de los norteamericanos, que buscaban cada vez más descaradamente en Franco a un nuevo aliado anticomunista, acabó definitivamente con un largo sueño de los nacionalistas vascos".

Uno de los fundadores de la red, José María Lasarte, que residía en forma permanente en Buenos Aires y que había impulsado la colaboración con la CIA, terminó apartándose de la política aunque mantuvo en el plano personal su relación con el más importante de los agentes vascos al servicio de la inteligencia norteamericana. Éste, el profesor de la Universidad de Columbia e historiador Jesús de Galíndez, terminó secuestrado y asesinado en Nueva York por orden del dictador dominicano Trujillo, a quien había servido como propagandista.

Lasarte dejó testimonios escritos de su malestar por la dirección política que tomaba el trabajo que realizaban los espías vascos en Buenos Aires. En un informe del consejero legal de la Embajada de los Estados Unidos en Argentina, Francis E. Crosby, dirigido a la oficina central del FBI, el diplomático deja constancia de la protesta de Lasarte ante su pedido de que "les entregara una lista completa de sus contactos y fuentes de información, así como los detalles del funcionamiento de su organización, alegando su temor a que esta información cayera en manos equivocadas, como había ocurrido una vez en Francia, con resultados desastrosos". Lasarte le entregó a Crosby una copia de una carta que le había enviado al presidente de los nacionalistas vascos, José Antonio Agirre, acompañada con un informe general de la labor cumplida en la Argentina. De paso, Lasarte le hizo saber a Crosby su disgusto por la reducción del subsidio de 2.000 dólares a solamente 1.500, que la organización recibía del presupuesto de inteligencia de los Estados Unidos.

Para Lasarte, los espías norteamericanos habían confundido el papel que jugaban los vascos. La red "no es un grupo de individuos agentes suyos, sino el servicio de información de una organización patriótica que trabaja creyendo servir a una causa común de la libertad", escribió amargamente. Y sobre la cuestión del dinero, agregó que "el aspecto económico no puede preocupar a los amigos, para quienes el volumen de su presupuesto tengo la seguridad de que es una verdadera insignificancia".

Lasarte había construido en Buenos Aires una red también con los nacionalistas gallegos y catalanes y administraba el flujo de informaciones antes de transferirlas a los contactos de la CIA. Sin embargo, uno de los operadores de la red descubrió que los activistas comunistas de una gran fábrica de Bilbao fueron detenidos porque los norteamericanos habían pasado a la policía franquista los datos contenidos en un informe preparado por los nacionalistas vascos. "El Partido Nacionalista Vasco estaba siendo utilizado por la política exterior de los Estados Unidos y no para la liberación de Euzkadi", afirma el historiador Gregorio Morán.

El rapto de Galíndez y su cruento crimen, en 1956, puso sobre aviso a los vascos: estaban corriendo graves riesgos porque el viraje de Estados Unidos hacia Franco dejaba sus secretos a merced de éste y su policía, que mantenía vínculos técnicos estrechos con gobernantes anticomunistas como Trujillo.

Aunque en los primeros momentos los vascos se resistían a considerar a Galíndez como un agente del espionaje norteamericano, en los años siguientes a su asesinato surgió ese perfil indeseable. En un libro de memorias, titulado "The president's Private Eye" (El ojo del Presidente), el espía norteamericano jubilado Tony Ulasewicz sostiene que Galíndez recibió y distribuyó en América latina entre 1950 y 1956 más de un millón de dólares a miembros de la red de los vascos. Ulasewicz tuvo a su cargo la investigación sobre el misterioso secuestro de Galíndez y llegó a la conclusión de que "era, en realidad, un pagador de agentes de la CIA camuflados dentro de la resistencia vasca que operaba en secreto en América latina".

Clement Driscoll, jefe del FBI en la República Dominicana, envió un informe que, refiriéndose a Galíndez, decía: «Sigue brindando valiosa información sobre todos los refugiados españoles, los comunistas en la República Dominicana..... Es nuestra mejor fuente de información sobre el Partido Comunista de España y sus tentáculos».

En la historia del PNV el destino de los Servicios Vascos en la Argentina se pierde a partir de 1973, por lo menos según los datos del historiador Ludger Mees.

Es posible que los últimos miembros de la red, prácticamente dedicada en esos años exclusivamente a investigar a los comunistas latinoamericanos, se hayan refugiado en la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), cuyo director, el vasco Andoni Astigarraga, había sido uno de los fundadores de los Servicios Vascos en Buenos Aires.


INFORMACIÓN MUY INTERESANTE EXTRAÍDA DE KALEGORRIA ACERCA DE LA SINIESTRA ACTUACIÓN DEL PNV EN ARGENTINA

El PNV edificó en Argentina su principal estructura de inteligencia, directamente abocada a colaborar con la CIA. Y lo que en un primer momento fue una "tarea de recolección de datos sobre elementos fascistas" acabaría convirtiéndose en un trabajo de espionaje e infiltración sobre los movimientos y partidos de izquierda que empezaban a tomar fuerza en Sudamérica. Esa delicada tarea consistió en dar información sobre los pasos de los "elementos subversivos" para que luego los servicios USA se encargaran de "neutralizarlos". Esto, en la historia de América Latina, significa desapariciones y asesinatos políticos.

La escasa información existente sobre los trabajos del Partido Nacionalista Vasco para la CIA sólo llega hasta 1973. Ese año, varios países americanos ya estaban bajo el control de los militares y empezaba una de sus décadas mas sangrientas: miles de desapariciones, asesinatos, torturas y guandoca. Todo ello bajo el auspicio y colaboración de los servicios de inteligencia estadounidenses, los mismos que se habían nutrido de la información proporcionada por el PNV.

El hombre fuerte

En esos años la red de espías vascos estaba abocada exclusivamente a obtener datos sobre los movimientos revolucionarios latinoamericanos. Su principal hombre era entonces Andoni Astigarraga, quien durante la ultima dictadura argentina ingresó en la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), donde ejerció como director hasta principios de los ochenta. La AICA, que continúa en activo, respaldó al Gobierno militar argentino.

Este hombre del PNV y de la CIA ejerció un férreo control de la diáspora vasca en Argentina. Recientemente, el historiador vasco-argentino Mikel Ezkerro reveló datos hasta ahora desconocidos sobre el control que ejercía el "hombre fuerte" de los servicios de inteligencia vascos. "Para Astigarraga, y según la ocasión, yo trabajaba para la SIDE (Secretaría de Informaciones del Estado, organismo de inteligencia argentino), que era una manera de decir también que podía trabajar para la embajada española o para los grupos de izquierda argentinos.

O sea que era a veces fascista y a veces marxista", señaló en una entrevista publicada por el periódico digital "EuskoNews".

En realidad, Astigarraga entendía que Ezkerro -actual presidente de la filial argentina de Eusko Alkartasuna- era una persona "peligrosa" por sus conocimientos sobre la situación política en Euskal Herria y, por tanto, debía permanecer callada. Por ese motivo, y para evitar la propagación de "más Ezkerros", entre 1960 y 1975 impulsó una "consigna del silencio", que provocó que durante esos años la colectividad vasca en Argentina tuviera prohibido debatir sobre los acontecimientos que se registraban en Euskal Herria. Trataba especialmente de controlar la aparición de "heterodoxos" que manejaran información "de las mas diversas fuerzas vascas".

Además de ocupar el principal cargo de AICA, el jefe de los servicios vascos en Argentina también estaba contratado como "personal civil" en la Armada del país. En esa institución militar fue responsable de la edición de un periódico. Desde su cargo, tuvo pleno conocimiento de que entre 1979 y 1983 cerca de una treintena de oficiales del Ejercito español habían recibido instrucciones contrainsurgentes de la Armada argentina. Luego, esos mismos militares montaron los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL).

Documentos que no llegan

Antes de morir, Andoni Astigarraga viajó a Euskal Herria con abundante documentación de los “años duros”, cuando coordinaba los trabajos para la CIA. Esos documentos fueron entregados en Sabin Etxea y parte de ellos pasaron al Archivo Histórico del Nacionalismo Vasco, en Artea. Sin embargo, los materiales que describían la colaboración con los servicios de inteligencia estadounidenses jamás salieron de la sede nacional del PNV. De acuerdo a las informaciones recabadas por kalegorria a través de distintas fuentes, algunos fueron destruidos y otros quedaron escondidos bajo llave en Sabin Etxea.

Sin embargo, otros fondos documentales traídos a Euskal Herria ni siquiera llegaron a Sabin Etxea. Es el caso de la documentación aportada por Pepe Mitxelena, otro de los dirigentes históricos del PNV en el exilio que prestó activa colaboración con los servicios norteamericanos. Si bien Mitxelena hizo llegar diversa documentación a Euskal Herria, su nombre no figura en la lista de cientos de donantes registrada en Artea.

Los documentos “perdidos” detallarían cada uno de los trabajos efectuados para la CIA, señalando a personas con nombres y apellidos. Esta delicada parte del la historia del PNV fue expresamente “borrada” de los centros vascos argentinos para evitar que la diáspora vasca conociera este lado oscuro de la historia jeltzale.


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