Todos los emprendedores exitosos que conozco son personas observadoras e inquietas, muy activas, imaginativas, a las que les gusta enfrentar desafíos y hacer las cosas a su manera. Siempre están 'maquinando', en el buen sentido de la palabra: pensando cómo aumentar la eficiencia de un proceso, cómo obtener mayor rentabilidad de un producto, cómo fidelizar un cliente. Son gente entregada a su trabajo y comprometida con su negocio, que disfruta haciendo y deshaciendo, probando estrategias... no lo pueden evitar, su mente siempre está on fire.
Se desviven por ofrecer la mejor atención, por diferenciarse. En resumidas cuentas, lo que distingue a un emprendedor nato es que le gusta 'complicarse la vida'. Mi frutero dice que la parte que más disfruta de su trabajo (aunque también la más dura) es la de acudir de madrugada al Merca y/o a las subastas de fruta de temporada para ver/seleccionar el género, intentar sacar el mejor precio y de paso alternar con sus colegas de oficio y enterarse de todos los tejemanejes del sector.
En el lado opuesto tenemos al op, que considera una ventaja lo de no tener que calentarse la cabeza negociando con proveedores. El problema es que esa comodidad se paga, igual que la comodidad de tener una empleada para no tener que currar tanto.
Se puede vivir de una frutería, pero habría que estar dispuesto a sacrificar comodidades y él no lo está.