Me pregunto si Pablemos le dijo que la tarjeta era suya o el Asensio insistió en dársela sin saber si lo era.

[naberza]

El Asensio tiene una tarjeta de un móvil en la que aparece el camarada Chepov, azote del lumpen ratero y Mariló Montero.
Cita al vicepresidente del Gobierno y este ¿sale de su alcantarilla para ir a recoger una tarjeta en la que salen fotos suyas? ¿no preguntó que clase de fotos eran? ¿por qué no le enviaron la tarjeta?

Si el camarada le dice que no es suya ¿se la dio como recuerdo?
Es posible que le dijera que conocía al propietario, en cuyo caso ¿sería lícito que se la entregara?
Si uno comete un delito espiando el móvil o el correo de la parienta ¿puede esta gente pasarse la tarjeta de la Dina como su fuera un peli prono del Dinio?
¿Habría un reconocimiento implícito del derecho del macho alfa a velar por la honestidad de sus gallináceas?

 

[Taxis.]

Y al Sr. Asensio ¿quien le facilito la tarjeta?

Estoy seguro que todo partió de alguna rata procedente de la misma cloaca podemita.
En Unidas Pandemias han depurado a mucho personal, y ese fango es hábitat ideal para la gentucilla comunista con aspiraciones de algún cargo en el partido.

 

[naberza]

Sería ponerle los rulos a los rizos de la Dina que fueran los podemitas quienes le robaron la tarjeta para trapichear con ella en las cloacas del Estado que más lee conviniesen.
Tampoco estaría mal que la Dina, cabreada por un maltrato de orden indeterminado, hubiese denunciado el robo y enviado la tarjeta a la prensa.
Lo que me parece menos probable es que el chorizo del móvil hubiese leído la tarjeta para calcular el valor de mercado de su contenido, sobre todo por el riesgo que representaría cobrar en mano. Quien la utilizó lo hizo sin dinero por medio.

 

[naberza]

Gloria Elizo, representante legal de Podemos, no sabía que Pablemos tenía la tarjeta del móvil en su poder cuando amplió la denuncia por su robo.

El Juez que lleva el caso se encontró conque el presidente del partido denunciante le ocultaba que se había apropiado de parte de lo robado y le utilizaba para mantener viva su particular campaña de propaganda.

Una de Morricone: El zorro, el memo y el guarro.

El zorro planifica la campaña que convierte al PP, con exhibición de motivos, en un partido apestado por la corrupción, mientras limpia y da esplendor al PSOE de los ERE andaluces, ataca la independencia judicial y destroza la carrera de Pilar de Lara para limpiar a su camarilla gallega con el candidato a la presidencia de la Xunta que había nombrado Sánchez a la cabeza, y no tiene reparo en paralizar la investigación que debería aclarar quién dio permiso para celebrar el Marisquiño en Vigo y si no era obligado conocedor del deterioro que constaba en los informes del mismo. Se diría que la Jueza no puede molestar al alcalde de Vigo, un Caballero tío del actual candidato socialista a la presidencia de la Xunta.

El memo aporta la imagen y la desvergüenza necesaria para interpretar el papel de monigote del poder, no importa lo que dice ni si se contradice o hace el ridículo por tierra, mar y aire. Toda Europa y media España conoce su brillante discurso, con el el bichito 19 seguro que pasará a la historia del humor oscuro.

El guarro se muestra un enculador vocacional, no cabe duda de que las cloacas son su habitat preferido.
Flota en la hez como todos los zurullos, y es el azote del lumpen ratero y de Mariló Montero. Pero es evidente que, además de madrugar a los que fueron sus antiguos colaboradores, mantiene su capacidad para encular a los actuales y aún le sobra energía para apestar organismos e instituciones que le disgustan. Menos mal que el bichito le ha librado de un montón de esos abuelos que tanto le desesperaban.