Este mujer, se expresa bien, domina el lenguaje; el problema es el contenido: sus argumentaciones son tan endebles, tan anecdóticas, tan poco serias que no es difícil detectar en ella el problema que aqueja a la mayor parte de los cerebros femeninos: mucha empatía (muchas neuronas espejo), mucha facilidad y rapidez en el empleo del lenguaje (una frondosa área de Brocca), pero unos lóbulos prefrontales pequeños y débiles; insisto, y débiles.
Y esa empatía no es real.
Dura mientras ven el aspecto que les sorprende o molesta, que es muy poco tiempo.
Una mujer que hace 30 segundos ha estado impactada por algo o preocupada por una incertidumbre, puede cambiar de estado y empezar a descojonarse si hay otro estímulo de estabilidad o de fuerza.
Aborrecen a los perdedores, a la gente con problemas, a los que fracasan... eso si, luego son ellas las que están todo el santo día quejándose, aunque el sambenito lo llevemos los hombres.
Ejemplo: De vez en cuando visito un bar de tapas de Alcalá. En 20 años que lo conozco, jamás he visto al dueño quejarse. A lo sumo hablaba de fútbol o despotricaba sobre los políticos, pero jamás hablaba de su vida personal.
Hace poco, en enero, tuvo un accidente y se rompió la cadera.
Pues su mujer que lleva ahora el bar, lleva 3 meses quejándose de todo; Que si el pie, que si la espalda, que si los parroquianos, que si nosequé.
Cuando algún parroquiano o cliente se queja de algo o habla de su vida cotidiana ella siempre dice "Lo mío es peor".
Lo de ellas SIEMPRE ES PEOR.
Y luego los quejicas, los débiles, los cotillas y los que no tenemos empatía con nadie, además de ser unos EGOISTAS, somos.. los hombres...
Es que es acojonante.