Venezuela. 26 octubre 2019.
Sin dinero ni acceso a productos básicos, Venezuela vuelve al trueque.
Cambio arroz por jabón en polvo o blanqueador o si tiene aceite le doy un kilo de pasta, la idea es que todos ganemos”, exclama Pablo, un vendedor informal quien deambula por las calles de Caracas.
El hombre, alto y delgado, camina por el oeste y centro de la cuidad ofreciendo canje. “
Me va bien porque intercambio un kilo de arroz por kilo y medio de jabón en polvo y un kilo de azúcar por dos de caraotas (frijoles personas de color). Hago ofertas y la gente negocia conmigo”,
Los comerciantes informales dijeron a
Infobae que los productos que más cambian son el litro de aceite, el arroz, las pastas, latas de atún y el azúcar. Todo en empaques de un kilo. Pablo señala que cuando necesita dinero revende el jabón en polvo o las cremas dentales:
“Me dan unos 80.000 bolívares (4 dólares) por cada bolsa de kilo y medio de detergente”, eso está muy bueno.
Asegura que también negocia con dinero en efectivo, “cuando en Caracas me pagan algo con la combinación de productos y de billetes, yo vendo el efectivo. Si doy Bs. 10.000 (0.5 dólares) cobro 20.000 (1 dólar) mediante transferencia bancaria.
En donde vivo hay pocos bancos y muy pocos billetes así que la gente me compra mi efectivo para pagar los gastos de los autobuses que van a Caracas. Hay otros que compran frutas o verduras que son más baratas si se pagan en efectivo. Todo es un negocio”.
No solo son los
“truequeros”, como se definen los cambistas informales, los que hacen negocios con la comida. En varias ciudades venezolanas hay quien tiene puestos en donde se vende y se permuta mercancía.
“Esto era un negocio medio clandestino hasta hace unos meses pues funcionarios del gobierno decomisaban los productos que intercambiábamos si nos agarraban con las manos en la masa. Los productos de las cajas o bolsas Clap (comités locales de abastecimiento y producción) son importados en su mayoría y se identifican rápido: harina, pasta, arroz, aceite, atún, están empacados de forma distinta a los alimentos que se hacen en Venezuela, por eso teníamos que escondernos para hacer los cambios”.
“los que trabajamos con el truque teníamos que estar de bajo perfil. Para evadir a los policías, los colectivos que cuidan al mercado (grupos de choque chavistas) y a la Guardia Nacional. Ahora es diferente; armamos unas mesitas y ponemos la mercancía justo frente a la entrada principal del mercado. Si me traen bolívares o dólares también vendo los productos, también tengo punto de venta portátil. Mi idea es cambiar mercancía pero hay días de más billetes en la calle”.
Reconoce que ya no son tan perseguidos “porque
el gobierno sabe que la gente hace negocios para poder comprar carne, pollo, cerdo o queso en este mercado en donde el abastecimiento es más o menos bueno pero hay que pagar mucho por un kilo de pollo por ejemplo, unos 41.000 bolívares (2 dólares)”.
Otro truequero dice que “la cuenta es sencillita. Yo cambio un cartón con 30 bemoles por tres productos de los Clap: un kilo de arroz, otro de pasta y otro de azúcar. Al que me da un litro de aceite le paso medio cartón con 15 bemoles. Ese producto está carísimo. El que se hace en Venezuela está en Bs. 51.000 (2,5 dólares) y el que trae Maduro de Turquía en Bs. 41.000 (2,1 dólares).
Si me cae mercancía hecha en Venezuela, también la coloco, la gente quiere comer”.
Sus clientes le piden mucho café en polvo. “Está a precios imposibles y todas las semanas sube. Junto a los productos de limpieza son los más caros”, dice.
Sin dinero ni acceso a productos básicos, Venezuela vuelve al trueque