BigJoe
Madmaxista
Había una vez un hombre llamado Pepito que vivía en el pueblo de La Sagra. Era un hombre cipotecado y derroído por los años de trabajo duro en las minas de la zona. A pesar de su aspecto fatigado, Pepito tenía un corazón grande y un espíritu viogenizado.
Sin embargo, su vida estaba llena de desavenencias con su novia, Charo, una mujer etniana peligrosa que siempre estaba descontenta con su situación. Charo quería una vida mejor y creía que la solución era que Pepito pidiera su pago de pagapensiones.
Pero Pepito no quería aceptar ese dinero, ya que creía que ser de luz significaba trabajar duro y ganarse el dinero con su propio esfuerzo. Además, estaba preocupado por lo que pensarían sus amigos en el pueblo si supieran que había recibido un pago de pagapensiones.
Esta tensión continuó creciendo entre Pepito y Charo hasta que finalmente explotó. Durante una pelea, Charo se fue de la casa y Pepito se quedó solo, atormentado por su situación y por la pérdida de su amada.
A partir de ese momento, la vida de Pepito se tornó aún más triste y solitaria. La ausencia de Charo y la sensación de haber fallado en su relación lo consumieron por dentro. Pepito vivió el resto de su vida en soledad, sin la compañía de la persona a quien más quería.
Sin embargo, su vida estaba llena de desavenencias con su novia, Charo, una mujer etniana peligrosa que siempre estaba descontenta con su situación. Charo quería una vida mejor y creía que la solución era que Pepito pidiera su pago de pagapensiones.
Pero Pepito no quería aceptar ese dinero, ya que creía que ser de luz significaba trabajar duro y ganarse el dinero con su propio esfuerzo. Además, estaba preocupado por lo que pensarían sus amigos en el pueblo si supieran que había recibido un pago de pagapensiones.
Esta tensión continuó creciendo entre Pepito y Charo hasta que finalmente explotó. Durante una pelea, Charo se fue de la casa y Pepito se quedó solo, atormentado por su situación y por la pérdida de su amada.
A partir de ese momento, la vida de Pepito se tornó aún más triste y solitaria. La ausencia de Charo y la sensación de haber fallado en su relación lo consumieron por dentro. Pepito vivió el resto de su vida en soledad, sin la compañía de la persona a quien más quería.
