Petruska
Madmaxista
- Desde
- 13 Feb 2019
- Mensajes
- 6.316
- Reputación
- 18.646
El PSOE, esa organización criminal que debe ser ilegalizada, y la izquierda española en general, ya no creen en España, pero tampoco creen en una alternativa. Su proyecto de abolición de la Nación Española no tiene ningún horizonte. Una vez consumado ese proyecto —EL proyecto vertebrador de la izquierda española realmente existente— quedarán tres cosas: la orgullosa Nación Catalana, la ancestral Euskal Herria, y (luego ya si eso) el ganado a-nacional, una especie de conglomeradao de gentes sin identidad, sin bandera, sin patria y sin sentimientos de pertenencia más allá de una cierta ternura hacia el folklore local. ¿Qué necesita el ganado? El ganado necesita pienso (es decir, políticas sociales, paguitas) y un buen veterinario (es decir, la sanidaz pública). Me dejo las banderillas, pero no me meteré en ese fértil terreno. No es ninguna casualidad que el discurso izquierdoso en la España-morralla, la que no puede ser otra cosa que española, esté ceñido a esos dos monotemas. ¿Pero qué más quiere el ganado? ¿Quién se ha creído que es? ¿Un pueblo? Ja, ja, ja. ¿Y qué vende la izquierda allá en la España donde operan proyectos nacionales alternativos? Nación, reconocimiento nacional, sentimiento, bandera, lengua, cultura, historia, orgullo, identidad. Si habla de lo público es como aderezo. Se equivoca quien opone izquierda y nacionalismo, pues. Esto puede ser cierto en el caso del nacionalismo español. Pero para todos los demás nacionalismos, la izquierda española es una rabiosa máquina de potenciación de identidades, sentimientos y resentimientos nacionales. Nos quedan, así, dos Modus Operandi en el campo de las izquierdas españolas:
Para empezar, una sola nación no da de sí para tanto parásito. En España hay, recordando aquella frase del 15-M, demasiado chorizo para tan poco pan; demasiado parlamento, demasiado político, demasiado ministrín para un solo país. Luego la tendencia es crear más países. Los partidos regionalistas necesitan sus regiones; los nacionalistas, sus naciones. Y para seguir, una sola nación se lleva por delante la estrategia escogida por la izquierda española para perpetuarse en el poder: aliarse con las fuerzas separatistas para completar las mayorías en el Congreso. Para ello necesita dos cosas: necesita la hegemonía total del separatismo en todas las regiones que sea posible; y necesita neutralizar la identidad nacional española en Restoespaña, entre el ganado a-nacional, en la medida en la que nadie con una identidad española fuerte puede votarles jamás. Esta es la España que traerán: Cataluña nación; Euskal Herria nación; y los demás, un saco de carne humana, una masa a-nacional, pre-nacional, sin bandera, sin lealtades, sin más aspiración que las más elementales exigencias fisiológicas: una paguita por aquí, una sanidaz pública por allá, y a pastar. ¡Qué digo a pastar! A ser ordeñados sin misericordia. La fiesta y las prebendas no se pagan solas. ¿En serio toleraremos esto? ¿Qué somos, vacas? |