Cualquiera puede ir a una misa por el alma de Francisco Franco y por los Caídos por Dios y por la Patria en la Guerra de Liberación Nacional de 1936. Es absolutamente legal y recomendable para personas de bien, honestas, sensatas y honradas.
Otra cosa es que los gente de izquierdas sean incapaces de hacer una misa por sus muertos y solo se acuerden de ellos para pedir paguitas y como excusa a sus políticas bastardas. Por eso la guano roja carece de autoridad moral para juzgar a quienes participan en homenajes póstumos a personajes de la impresionane categoría histórica de Francisco Franco.
Lo único vergonzoso es el que el jefe de la oposición no estuviera en la primera bancada de la Catedral de Granada.