Conozco una del estilo, veraneamos en el mismo pueblo. Cuando nos sentábamos fuera del bar a tomar algo a la fresca, el culo no le daba para las sillas y se ponía del revés, con el respaldo hacia adelante y separando las patorras. Aquello desprendía un olor que me trasladaba al puerto de Bermeo, a la zona de los contenedores de basura de las lonjas donde se subasta el pescado, donde tiran lo que no vale para subastar... Pero un día de agosto, a 40 grados, cuando ya son las tres de la tarde y aquello lleva ahí macerando desde las 5 de la mañana.
Es curioso cómo es el olfato, qué recuerdos te puede traer.