Una niña de unos diez años -acompañada por su madre- comienza a hacerme una batería de preguntas qué ríete tú de Ana Pastor. Ríete tú porque si una buena, la otra mejor... Y dejando contestar... Y no sólo eso, escuchando de verdad, con curiosidad. Esa que se pierde cuando empiezas a pensar que sabes demasiado. Con la boca semiabierta para escuchar y con un "¿y...?" que anunciaba la siguiente pregunta en cuanto se hacía el silencio... Termino por hacer una observación cuando creo haber resuelto todas sus dudas. Y aquí es donde se produce la magia.
-Tú serás una gran Periodista.
La madre balbucea un "sí, porque vamos... No sé calla nunca..."
La niña, ahora callada, me mira con cara de asombro.
-¿Quieres saber por qué?
-¿Por qué?!
-Porque yo cuando era como tú hacia lo mismo que tu. No paraba de preguntar y ahora soy periodista.
La madre sonríe a la vez que dice un "fíjate.." y la niña me mira ahora con aún más atención, pero su cabeza ya prepara otra pregunta...
-¿Y...sales en la tele?
-Puesss... No, aún no. Y no sé si saldré. Creo que prefiero escribir y la radio. Además... ¿Sabes qué pasa? Que en la tele dicen muchas mentiras y a mi no me gusta decir mentiras, así que es difícil que salga en la tele, ¿verdad?
Las dos asienten con la cabeza y se despiden.
La madre cree haberlo entendido todo, la niña cree haber aprendido algo.
Esta noche -cuando estén cenando- y mamá o papá ponga las noticias se escuchará de pronto un... "¿mamá, por qué el chico periodista ha dicho que en la tele dicen muchas mentiras?
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