La gestación del capitalismo del siglo XXI

Cosmopolita

Madmaxista
Desde
7 May 2011
Mensajes
16.719
Reputación
19.111
Lugar
En emigración en Spain
La gestación del capitalismo del siglo XXI | ctxt.es

En los años ochenta del siglo XX se inició el proceso de liquidación del pacto social de la posguerra mundial. Ese pacto consolidó la democracia liberal y abrió la época de implantación y extensión del estado de bienestar. Fueron Margaret Thatcher, en el Reino Unido, entre 1979 y 1990, y Ronald Reagan, en los Estados Unidos, entre 1981 y 1989, los líderes políticos que encabezaron el movimiento y descabezaron a todas las fuerzas capaces de obstaculizar la ingente doble tarea que acometieron: la destrucción del capitalismo social y la construcción del nuevo orden.

Treinta años más tarde, el nuevo orden ha tomado forma, se extiende por el mundo y produce nuevos estertores propios de su crecimiento convulso. La quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, se identifica de manera unánime como causa inmediata de la crisis (presunta) del sistema, a la que se le ponen apellidos que resumen la incapacidad o la falta de voluntad de penetrar en el fondo de la cuestión: "financiera", "económica", cada vez más "política", y, sobre todo, cada vez más próxima a repetirse.

En la última conferencia de la OCDE, que ha tenido lugar los días 13 y 14 de septiembre de 2018, han vuelto a aparecer los interrogantes que desvían la atención desde lo estructural a lo coyuntural: "dónde", "cuándo" y "por qué causa inmediata" se va a "repetir la crisis".

LAS CAUSAS DE ESTA "BURBUJA" DE DEUDA NO RESIDEN EN UNA GESTIÓN GLOBAL IRRACIONAL NI EN UNA ACUMULACIÓN DE ERRORES PARCIALES SINO EN LA HEGEMONÍA DEL CAPITAL ESPECULATIVO

Ahora los temores se dirigen hacia la gigantesca acumulación de deuda, pública y privada, cuya dimensión varía según las estimaciones pero anuncia un estallido inevitable: entre 250 y 300% del PIB mundial, es decir, una masa ingente de deuda que puede aplastar al conjunto de la economía mundial. Pero la cuestión esencial, con ser muy relevantes estas cifras, está en lo que ellas ocultan: las causas de esta "burbuja" de deuda no residen en una gestión global irracional ni en una acumulación de errores parciales sino en la hegemonía del capital especulativo.

Efectivamente, algunas variables económicas parecen simplemente desbocadas. Se hace referencia de manera reiterada a los bajos tipos de interés, que explican muy directamente la proliferación de inversiones inviables y, desde luego, esas tasas de endeudamiento (es 'tan barato' endeudarse), pero parece que muy pocos están dispuestos a llamar la atención sobre la contradicción de fondo, que puede sintetizarse en una pregunta sencilla: ¿cómo alguien piensa (un ciudadano cualquiera, no necesariamente un economista o un financiero) que un sistema económico puede funcionar con una única mercancía global cuyo precio se fija por decisión administrativa, se sitúa cerca de 0 y no experimenta los vaivenes propios del mercado, es decir, no responde a desajustes entre oferta y demanda? Parece lógico pensar que los factores de ruptura del sistema se sitúan ahí, en el precio del dinero y en la multitud de variables que se organizan a su alrededor.

Hay que volver a ello, pero conviene recuperar para esta reflexión otras dos referencias determinantes del rumbo actual del capitalismo: la fiscalidad y las condiciones laborales. En términos resumidos, la fiscalidad se ha ido acomodando a la conveniencia del gran capital, que practica un fraude generalizado, multiplica los paraísos fiscales y extrema su ubicuidad impositiva. En los mismos términos, las nuevas condiciones laborales se pueden sintetizar a través de la precariedad, la temporalidad, el desplazamiento masivo de actividades hacia territorios de bajos salarios, la caída generalizada de las remuneraciones y la sustitución creciente de trabajo actual (empleo) por trabajo pasado (aparataje diverso disponible; el proceso que para simplificar se denomina robotización).

Pagar menos impuestos significa menos recursos para el sector público, al que se obliga a restringir su capacidad de inversión y de consumo. Comprimir el mercado laboral reduce la capacidad de consumo de la mayor parte de la población, precisamente aquella que tiene una mayor propensión al gasto. Si las variables críticas para el funcionamiento del capitalismo muestran semejantes tendencias descendentes, todo conduce a pronosticar un 'encefalograma plano'. Sin consumo público y privado, sin inversión pública y con una inversión privada que privilegia las operaciones irracionales gracias al dinero barato, el sistema camina hacia el colapso.

Quienes forman parte de él en posiciones subordinadas, como las clases medias que entran en pánico y votan por Trump o escogen a la extrema derecha en Europa, o como la "clase trabajadora" que retrata Owen Jones en "Chavs", tienen pocas opciones de defensa y, desde luego, todas ellas pasan por hacer frente de manera organizada a la deriva descrita. Quienes, como los grandes operadores del capital especulativo, ocupan la posición hegemónica, disponen de unos medios que son cada día más numerosos e identificables, con un núcleo central que es la ubicuidad: la libertad de movimientos de los capitales a escala mundial, la libertad para remitir sus ganancias a los paraísos fiscales, la libertad para reubicar sus actividades allí donde encuentran las condiciones más favorables, e incluso la libertad de instalarse a vivir lejos de los avatares y las tensiones de sus sociedades de origen en proceso acelerado de empobrecimiento.

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA QUE HA AMPARADO LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO DE BIENESTAR DENTRO DEL ESTADO-NACIÓN HA SIDO LA DEMOCRACIA LIBERAL. EL ELEMENTO DE COHESIÓN DE TODO EL CONJUNTO HA SIDO EL PACTO SOCIAL ENTRE PATRONOS Y TRABAJADORES

Llegados a este punto surge necesariamente la cuestión político-institucional. La institución clave de toda la primera época del desarrollo capitalista ha sido el estado-nación. La organización política que ha amparado la construcción del Estado de bienestar dentro del estado-nación ha sido la democracia liberal. El elemento de cohesión de todo el conjunto ha sido el pacto social entre –simplificando– patronos y trabajadores. ¿Qué queda hoy de todo esto y, sobre todo, qué necesidad tiene el capital especulativo de mantener estos parámetros?

¿Pacto social? Su papel ha sido el de garantizar la armonía entre la supervivencia de los trabajadores y los intereses del capital, intentando generar una corriente continua de aumento del bienestar social y de crecimiento de los beneficios de las empresas. Cuando estas últimas se pasan masivamente a los negocios especulativos y relocalizan sus actividades productivas en países con mercados laborales sin protección alguna, el único ámbito en el que propulsar alguna forma de pacto social es el de aquellas actividades que siguen produciendo bienes y servicios in situ, sin relocalizarse en lejanos territorios. Pero este segmento capitalista opera en unos mercados marginales, en los que la ausencia de regulación y la masiva disponibilidad de mano de obra facilitan la imposición de condiciones ajenas a cualquier entendimiento entre las partes. Aquí surgen ahora los conflictos sociales entre capital y trabajo, pero nada de lo que acontezca tiene por qué resolverse en el marco de un acuerdo global; si acaso, basta con negociaciones parciales y ocasionales. El pacto social, tal como se ha conocido, deja de ser funcional para el capital y su contraparte, desprovista además de sus herramientas de lucha tradicionales –los sindicatos –, lleva todas las de perder. Fin del pacto social.

¿Democracia liberal? Si la democracia representativa ha permitido situar la negociación política como eje de la vida social y como vía de instrumentalizar acuerdos, la desaparición de la necesidad de pactar las formas de generación y de distribución de la riqueza nos acerca de manera muy rápida a la obsolescencia de las prácticas democráticas. No hay nada que negociar, por tanto para qué establecer un marco que regule esas negociaciones inútiles. Si el marco existe, como es el caso en los países occidentales, no tiene interés su pervivencia y se lo puede dejar languidecer hasta su completa extinción, o, al menos, hasta que solo conserve la apariencia tras cuya fachada se esconde un vacío real y una evidente inutilidad práctica. En último extremo, nuevas formas de representación política, como las que propugna la extrema derecha, pueden dar por liquidado este sistema. Fin de la democracia representativa.

¿Estado-nación? Finalmente, el envoltorio que se inventó para acoger estas formas de vida social avanza inexorablemente hacia su extinción. La pérdida de la democracia liberal y la inutilidad de los pactos son un preaviso de que el estado-nación está dejando de ser útil. La puntilla se la da la ubicuidad de los capitalistas especulativos del siglo XXI. Si ellos se mueven por el mundo y todos sus intereses son extremadamente volátiles desde el punto de vista de las fronteras nacionales, ¿qué función cumplen éstas en la nueva época del capitalismo? Para los especuladores tales fronteras son un obstáculo ya superado, con lo que su utilidad se va limitando cada vez más a los campos de la 'seguridad nacional' y del mantenimiento del orden social. Ni siquiera es ya el ejército el aparato del estado que ejerce de núcleo duro, sino más bien las fuerzas del orden y los servicios de inteligencia, cuyas funciones están nítidamente dirigidas hacia el interior, hacia esa estructura social cuya vida languidece pero puede dar origen a revuelos peligrosos. Desde luego, cualquier revuelta contra las consecuencias de esta deriva del capitalismo del siglo XXI tendrá que nacer dentro de los estados-nación, organizarse a escala supra-nacional y promover respuestas internacionales, de manera que el desafío que el capital puede temer es ante todo materia policial y de inteligencia, no militar. Fin del estado-nación.

¿CÓMO LE EXPLICAN A UNA PERSONA DE 45 AÑOS, POR EJEMPLO, QUE ES AL TIEMPO MUY JOVEN PARA JUBILARSE Y MUY MAYOR PARA TRABAJAR?

Panorama complejo, pero sobre todo malla inextricable de elementos cuya apariencia es a menudo suficiente para esconder lo esencial: parece que vivimos temporalmente peor, como consecuencia de 'la crisis', pero teóricamente esto se supera y asunto resuelto. Sin embargo, el tiempo pasa y la realidad combina dos caras complementarias que componen otro panorama, diferente de eso que se denomina 'crisis'. Por un lado está la propia vivencia de la gente: ¿cómo le explican a una persona de 45 años, por ejemplo, que es al tiempo muy joven para jubilarse y muy mayor para trabajar? La explicación de las consecuencias de tal cosa, aparentemente en el terreno de la psicología, tiene que construirse verdaderamente en términos de sociología: no se trata de una posible depresión individual sino de un proceso sostenido y masivo de exclusión, que se prolongará de manera indefinida en el tiempo. Por otro lado están los especialistas, los que entienden de la cosa, que van multiplicando últimamente las advertencias pero no se atreven a ir más allá de una descripción lineal: "la crisis puede rebotar en cualquier momento", es decir, la crisis de 2008, de la que vamos saliendo poco a poco, puede mostrar de nuevo su cara, quizás algo diferente. Prácticamente ninguno de esos especialistas quiere advertirnos de la existencia de un fenómeno de ruptura, que abre una nueva época del sistema, no una crisis circunstancial. Se atreven a ir enunciando en una lista desordenada una serie de factores críticos pero se niegan a organizarlos en un todo coherente y asumir que es una nueva época, que esos factores configuran una nueva realidad y han venido para quedarse.

Y en España nos encontramos con una de las versiones más extremas, no en términos de transformación estructural, que es más o menos la misma en todo el mundo, sino en el ritmo y la intensidad del empobrecimiento y de la exclusión. No es extraño, puesto que arrancamos desde una posición menos sólida, más vulnerable y de inferior riqueza material acumulada que en otros países del entorno europeo.

Si se quiere avanzar en la comprensión de la situación carece de sentido enredarse en variaciones ocasionales del crecimiento, en cifras sin contexto cuyo aumento se toma como indicador de buena salud económica, o bien en la peor condición de otros países o en la aparición de tendencias adversas generales. Para España, la descripción del momento social es fácilmente condensable en pocos términos: los beneficios de las grandes empresas crecen sin freno, los presupuestos públicos se someten a permanente escrutinio para impedir que suban, todos los programas sociales en consecuencia se comprimen, la remuneración del trabajo disminuye, el empleo se contrae y el empobrecimiento invade ya el espacio de las clases medias. Pero lo más importante está en algo que hay que repetir hasta la saciedad: esto no es el "legado de la crisis", esto constituye la esencia de la prolongada primera fase de la nueva época del capitalismo, esa que iniciaron Reagan y Thatcher en los primeros ochenta del siglo XX.

EL PACTO SOCIAL NO ESTÁ EN LA AGENDA DE LOS PAÍSES NI EN LA DE LA UNIÓN EUROPEA. EL RETROCESO DEMOCRÁTICO ES CADA DÍA MÁS VISIBLE, EN LOS PAÍSES MIEMBROS Y EN LA UE

Desde esta óptica, tiene todo el sentido avanzar hacia la internacionalización. El pacto social no está en la agenda de los países ni en la de la Unión Europea. El retroceso democrático es cada día más visible, en los países miembros y en la Unión. El estado-nación termina por ser el territorio en el que el empresariado hegemónico se limita a mantener el control y también por convertirse en un corsé para quienes intentan superar las consecuencias más temibles de la nueva situación. De hecho, cada vez menos cuestiones cruciales se dirimen dentro de los límites de los estados, mientras los poderes supra-nacionales se dividen entre el que ejerce la UE como vigilante del orden establecido y el que ejerce el 'cuartel general de la oligarquía financiera internacional' para determinar qué se puede y qué no en el espacio económico-financiero.

Solo un contrapoder de los perjudicados organizado a escala internacional puede situarse en posición de fuerza para revertir las tendencias descritas. Van apareciendo y multiplicándose los intentos de ir por este camino, pero por ahora no pasan de ser esbozos sin concreción real. La necesidad de avanzar en la gestación de una sociedad inclusiva es cada vez mayor y nos interpela a todos, a quienes ya estamos comprometidos con ello y también a quienes tienen que ir asumiendo el reto de frenar una transformación estructural que nos empobrece y nos excluye.

-----------------------

Jacinto Vaello es economista, colaborador del Banco Mundial, del Banco Europeo de Inversiones y de consultoras internacionales.
 

Don Potettes

Madmaxista
Desde
18 Jun 2018
Mensajes
10.516
Reputación
27.271
Basura progre chilena como el asesino del motero de Zaragoza, cuenta con el sello de aprobación del diario.es donde escribe habitualmente y se arroga la superioridad moral del buen izquierdista de manual, con pequeñas pinceladas de sentido común para no resultar demasiado cantoso.

Jacinto Vaello
Jacinto Vaello Hahn, economista, colaborador del Banco Mundial, del Banco Europeo de Inversiones y de consultoras internacionales. Nacido en Santiago de Chile. Hijo de republicanos exiliados. Retornado a España gracias a otro general golpista. Economista por convicción y crítico por educación, o al revés. Intentando pensar para dejar atrás las decepciones...


Consolidación de la sociedad excluyente
 
Última edición:

pepeleches

Será en Octubre
Desde
20 Abr 2007
Mensajes
31.451
Reputación
58.091
Me hacen hasta gracia estos sesudos análisis que parecen intentar llegar al fondo de la cuestión, pero que en el fondo lo que hacen son simplemente ser panfletos ideológicos para inculcar ciertas ideas al personal.

Sí, estamos de acuerdo en el capital especulativo, bancos y demás, y la proliferación del crédito como peligro mundial para la economía.

Y yo me pregunto...¿DE DÓNDE HA SURGIDO ESA LIQUIDEZ?

Ah, amigo. De los BANCOS CENTRALES, que deciden por su cuenta y riesgo el tipo de interés y el volumen de la masa monetaria.

En EEUU la FED nació en la década del 10 al 20, una década después viene el crack del 29.

En Europa el BCE nace en 1998, y ocho años después estalla la crisis inmobiliaria.

¿Ni una línea? ¿Ni un comentario? ¿Sólo hablar de los malvados ricos y tal? Pues hombre, tenemos a los principales bancos centrales del mundo empeñados en aumentar la masa monetaria y poniendo el interés artificialmente a un interés ridículo porque en sus ideas de planificadores centrales eso es terriblemente bueno.

Cuando esa masa de dinero prestada que nunca debió existir resulta en una economía inestable, con una deuda acojonante, y dinero moviéndose en grandes fondos, disparemos al apuntador que tiene la culpa de todo.

Pero claro, sería malísimo poder decir claramente que intentar dirigir la economía ha sido lo que la hizo explotar. Que es culpa del malvado mercado que no se autorregula.

Que manda narices, las burbujas surgen 'precisamente' cuando el interés y la masa de dinero en vez de regularse por mercado empieza a regularse por burócratas que saben lo que le conviene al pueblo. YA ES CASUALIDAD.

Que comparen la masa monetaria que controlan todos los fondos del mundo con la masa que controlan todos los estados del mundo. Y veremos dónde está el cáncer, y qué es lo realmente importante.

Mientras tanto, lo que dice este FUNCIONARIO EUROPEO, pues es estar en su papel. Nosotros somos los buenos, ustedes los malos.
 

Asurbanipal

Será en Octubre
Desde
23 Abr 2010
Mensajes
52.972
Reputación
77.508
Lugar
Estación Espacial Internacional
La gestación del capitalismo del siglo XXI | ctxt.es

En los años ochenta del siglo XX se inició el proceso de liquidación del pacto social de la posguerra mundial. Ese pacto consolidó la democracia liberal y abrió la época de implantación y extensión del estado de bienestar. Fueron Margaret Thatcher, en el Reino Unido, entre 1979 y 1990, y Ronald Reagan, en los Estados Unidos, entre 1981 y 1989, los líderes políticos que encabezaron el movimiento y descabezaron a todas las fuerzas capaces de obstaculizar la ingente doble tarea que acometieron: la destrucción del capitalismo social y la construcción del nuevo orden.

Treinta años más tarde, el nuevo orden ha tomado forma, se extiende por el mundo y produce nuevos estertores propios de su crecimiento convulso. La quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, se identifica de manera unánime como causa inmediata de la crisis (presunta) del sistema, a la que se le ponen apellidos que resumen la incapacidad o la falta de voluntad de penetrar en el fondo de la cuestión: "financiera", "económica", cada vez más "política", y, sobre todo, cada vez más próxima a repetirse.

En la última conferencia de la OCDE, que ha tenido lugar los días 13 y 14 de septiembre de 2018, han vuelto a aparecer los interrogantes que desvían la atención desde lo estructural a lo coyuntural: "dónde", "cuándo" y "por qué causa inmediata" se va a "repetir la crisis".

LAS CAUSAS DE ESTA "BURBUJA" DE DEUDA NO RESIDEN EN UNA GESTIÓN GLOBAL IRRACIONAL NI EN UNA ACUMULACIÓN DE ERRORES PARCIALES SINO EN LA HEGEMONÍA DEL CAPITAL ESPECULATIVO

Ahora los temores se dirigen hacia la gigantesca acumulación de deuda, pública y privada, cuya dimensión varía según las estimaciones pero anuncia un estallido inevitable: entre 250 y 300% del PIB mundial, es decir, una masa ingente de deuda que puede aplastar al conjunto de la economía mundial. Pero la cuestión esencial, con ser muy relevantes estas cifras, está en lo que ellas ocultan: las causas de esta "burbuja" de deuda no residen en una gestión global irracional ni en una acumulación de errores parciales sino en la hegemonía del capital especulativo.

Efectivamente, algunas variables económicas parecen simplemente desbocadas. Se hace referencia de manera reiterada a los bajos tipos de interés, que explican muy directamente la proliferación de inversiones inviables y, desde luego, esas tasas de endeudamiento (es 'tan barato' endeudarse), pero parece que muy pocos están dispuestos a llamar la atención sobre la contradicción de fondo, que puede sintetizarse en una pregunta sencilla: ¿cómo alguien piensa (un ciudadano cualquiera, no necesariamente un economista o un financiero) que un sistema económico puede funcionar con una única mercancía global cuyo precio se fija por decisión administrativa, se sitúa cerca de 0 y no experimenta los vaivenes propios del mercado, es decir, no responde a desajustes entre oferta y demanda? Parece lógico pensar que los factores de ruptura del sistema se sitúan ahí, en el precio del dinero y en la multitud de variables que se organizan a su alrededor.

Hay que volver a ello, pero conviene recuperar para esta reflexión otras dos referencias determinantes del rumbo actual del capitalismo: la fiscalidad y las condiciones laborales. En términos resumidos, la fiscalidad se ha ido acomodando a la conveniencia del gran capital, que practica un fraude generalizado, multiplica los paraísos fiscales y extrema su ubicuidad impositiva. En los mismos términos, las nuevas condiciones laborales se pueden sintetizar a través de la precariedad, la temporalidad, el desplazamiento masivo de actividades hacia territorios de bajos salarios, la caída generalizada de las remuneraciones y la sustitución creciente de trabajo actual (empleo) por trabajo pasado (aparataje diverso disponible; el proceso que para simplificar se denomina robotización).

Pagar menos impuestos significa menos recursos para el sector público, al que se obliga a restringir su capacidad de inversión y de consumo. Comprimir el mercado laboral reduce la capacidad de consumo de la mayor parte de la población, precisamente aquella que tiene una mayor propensión al gasto. Si las variables críticas para el funcionamiento del capitalismo muestran semejantes tendencias descendentes, todo conduce a pronosticar un 'encefalograma plano'. Sin consumo público y privado, sin inversión pública y con una inversión privada que privilegia las operaciones irracionales gracias al dinero barato, el sistema camina hacia el colapso.

Quienes forman parte de él en posiciones subordinadas, como las clases medias que entran en pánico y votan por Trump o escogen a la extrema derecha en Europa, o como la "clase trabajadora" que retrata Owen Jones en "Chavs", tienen pocas opciones de defensa y, desde luego, todas ellas pasan por hacer frente de manera organizada a la deriva descrita. Quienes, como los grandes operadores del capital especulativo, ocupan la posición hegemónica, disponen de unos medios que son cada día más numerosos e identificables, con un núcleo central que es la ubicuidad: la libertad de movimientos de los capitales a escala mundial, la libertad para remitir sus ganancias a los paraísos fiscales, la libertad para reubicar sus actividades allí donde encuentran las condiciones más favorables, e incluso la libertad de instalarse a vivir lejos de los avatares y las tensiones de sus sociedades de origen en proceso acelerado de empobrecimiento.

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA QUE HA AMPARADO LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO DE BIENESTAR DENTRO DEL ESTADO-NACIÓN HA SIDO LA DEMOCRACIA LIBERAL. EL ELEMENTO DE COHESIÓN DE TODO EL CONJUNTO HA SIDO EL PACTO SOCIAL ENTRE PATRONOS Y TRABAJADORES
Llegados a este punto surge necesariamente la cuestión político-institucional. La institución clave de toda la primera época del desarrollo capitalista ha sido el estado-nación. La organización política que ha amparado la construcción del Estado de bienestar dentro del estado-nación ha sido la democracia liberal. El elemento de cohesión de todo el conjunto ha sido el pacto social entre –simplificando– patronos y trabajadores. ¿Qué queda hoy de todo esto y, sobre todo, qué necesidad tiene el capital especulativo de mantener estos parámetros?

¿Pacto social? Su papel ha sido el de garantizar la armonía entre la supervivencia de los trabajadores y los intereses del capital, intentando generar una corriente continua de aumento del bienestar social y de crecimiento de los beneficios de las empresas. Cuando estas últimas se pasan masivamente a los negocios especulativos y relocalizan sus actividades productivas en países con mercados laborales sin protección alguna, el único ámbito en el que propulsar alguna forma de pacto social es el de aquellas actividades que siguen produciendo bienes y servicios in situ, sin relocalizarse en lejanos territorios. Pero este segmento capitalista opera en unos mercados marginales, en los que la ausencia de regulación y la masiva disponibilidad de mano de obra facilitan la imposición de condiciones ajenas a cualquier entendimiento entre las partes. Aquí surgen ahora los conflictos sociales entre capital y trabajo, pero nada de lo que acontezca tiene por qué resolverse en el marco de un acuerdo global; si acaso, basta con negociaciones parciales y ocasionales. El pacto social, tal como se ha conocido, deja de ser funcional para el capital y su contraparte, desprovista además de sus herramientas de lucha tradicionales –los sindicatos –, lleva todas las de perder. Fin del pacto social.


¿Democracia liberal? Si la democracia representativa ha permitido situar la negociación política como eje de la vida social y como vía de instrumentalizar acuerdos, la desaparición de la necesidad de pactar las formas de generación y de distribución de la riqueza nos acerca de manera muy rápida a la obsolescencia de las prácticas democráticas. No hay nada que negociar, por tanto para qué establecer un marco que regule esas negociaciones inútiles. Si el marco existe, como es el caso en los países occidentales, no tiene interés su pervivencia y se lo puede dejar languidecer hasta su completa extinción, o, al menos, hasta que solo conserve la apariencia tras cuya fachada se esconde un vacío real y una evidente inutilidad práctica. En último extremo, nuevas formas de representación política, como las que propugna la extrema derecha, pueden dar por liquidado este sistema. Fin de la democracia representativa.


¿Estado-nación? Finalmente, el envoltorio que se inventó para acoger estas formas de vida social avanza inexorablemente hacia su extinción. La pérdida de la democracia liberal y la inutilidad de los pactos son un preaviso de que el estado-nación está dejando de ser útil. La puntilla se la da la ubicuidad de los capitalistas especulativos del siglo XXI. Si ellos se mueven por el mundo y todos sus intereses son extremadamente volátiles desde el punto de vista de las fronteras nacionales, ¿qué función cumplen éstas en la nueva época del capitalismo? Para los especuladores tales fronteras son un obstáculo ya superado, con lo que su utilidad se va limitando cada vez más a los campos de la 'seguridad nacional' y del mantenimiento del orden social. Ni siquiera es ya el ejército el aparato del estado que ejerce de núcleo duro, sino más bien las fuerzas del orden y los servicios de inteligencia, cuyas funciones están nítidamente dirigidas hacia el interior, hacia esa estructura social cuya vida languidece pero puede dar origen a revuelos peligrosos. Desde luego, cualquier revuelta contra las consecuencias de esta deriva del capitalismo del siglo XXI tendrá que nacer dentro de los estados-nación, organizarse a escala supra-nacional y promover respuestas internacionales, de manera que el desafío que el capital puede temer es ante todo materia policial y de inteligencia, no militar. Fin del estado-nación.

¿CÓMO LE EXPLICAN A UNA PERSONA DE 45 AÑOS, POR EJEMPLO, QUE ES AL TIEMPO MUY JOVEN PARA JUBILARSE Y MUY MAYOR PARA TRABAJAR?
Panorama complejo, pero sobre todo malla inextricable de elementos cuya apariencia es a menudo suficiente para esconder lo esencial: parece que vivimos temporalmente peor, como consecuencia de 'la crisis', pero teóricamente esto se supera y asunto resuelto. Sin embargo, el tiempo pasa y la realidad combina dos caras complementarias que componen otro panorama, diferente de eso que se denomina 'crisis'. Por un lado está la propia vivencia de la gente: ¿cómo le explican a una persona de 45 años, por ejemplo, que es al tiempo muy joven para jubilarse y muy mayor para trabajar? La explicación de las consecuencias de tal cosa, aparentemente en el terreno de la psicología, tiene que construirse verdaderamente en términos de sociología: no se trata de una posible depresión individual sino de un proceso sostenido y masivo de exclusión, que se prolongará de manera indefinida en el tiempo. Por otro lado están los especialistas, los que entienden de la cosa, que van multiplicando últimamente las advertencias pero no se atreven a ir más allá de una descripción lineal: "la crisis puede rebotar en cualquier momento", es decir, la crisis de 2008, de la que vamos saliendo poco a poco, puede mostrar de nuevo su cara, quizás algo diferente. Prácticamente ninguno de esos especialistas quiere advertirnos de la existencia de un fenómeno de ruptura, que abre una nueva época del sistema, no una crisis circunstancial. Se atreven a ir enunciando en una lista desordenada una serie de factores críticos pero se niegan a organizarlos en un todo coherente y asumir que es una nueva época, que esos factores configuran una nueva realidad y han venido para quedarse.

Y en España nos encontramos con una de las versiones más extremas, no en términos de transformación estructural, que es más o menos la misma en todo el mundo, sino en el ritmo y la intensidad del empobrecimiento y de la exclusión. No es extraño, puesto que arrancamos desde una posición menos sólida, más vulnerable y de inferior riqueza material acumulada que en otros países del entorno europeo.

Si se quiere avanzar en la comprensión de la situación carece de sentido enredarse en variaciones ocasionales del crecimiento, en cifras sin contexto cuyo aumento se toma como indicador de buena salud económica, o bien en la peor condición de otros países o en la aparición de tendencias adversas generales. Para España, la descripción del momento social es fácilmente condensable en pocos términos: los beneficios de las grandes empresas crecen sin freno, los presupuestos públicos se someten a permanente escrutinio para impedir que suban, todos los programas sociales en consecuencia se comprimen, la remuneración del trabajo disminuye, el empleo se contrae y el empobrecimiento invade ya el espacio de las clases medias. Pero lo más importante está en algo que hay que repetir hasta la saciedad: esto no es el "legado de la crisis", esto constituye la esencia de la prolongada primera fase de la nueva época del capitalismo, esa que iniciaron Reagan y Thatcher en los primeros ochenta del siglo XX.

EL PACTO SOCIAL NO ESTÁ EN LA AGENDA DE LOS PAÍSES NI EN LA DE LA UNIÓN EUROPEA. EL RETROCESO DEMOCRÁTICO ES CADA DÍA MÁS VISIBLE, EN LOS PAÍSES MIEMBROS Y EN LA UE
Desde esta óptica, tiene todo el sentido avanzar hacia la internacionalización. El pacto social no está en la agenda de los países ni en la de la Unión Europea. El retroceso democrático es cada día más visible, en los países miembros y en la Unión. El estado-nación termina por ser el territorio en el que el empresariado hegemónico se limita a mantener el control y también por convertirse en un corsé para quienes intentan superar las consecuencias más temibles de la nueva situación. De hecho, cada vez menos cuestiones cruciales se dirimen dentro de los límites de los estados, mientras los poderes supra-nacionales se dividen entre el que ejerce la UE como vigilante del orden establecido y el que ejerce el 'cuartel general de la oligarquía financiera internacional' para determinar qué se puede y qué no en el espacio económico-financiero.

Solo un contrapoder de los perjudicados organizado a escala internacional puede situarse en posición de fuerza para revertir las tendencias descritas. Van apareciendo y multiplicándose los intentos de ir por este camino, pero por ahora no pasan de ser esbozos sin concreción real. La necesidad de avanzar en la gestación de una sociedad inclusiva es cada vez mayor y nos interpela a todos, a quienes ya estamos comprometidos con ello y también a quienes tienen que ir asumiendo el reto de frenar una transformación estructural que nos empobrece y nos excluye.

-----------------------

Jacinto Vaello es economista, colaborador del Banco Mundial, del Banco Europeo de Inversiones y de consultoras internacionales.
Muy buen artículo.
Me permito subrayarlo para facilitaros su lectura.
 
Última edición:

cripton36

Madmaxista
Desde
17 Jun 2017
Mensajes
2.825
Reputación
412
La gestación del capitalismo del siglo XXI | ctxt.es

En los años ochenta del siglo XX se inició el proceso de liquidación del pacto social de la posguerra mundial. Ese pacto consolidó la democracia liberal y abrió la época de implantación y extensión del estado de bienestar. Fueron Margaret Thatcher, en el Reino Unido, entre 1979 y 1990, y Ronald Reagan, en los Estados Unidos, entre 1981 y 1989, los líderes políticos que encabezaron el movimiento y descabezaron a todas las fuerzas capaces de obstaculizar la ingente doble tarea que acometieron: la destrucción del capitalismo social y la construcción del nuevo orden.

Treinta años más tarde, el nuevo orden ha tomado forma, se extiende por el mundo y produce nuevos estertores propios de su crecimiento convulso. La quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, se identifica de manera unánime como causa inmediata de la crisis (presunta) del sistema, a la que se le ponen apellidos que resumen la incapacidad o la falta de voluntad de penetrar en el fondo de la cuestión: "financiera", "económica", cada vez más "política", y, sobre todo, cada vez más próxima a repetirse.

En la última conferencia de la OCDE, que ha tenido lugar los días 13 y 14 de septiembre de 2018, han vuelto a aparecer los interrogantes que desvían la atención desde lo estructural a lo coyuntural: "dónde", "cuándo" y "por qué causa inmediata" se va a "repetir la crisis".

LAS CAUSAS DE ESTA "BURBUJA" DE DEUDA NO RESIDEN EN UNA GESTIÓN GLOBAL IRRACIONAL NI EN UNA ACUMULACIÓN DE ERRORES PARCIALES SINO EN LA HEGEMONÍA DEL CAPITAL ESPECULATIVO

Ahora los temores se dirigen hacia la gigantesca acumulación de deuda, pública y privada, cuya dimensión varía según las estimaciones pero anuncia un estallido inevitable: entre 250 y 300% del PIB mundial, es decir, una masa ingente de deuda que puede aplastar al conjunto de la economía mundial. Pero la cuestión esencial, con ser muy relevantes estas cifras, está en lo que ellas ocultan: las causas de esta "burbuja" de deuda no residen en una gestión global irracional ni en una acumulación de errores parciales sino en la hegemonía del capital especulativo.

Efectivamente, algunas variables económicas parecen simplemente desbocadas. Se hace referencia de manera reiterada a los bajos tipos de interés, que explican muy directamente la proliferación de inversiones inviables y, desde luego, esas tasas de endeudamiento (es 'tan barato' endeudarse), pero parece que muy pocos están dispuestos a llamar la atención sobre la contradicción de fondo, que puede sintetizarse en una pregunta sencilla: ¿cómo alguien piensa (un ciudadano cualquiera, no necesariamente un economista o un financiero) que un sistema económico puede funcionar con una única mercancía global cuyo precio se fija por decisión administrativa, se sitúa cerca de 0 y no experimenta los vaivenes propios del mercado, es decir, no responde a desajustes entre oferta y demanda? Parece lógico pensar que los factores de ruptura del sistema se sitúan ahí, en el precio del dinero y en la multitud de variables que se organizan a su alrededor.

Hay que volver a ello, pero conviene recuperar para esta reflexión otras dos referencias determinantes del rumbo actual del capitalismo: la fiscalidad y las condiciones laborales. En términos resumidos, la fiscalidad se ha ido acomodando a la conveniencia del gran capital, que practica un fraude generalizado, multiplica los paraísos fiscales y extrema su ubicuidad impositiva. En los mismos términos, las nuevas condiciones laborales se pueden sintetizar a través de la precariedad, la temporalidad, el desplazamiento masivo de actividades hacia territorios de bajos salarios, la caída generalizada de las remuneraciones y la sustitución creciente de trabajo actual (empleo) por trabajo pasado (aparataje diverso disponible; el proceso que para simplificar se denomina robotización).

Pagar menos impuestos significa menos recursos para el sector público, al que se obliga a restringir su capacidad de inversión y de consumo. Comprimir el mercado laboral reduce la capacidad de consumo de la mayor parte de la población, precisamente aquella que tiene una mayor propensión al gasto. Si las variables críticas para el funcionamiento del capitalismo muestran semejantes tendencias descendentes, todo conduce a pronosticar un 'encefalograma plano'. Sin consumo público y privado, sin inversión pública y con una inversión privada que privilegia las operaciones irracionales gracias al dinero barato, el sistema camina hacia el colapso.

Quienes forman parte de él en posiciones subordinadas, como las clases medias que entran en pánico y votan por Trump o escogen a la extrema derecha en Europa, o como la "clase trabajadora" que retrata Owen Jones en "Chavs", tienen pocas opciones de defensa y, desde luego, todas ellas pasan por hacer frente de manera organizada a la deriva descrita. Quienes, como los grandes operadores del capital especulativo, ocupan la posición hegemónica, disponen de unos medios que son cada día más numerosos e identificables, con un núcleo central que es la ubicuidad: la libertad de movimientos de los capitales a escala mundial, la libertad para remitir sus ganancias a los paraísos fiscales, la libertad para reubicar sus actividades allí donde encuentran las condiciones más favorables, e incluso la libertad de instalarse a vivir lejos de los avatares y las tensiones de sus sociedades de origen en proceso acelerado de empobrecimiento.

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA QUE HA AMPARADO LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO DE BIENESTAR DENTRO DEL ESTADO-NACIÓN HA SIDO LA DEMOCRACIA LIBERAL. EL ELEMENTO DE COHESIÓN DE TODO EL CONJUNTO HA SIDO EL PACTO SOCIAL ENTRE PATRONOS Y TRABAJADORES

Llegados a este punto surge necesariamente la cuestión político-institucional. La institución clave de toda la primera época del desarrollo capitalista ha sido el estado-nación. La organización política que ha amparado la construcción del Estado de bienestar dentro del estado-nación ha sido la democracia liberal. El elemento de cohesión de todo el conjunto ha sido el pacto social entre –simplificando– patronos y trabajadores. ¿Qué queda hoy de todo esto y, sobre todo, qué necesidad tiene el capital especulativo de mantener estos parámetros?

¿Pacto social? Su papel ha sido el de garantizar la armonía entre la supervivencia de los trabajadores y los intereses del capital, intentando generar una corriente continua de aumento del bienestar social y de crecimiento de los beneficios de las empresas. Cuando estas últimas se pasan masivamente a los negocios especulativos y relocalizan sus actividades productivas en países con mercados laborales sin protección alguna, el único ámbito en el que propulsar alguna forma de pacto social es el de aquellas actividades que siguen produciendo bienes y servicios in situ, sin relocalizarse en lejanos territorios. Pero este segmento capitalista opera en unos mercados marginales, en los que la ausencia de regulación y la masiva disponibilidad de mano de obra facilitan la imposición de condiciones ajenas a cualquier entendimiento entre las partes. Aquí surgen ahora los conflictos sociales entre capital y trabajo, pero nada de lo que acontezca tiene por qué resolverse en el marco de un acuerdo global; si acaso, basta con negociaciones parciales y ocasionales. El pacto social, tal como se ha conocido, deja de ser funcional para el capital y su contraparte, desprovista además de sus herramientas de lucha tradicionales –los sindicatos –, lleva todas las de perder. Fin del pacto social.

¿Democracia liberal? Si la democracia representativa ha permitido situar la negociación política como eje de la vida social y como vía de instrumentalizar acuerdos, la desaparición de la necesidad de pactar las formas de generación y de distribución de la riqueza nos acerca de manera muy rápida a la obsolescencia de las prácticas democráticas. No hay nada que negociar, por tanto para qué establecer un marco que regule esas negociaciones inútiles. Si el marco existe, como es el caso en los países occidentales, no tiene interés su pervivencia y se lo puede dejar languidecer hasta su completa extinción, o, al menos, hasta que solo conserve la apariencia tras cuya fachada se esconde un vacío real y una evidente inutilidad práctica. En último extremo, nuevas formas de representación política, como las que propugna la extrema derecha, pueden dar por liquidado este sistema. Fin de la democracia representativa.

¿Estado-nación? Finalmente, el envoltorio que se inventó para acoger estas formas de vida social avanza inexorablemente hacia su extinción. La pérdida de la democracia liberal y la inutilidad de los pactos son un preaviso de que el estado-nación está dejando de ser útil. La puntilla se la da la ubicuidad de los capitalistas especulativos del siglo XXI. Si ellos se mueven por el mundo y todos sus intereses son extremadamente volátiles desde el punto de vista de las fronteras nacionales, ¿qué función cumplen éstas en la nueva época del capitalismo? Para los especuladores tales fronteras son un obstáculo ya superado, con lo que su utilidad se va limitando cada vez más a los campos de la 'seguridad nacional' y del mantenimiento del orden social. Ni siquiera es ya el ejército el aparato del estado que ejerce de núcleo duro, sino más bien las fuerzas del orden y los servicios de inteligencia, cuyas funciones están nítidamente dirigidas hacia el interior, hacia esa estructura social cuya vida languidece pero puede dar origen a revuelos peligrosos. Desde luego, cualquier revuelta contra las consecuencias de esta deriva del capitalismo del siglo XXI tendrá que nacer dentro de los estados-nación, organizarse a escala supra-nacional y promover respuestas internacionales, de manera que el desafío que el capital puede temer es ante todo materia policial y de inteligencia, no militar. Fin del estado-nación.

¿CÓMO LE EXPLICAN A UNA PERSONA DE 45 AÑOS, POR EJEMPLO, QUE ES AL TIEMPO MUY JOVEN PARA JUBILARSE Y MUY MAYOR PARA TRABAJAR?

Panorama complejo, pero sobre todo malla inextricable de elementos cuya apariencia es a menudo suficiente para esconder lo esencial: parece que vivimos temporalmente peor, como consecuencia de 'la crisis', pero teóricamente esto se supera y asunto resuelto. Sin embargo, el tiempo pasa y la realidad combina dos caras complementarias que componen otro panorama, diferente de eso que se denomina 'crisis'. Por un lado está la propia vivencia de la gente: ¿cómo le explican a una persona de 45 años, por ejemplo, que es al tiempo muy joven para jubilarse y muy mayor para trabajar? La explicación de las consecuencias de tal cosa, aparentemente en el terreno de la psicología, tiene que construirse verdaderamente en términos de sociología: no se trata de una posible depresión individual sino de un proceso sostenido y masivo de exclusión, que se prolongará de manera indefinida en el tiempo. Por otro lado están los especialistas, los que entienden de la cosa, que van multiplicando últimamente las advertencias pero no se atreven a ir más allá de una descripción lineal: "la crisis puede rebotar en cualquier momento", es decir, la crisis de 2008, de la que vamos saliendo poco a poco, puede mostrar de nuevo su cara, quizás algo diferente. Prácticamente ninguno de esos especialistas quiere advertirnos de la existencia de un fenómeno de ruptura, que abre una nueva época del sistema, no una crisis circunstancial. Se atreven a ir enunciando en una lista desordenada una serie de factores críticos pero se niegan a organizarlos en un todo coherente y asumir que es una nueva época, que esos factores configuran una nueva realidad y han venido para quedarse.

Y en España nos encontramos con una de las versiones más extremas, no en términos de transformación estructural, que es más o menos la misma en todo el mundo, sino en el ritmo y la intensidad del empobrecimiento y de la exclusión. No es extraño, puesto que arrancamos desde una posición menos sólida, más vulnerable y de inferior riqueza material acumulada que en otros países del entorno europeo.

Si se quiere avanzar en la comprensión de la situación carece de sentido enredarse en variaciones ocasionales del crecimiento, en cifras sin contexto cuyo aumento se toma como indicador de buena salud económica, o bien en la peor condición de otros países o en la aparición de tendencias adversas generales. Para España, la descripción del momento social es fácilmente condensable en pocos términos: los beneficios de las grandes empresas crecen sin freno, los presupuestos públicos se someten a permanente escrutinio para impedir que suban, todos los programas sociales en consecuencia se comprimen, la remuneración del trabajo disminuye, el empleo se contrae y el empobrecimiento invade ya el espacio de las clases medias. Pero lo más importante está en algo que hay que repetir hasta la saciedad: esto no es el "legado de la crisis", esto constituye la esencia de la prolongada primera fase de la nueva época del capitalismo, esa que iniciaron Reagan y Thatcher en los primeros ochenta del siglo XX.

EL PACTO SOCIAL NO ESTÁ EN LA AGENDA DE LOS PAÍSES NI EN LA DE LA UNIÓN EUROPEA. EL RETROCESO DEMOCRÁTICO ES CADA DÍA MÁS VISIBLE, EN LOS PAÍSES MIEMBROS Y EN LA UE

Desde esta óptica, tiene todo el sentido avanzar hacia la internacionalización. El pacto social no está en la agenda de los países ni en la de la Unión Europea. El retroceso democrático es cada día más visible, en los países miembros y en la Unión. El estado-nación termina por ser el territorio en el que el empresariado hegemónico se limita a mantener el control y también por convertirse en un corsé para quienes intentan superar las consecuencias más temibles de la nueva situación. De hecho, cada vez menos cuestiones cruciales se dirimen dentro de los límites de los estados, mientras los poderes supra-nacionales se dividen entre el que ejerce la UE como vigilante del orden establecido y el que ejerce el 'cuartel general de la oligarquía financiera internacional' para determinar qué se puede y qué no en el espacio económico-financiero.

Solo un contrapoder de los perjudicados organizado a escala internacional puede situarse en posición de fuerza para revertir las tendencias descritas. Van apareciendo y multiplicándose los intentos de ir por este camino, pero por ahora no pasan de ser esbozos sin concreción real. La necesidad de avanzar en la gestación de una sociedad inclusiva es cada vez mayor y nos interpela a todos, a quienes ya estamos comprometidos con ello y también a quienes tienen que ir asumiendo el reto de frenar una transformación estructural que nos empobrece y nos excluye.

-----------------------

Jacinto Vaello es economista, colaborador del Banco Mundial, del Banco Europeo de Inversiones y de consultoras internacionales.
pues si, despues de la crisis de el 2008 se hace cada vez mas visible la decadencia de el Sistema de produccion capitalista.
te Saluda un marxista
 

Komanche O_o

Madmaxista
Desde
1 Jul 2014
Mensajes
65.172
Reputación
66.862
El capitalismo cae víctima de sus propias contradicciones, excesos y límites, como todo régimen , buscara primero la salida autoritaria para mantenerse,(Trump, Urban, Bolsonazo, Salvari), para luego evolucionar

El Neo feudalismo privado

El estado corporación (no confundir con el "fascio", u estado corporativo esa es la etapa anterior)

Obviamente, la forma que tome en cada lugar dependerá de las posibilidades de cada país y su contexto
 

cripton36

Madmaxista
Desde
17 Jun 2017
Mensajes
2.825
Reputación
412
El capitalismo cae víctima de sus propias contradicciones, excesos y límites, como todo régimen , buscara primero la salida autoritaria para mantenerse,(Trump, Urban, Bolsonazo, Salvari), para luego evolucionar

El Neo feudalismo privado

El estado corporación (no confundir con el "fascio", u estado corporativo esa es la etapa anterior)

Obviamente, la forma que tome en cada lugar dependerá de las posibilidades de cada país y su contexto
si claro teneis razon, solo que los ejemplos no son TRUMP Y COMPAÑIAS, son los castros, los maduros, norcoreanos, la Antigua urss, viet nam, ect ect
esas son las salidas autoritareias de el capitalism. hasta ahora ninguna en paises desarrollados.
solo en los personajes tercermundistas.
te Saluda un marxista
 

pepeleches

Será en Octubre
Desde
20 Abr 2007
Mensajes
31.451
Reputación
58.091
pues si, despues de la crisis de el 2008 se hace cada vez mas visible la decadencia de el Sistema de produccion capitalista.
te Saluda un marxista
Es cierto, en USA, Suiza, Alemania, Francia, Australia, Austria, Dinamarca, Noruega, Suecia (países más capitalistas del planeta), incluso España, se vive cada vez peor.

No como en los países que pasaron por el marxismo. Vamos a repasar la lista:

China, Corea del Norte, Cuba, Laos, Vietnam, Afganistán, Albania, Angola,
Alemania Oriental, Benín, Bulgaria, Camboya, Checoslovaquia, Congo, Etiopía, Granada, Hungría, Mongolia, Mozambique, Polonia, Rumanía, Somalia, Unión Soviética, Yemen, Yugoslavia

Te lo digo con el corazón en la mano, y sin ánimo de insultar. El comunismo-marxismo ha sido probado unas 30 veces en la historia de la humanidad. No es uno o dos experimentos a los que se les pueda poner peros, han sido decenas en todos los continentes, partiendo de distintas situaciones, razas, economías, realidades. Cuánta gente se piensa que el comunismo ha sido la URSS, China y Cuba sólo.

En ABSOLUTAMENTE TODOS LOS CASOS ha sido un AUTÉNTICO DESASTRE ECONÓMICO, hambrunas, pobreza.

En ABSOLUTAMENTE TODOS LOS CASOS ha sido una absoluta tiranía; concretamente 6 de los 10 gobiernos más sanguinarios de la historia son comunistas, aunque hayan supuesto un 0,...% del total los gobiernos de la historia

Y te lo digo de verdad, necesito saber ante esta REALIDAD cómo narices se puede ser marxista hoy en día. Qué esperas, qué ideología tienes, qué te dice tu cabeza y tu corazón.

Es más, necesito conocer ese mecanismo doblepensador de tener la desfachatez de hablar de decadencia del capitalismo cuando en los países más capitalistas se ha erradicado completamente el hambre, cuando los ingresos por cápita multiplican a los de los comunistas a niveles que dan risa (Dinamarca, EEUU, Alemania: 50.000€ anuales. Corea del Norte: 500€. MULTIPLICAN POR 100)

De verdad que es como si mides 1 metro, te faltan todos los dientes y un ojo, eres alopécico, tuerto, hueles mal, eres desagradable y mala persona, cojeas, y pasa Brad Pitt a tu lado y le dices 'pues mira que eres feo'.

Estoy completamente interesado en saber cómo ha algo que no es que haya fallado, sino que ha sido una distopía EL 100% DE LAS VECES QUE SE HA INTENTADO no sólo se atreve a criticar constamente al sistema que funciona, sino mantiene intactas sus ideas.

Es auténtica curiosidad, la verdad.
 

cripton36

Madmaxista
Desde
17 Jun 2017
Mensajes
2.825
Reputación
412
Es cierto, en USA, Suiza, Alemania, Francia, Australia, Austria, Dinamarca, Noruega, Suecia (países más capitalistas del planeta), incluso España, se vive cada vez peor.

No como en los países que pasaron por el marxismo. Vamos a repasar la lista:

China, Corea del Norte, Cuba, Laos, Vietnam, Afganistán, Albania, Angola,
Alemania Oriental, Benín, Bulgaria, Camboya, Checoslovaquia, Congo, Etiopía, Granada, Hungría, Mongolia, Mozambique, Polonia, Rumanía, Somalia, Unión Soviética, Yemen, Yugoslavia

Te lo digo con el corazón en la mano, y sin ánimo de insultar. El comunismo-marxismo ha sido probado unas 30 veces en la historia de la humanidad. No es uno o dos experimentos a los que se les pueda poner peros, han sido decenas en todos los continentes, partiendo de distintas situaciones, razas, economías, realidades. Cuánta gente se piensa que el comunismo ha sido la URSS, China y Cuba sólo.

En ABSOLUTAMENTE TODOS LOS CASOS ha sido un AUTÉNTICO DESASTRE ECONÓMICO, hambrunas, pobreza.

En ABSOLUTAMENTE TODOS LOS CASOS ha sido una absoluta tiranía; concretamente 6 de los 10 gobiernos más sanguinarios de la historia son comunistas, aunque hayan supuesto un 0,...% del total los gobiernos de la historia

Y te lo digo de verdad, necesito saber ante esta REALIDAD cómo narices se puede ser marxista hoy en día. Qué esperas, qué ideología tienes, qué te dice tu cabeza y tu corazón.

Es más, necesito conocer ese mecanismo doblepensador de tener la desfachatez de hablar de decadencia del capitalismo cuando en los países más capitalistas se ha erradicado completamente el hambre, cuando los ingresos por cápita multiplican a los de los comunistas a niveles que dan risa (Dinamarca, EEUU, Alemania: 50.000€ anuales. Corea del Norte: 500€. MULTIPLICAN POR 100)

De verdad que es como si mides 1 metro, te faltan todos los dientes y un ojo, eres alopécico, tuerto, hueles mal, eres desagradable y mala persona, cojeas, y pasa Brad Pitt a tu lado y le dices 'pues mira que eres feo'.

Estoy completamente interesado en saber cómo ha algo que no es que haya fallado, sino que ha sido una distopía EL 100% DE LAS VECES QUE SE HA INTENTADO no sólo se atreve a criticar constamente al sistema que funciona, sino mantiene intactas sus ideas.

Es auténtica curiosidad, la verdad.
como sabes que en esos paises se implemento el comunismo-marxista?
para mi ni siquiera se ha intentado en este planeta.
aah quizas confundas a esa porqueria que llaman unas veces comunismo y otras socialism y que no es mas que capitalism monopolista de estado, creado por el señorito burgues LENIN en 1920.
te Saluda un marxista
 

pepeleches

Será en Octubre
Desde
20 Abr 2007
Mensajes
31.451
Reputación
58.091
como sabes que en esos paises se implemento el comunismo-marxista?
para mi ni siquiera se ha intentado en este planeta.
aah quizas confundas a esa porqueria que llaman unas veces comunismo y otras socialism y que no es mas que capitalism monopolista de estado, creado por el señorito burgues LENIN en 1920.
te Saluda un marxista
Aja.

Otro que cree que si le dejasen a él, entonces sí que iba a salir bien :´:)´(

Pero venga, voy a comprar tu locura. Si esos países, AÚN NO SIENDO COMUNISMO MARXISTA, son lo más que se ha avanzado en esa vía, lo más parecido que ha habido..

¿De verdad te apetece insistir?
¿De verdad ves siquiera un ápice de esperanza?
¿De verdad puedes ver algo que no sea ya no bueno, sino que no sea distópico al nivel que jamás ha visto el hombre?
 

cripton36

Madmaxista
Desde
17 Jun 2017
Mensajes
2.825
Reputación
412
Aja.

Otro que cree que si le dejasen a él, entonces sí que iba a salir bien :´:)´(

Pero venga, voy a comprar tu locura. Si esos países, AÚN NO SIENDO COMUNISMO MARXISTA, son lo más que se ha avanzado en esa vía, lo más parecido que ha habido..

¿De verdad te apetece insistir?
¿De verdad ves siquiera un ápice de esperanza?
¿De verdad puedes ver algo que no sea ya no bueno, sino que no sea distópico al nivel que jamás ha visto el hombre?
primeramente le dire, que el problema de el comunismo, por ser un Sistema de produccion, es tarea historica de los pueblos. no solo mia.
1- por que piensas que han Avanzado en esa via, si ni siquiera lo han iniciado?
2-claro que si, mas ahora que cada vez toma mas vigencia la filosofia marxista
3-acaso no ha comenzado y se ve la decadencia de el Sistema capitalista? porque no voy a tener esperanza, cuando es un asunto de los pueblos y ellos estan ahi
el comunismo-marxista debe comenzar por uno dos, quizas hasta cuatro paises y Deben ser desarrollados.
4-no hombre, lo Bueno y lo malo esta por venir.
quizas eres muy pesimista porque tomas en cuenta la mentalidad de cangrejo de muchos politicos españoles
te Saluda un marxista
 

pepeleches

Será en Octubre
Desde
20 Abr 2007
Mensajes
31.451
Reputación
58.091
Manzanas traigo...:pienso:

primeramente le dire, que el problema de el comunismo, por ser un Sistema de produccion, es tarea historica de los pueblos. no solo mia.
¿Tarea histórica? ¿De quién? ¿Quién la impone?

1- por que piensas que han Avanzado en esa via, si ni siquiera lo han iniciado?
¿Porque cada vez que han dado unos pasos en esa dirección, que han sido TREINTA VECES, en TODOS Y CADA UNO de los casos ha habido millones de muertes y hambrunas?

2-claro que si, mas ahora que cada vez toma mas vigencia la filosofia marxista
Eso lo admito. Llegó un momento en que se demostró claramente que las experiencias comunistas habían sido un auténtico desastre. De hecho, hasta los comunistas se escondieron.

Y sin embargo, como solución a los problemas del mundo empezaron a propagarse...ideas comunistas. Ha surgido una nueva progresía, vestida de buenos sentimientos, pero con transfondo increíblemente radical y revolucionario. Una vez superado lo de la lucha de clases (ya lo decía Gramsci, con el estómago lleno el obrero no hace la revolución...), el repruebo se extiende hacia otros terrenos.

En un sinsentido, pero el problema es que mucha gente alberga ideas propagadas por el comunismo sin ni siquiera saberlo.

Que por cierto, nunca entenderé cómo el comunismo tiene filósofos que buscan fórmulas de manipulación masiva de las masas con semejante tranquilidad e impunidad.

Utilizan a las personas como fichas para extender sus ideas de una forma que da auténtico miedo. Porque las buenas personas (para mi mayoritarias...) jamás se imaginarían que existe gente así.

3-acaso no ha comenzado y se ve la decadencia de el Sistema capitalista? porque no voy a tener esperanza, cuando es un asunto de los pueblos y ellos estan ah
¿Me puedes explicar qué significa la decadencia del sistema capitalista? Divide la historia en períodos cortos, pongamos de 50 años.

Ahora que el sistema capitalista es el mayoritario (con matices en el mundo...):

- ¿Eres capaz de decirme una época de la historia con menos hambre y necesidad?
- ¿Una época con menos guerras?
- ¿Una época con más libertad para el ciudadano?
- ¿Una época con más democracias y menos tiranías?

La suma de democracia más capitalismo ha traído un mundo que afortunadamente nada se parece al precedente. No es perfecto, por supuesto, pero comparar el mundo actual con el de cualquier otro siglo es un auténtico insulto a la inteligencia.


i
el comunismo-marxista debe comenzar por uno dos, quizas hasta cuatro paises y Deben ser desarrollados.
Pero...¿no te das cuenta de la auténtica tiranía que encierran tus palabras? En el fondo actúas como los malos de las películas de superhéroes. Tienes en tu cabeza, como todos los marxistas, una forma de organizar el mundo, de decirles a los demás como deben vivir su vida y hacer experimentos sociales como si fueran ganado.

Repito, TREINTA VECES DE TREINTA otros chalados con poder tuvieron la misma iniciativo y provocaron decenas de millones de muertos. No hay UN SOLO CASO para albergar UN MÍNIMO DE ESPERANZA de que ese sistema sea viable.

Sí además, EN LOS TREINTA CASOS gente con ideas como las tuyas, no han alcanzado ese ideal de sistema de producción, ¿de verdad no te hace sospechar ni un poco de que es inviable? ¿Cuántos experimentos, cuantos muertos necesitas para convencerte?

Yo soy liberal, y sé perfectamente que el liberalismo es una utopía. Pero la experiencia me demuestra que los países, cuanto más liberales son, más riqueza, prosperidad y paz tienen. Es una tendencia, en la que se puede ver claramente una causa y un efecto.

¿Y en sentido contrario? ¿Acaso cuanto más comunistas han sido los países no han sido peores, con más hambre, con más sangre?? ¿Cómo puedes negar esa evidencia??? :pienso:

4-no hombre, lo Bueno y lo malo esta por venir.
quizas eres muy pesimista porque tomas en cuenta la mentalidad de cangrejo de muchos politicos españoles
No, no soy pesimista. Todo lo contrario.

Si se mira el mundo con un poco de perspectiva histórica, sabiendo la realidad de los siglos que nos preceden, la humanidad ha conseguido llegar a cotas cotas inimaginables.

Hace apenas un siglo (y no te cuento hace dos, tres, cuatro....) la epopeya de la humanidad era comer todos los días. Algo que no ha sido precisamente lo habitual.

Hoy en este foro puedes ver como gente que come estupendamente, tiene calefacción en invierno y 7 pares de zapatos, escribe por internet (ya solo saber escribir sería una gran diferencia, no hablemos comunicarse) y se consideran a sí mismos pobres de solemnidad.

La pobreza extrema a principios del XIX afectaba a un 95% de la población. Y hablamos de un nivel de pobreza comparable a la de esos países jovenlandeses donde vemos esas imágenes tan lamentables. Eso ha sido la vida para un enorme porcentaje de los que han puesto los pies en este mundo.

Estas cifras se han reducido a un nivel tan acojonante que jamás en la Historia se han conocido épocas de bonanza general que fueran ni la centésima parte de lo que vivimos ahora.

Por supuesto, eso hace que las constantes guerras que ha vivido el hombre durante su historia se hayan ido reduciendo paulatinamente. Y cada vez más se focalizan en zonas donde aún existe la tiranía política mezclada con la tiranía de la religión impuesta que hace más extremo al poder.

Esto no es una idea, es un hecho. Simplemente hay que coger datos de hace 100, 200, 300, 500, 1.000 años y comprobar esa evolución.

¿Tiene algo que ver esa evolución con el comunismo? Pues claro que no. Esa evolución viene del capitalismo, de multiplicar la productividad de forma que todos somos inmensamente más ricos, y de la democracia, de que se respeten nuestros derechos y libertades. Una mezcla que ha dado resultados nunca vistos: libertad económica e individual.

Y aunque uno y otro no son perfectos, y menos en su aplicación, lo acojonante es que en las amplias zonas del mundo donde se disfrutan las consecuencias de esta increíble mejora de la calidad de vida, no es que siga habiendo, sino que siguen surgiendo mentes preclaras que dicen que esto es un fracaso, y que lo que hay que probar es ese camino de la tiranía y de la pobreza que se ha probado 30 veces y machaconamente ha dado ese resultado: tiranía y pobreza.

Por eso desde un respeto a la persona (que no a la idea, no es lo mismo), tengo auténticas ganas de saber cómo es ese proceso. Como se puede estar maldeciendo continuamente del capitalismo, con calefacción ahora que hace frío, con la nevera llena, con internet, desde un país capitalista y democrático, añorando un cambio de sistema hacia algo que no es que no haya funcionado nunca, es que ha producido los mayores horrores que el ser humano ha visto.

Sinceramente es como si tienes un cáncer gravísimo, te operan, te dan quimio y radio, te curas, y una vez curado dices que la medicina tradicional es una hez y tienes que probar la homeopatía o el reiki.

Es más, ¿hasta qué punto estáis como una cabra, queriendo que una autoridad superior os limite vuestra libertad tanto personal como económica, cuando veis los resultados que produce, y sobre todo cuando ha sido el gran anhelo del hombre durante tantísimos siglos??
 

Don Potettes

Madmaxista
Desde
18 Jun 2018
Mensajes
10.516
Reputación
27.271


Misma retórica perpetua de los podemorros foreros: Marx es perfecto e inmarcesible, sus teorías están hechas a su imagen y semejanza, los malos son los hombres que son unos pecadores que tienen un gen muy de derechas recesivo, el socialismo perfecto está por llegar...
 
Última edición:

cripton36

Madmaxista
Desde
17 Jun 2017
Mensajes
2.825
Reputación
412
Manzanas traigo...:pienso:



¿Tarea histórica? ¿De quién? ¿Quién la impone?



¿Porque cada vez que han dado unos pasos en esa dirección, que han sido TREINTA VECES, en TODOS Y CADA UNO de los casos ha habido millones de muertes y hambrunas?



Eso lo admito. Llegó un momento en que se demostró claramente que las experiencias comunistas habían sido un auténtico desastre. De hecho, hasta los comunistas se escondieron.

Y sin embargo, como solución a los problemas del mundo empezaron a propagarse...ideas comunistas. Ha surgido una nueva progresía, vestida de buenos sentimientos, pero con transfondo increíblemente radical y revolucionario. Una vez superado lo de la lucha de clases (ya lo decía Gramsci, con el estómago lleno el obrero no hace la revolución...), el repruebo se extiende hacia otros terrenos.

En un sinsentido, pero el problema es que mucha gente alberga ideas propagadas por el comunismo sin ni siquiera saberlo.

Que por cierto, nunca entenderé cómo el comunismo tiene filósofos que buscan fórmulas de manipulación masiva de las masas con semejante tranquilidad e impunidad.

Utilizan a las personas como fichas para extender sus ideas de una forma que da auténtico miedo. Porque las buenas personas (para mi mayoritarias...) jamás se imaginarían que existe gente así.



¿Me puedes explicar qué significa la decadencia del sistema capitalista? Divide la historia en períodos cortos, pongamos de 50 años.

Ahora que el sistema capitalista es el mayoritario (con matices en el mundo...):

- ¿Eres capaz de decirme una época de la historia con menos hambre y necesidad?
- ¿Una época con menos guerras?
- ¿Una época con más libertad para el ciudadano?
- ¿Una época con más democracias y menos tiranías?

La suma de democracia más capitalismo ha traído un mundo que afortunadamente nada se parece al precedente. No es perfecto, por supuesto, pero comparar el mundo actual con el de cualquier otro siglo es un auténtico insulto a la inteligencia.




Pero...¿no te das cuenta de la auténtica tiranía que encierran tus palabras? En el fondo actúas como los malos de las películas de superhéroes. Tienes en tu cabeza, como todos los marxistas, una forma de organizar el mundo, de decirles a los demás como deben vivir su vida y hacer experimentos sociales como si fueran ganado.

Repito, TREINTA VECES DE TREINTA otros chalados con poder tuvieron la misma iniciativo y provocaron decenas de millones de muertos. No hay UN SOLO CASO para albergar UN MÍNIMO DE ESPERANZA de que ese sistema sea viable.

Sí además, EN LOS TREINTA CASOS gente con ideas como las tuyas, no han alcanzado ese ideal de sistema de producción, ¿de verdad no te hace sospechar ni un poco de que es inviable? ¿Cuántos experimentos, cuantos muertos necesitas para convencerte?

Yo soy liberal, y sé perfectamente que el liberalismo es una utopía. Pero la experiencia me demuestra que los países, cuanto más liberales son, más riqueza, prosperidad y paz tienen. Es una tendencia, en la que se puede ver claramente una causa y un efecto.

¿Y en sentido contrario? ¿Acaso cuanto más comunistas han sido los países no han sido peores, con más hambre, con más sangre?? ¿Cómo puedes negar esa evidencia??? :pienso:



No, no soy pesimista. Todo lo contrario.

Si se mira el mundo con un poco de perspectiva histórica, sabiendo la realidad de los siglos que nos preceden, la humanidad ha conseguido llegar a cotas cotas inimaginables.

Hace apenas un siglo (y no te cuento hace dos, tres, cuatro....) la epopeya de la humanidad era comer todos los días. Algo que no ha sido precisamente lo habitual.

Hoy en este foro puedes ver como gente que come estupendamente, tiene calefacción en invierno y 7 pares de zapatos, escribe por internet (ya solo saber escribir sería una gran diferencia, no hablemos comunicarse) y se consideran a sí mismos pobres de solemnidad.

La pobreza extrema a principios del XIX afectaba a un 95% de la población. Y hablamos de un nivel de pobreza comparable a la de esos países jovenlandeses donde vemos esas imágenes tan lamentables. Eso ha sido la vida para un enorme porcentaje de los que han puesto los pies en este mundo.

Estas cifras se han reducido a un nivel tan acojonante que jamás en la Historia se han conocido épocas de bonanza general que fueran ni la centésima parte de lo que vivimos ahora.

Por supuesto, eso hace que las constantes guerras que ha vivido el hombre durante su historia se hayan ido reduciendo paulatinamente. Y cada vez más se focalizan en zonas donde aún existe la tiranía política mezclada con la tiranía de la religión impuesta que hace más extremo al poder.

Esto no es una idea, es un hecho. Simplemente hay que coger datos de hace 100, 200, 300, 500, 1.000 años y comprobar esa evolución.

¿Tiene algo que ver esa evolución con el comunismo? Pues claro que no. Esa evolución viene del capitalismo, de multiplicar la productividad de forma que todos somos inmensamente más ricos, y de la democracia, de que se respeten nuestros derechos y libertades. Una mezcla que ha dado resultados nunca vistos: libertad económica e individual.

Y aunque uno y otro no son perfectos, y menos en su aplicación, lo acojonante es que en las amplias zonas del mundo donde se disfrutan las consecuencias de esta increíble mejora de la calidad de vida, no es que siga habiendo, sino que siguen surgiendo mentes preclaras que dicen que esto es un fracaso, y que lo que hay que probar es ese camino de la tiranía y de la pobreza que se ha probado 30 veces y machaconamente ha dado ese resultado: tiranía y pobreza.

Por eso desde un respeto a la persona (que no a la idea, no es lo mismo), tengo auténticas ganas de saber cómo es ese proceso. Como se puede estar maldeciendo continuamente del capitalismo, con calefacción ahora que hace frío, con la nevera llena, con internet, desde un país capitalista y democrático, añorando un cambio de sistema hacia algo que no es que no haya funcionado nunca, es que ha producido los mayores horrores que el ser humano ha visto.

Sinceramente es como si tienes un cáncer gravísimo, te operan, te dan quimio y radio, te curas, y una vez curado dices que la medicina tradicional es una hez y tienes que probar la homeopatía o el reiki.

Es más, ¿hasta qué punto estáis como una cabra, queriendo que una autoridad superior os limite vuestra libertad tanto personal como económica, cuando veis los resultados que produce, y sobre todo cuando ha sido el gran anhelo del hombre durante tantísimos siglos??
mucho escribir para al final, no decir nada. solo repetir.
pense que me preguntabas en serio, pero ya veo que no.

demuestra que se ha ibiciado tan siquiera la creacion de el comunismo. asi de sencillo. solo repites lo que otros dicen.
los sistemas de produccion entran en decadencia y se comienza a pensar en su cambio, tan pronto se ven signos de que no es redituable. comienzan a disminuir las ganancias.
por que cree que se subsidia la agricultura en los paises desarrollados, si tienen alta tecnologia y alta productividad?
porque en la agricultura se acabo el ciclo de el canibalismo capitalista. unica forma de general ganancias.
lo mismo esta pasando en la industria.
ya le dije, que los cambios de sistemas de produccion son tarea de los pueblos, no de politicos ni de sus partidos. el pueblo modificando cambiar su modo de vida, logra un cambio de Sistema economico.
1- quien fue el primero que entrego tierra a usufructo a los esclavos y los hizo siervo?
2- quien fue el primero que implement las maquinas en el trabajo manual de el siervo ( la rueca y el telar)?
esos dos ejemplos dialecticamente fue lo que motive el cambio de el esclavismo al feudalism y de este al capitalism.
los trabajadores necesitan crear una variante nueva economica y comenzar a multiplicarla ( segunda ley dialectica)
si sabe que es dialectica y como se usa, como la uso marx en su Sistema filosofico, como la uso hegel en su Sistema filosofico?

si me va a repetir, major no pierda su tiempo.
gracias
le Saluda un marxista, que no es ni izquierdista, socialista ni comunista
 

Hic Svnt Leones

Madmaxista
Desde
15 Abr 2017
Mensajes
27.521
Reputación
67.618
La gestación del capitalismo del siglo XXI | ctxt.es

En los años ochenta del siglo XX se inició el proceso de liquidación del pacto social de la posguerra mundial. Ese pacto consolidó la democracia liberal y abrió la época de implantación y extensión del estado de bienestar. Fueron Margaret Thatcher, en el Reino Unido, entre 1979 y 1990, y Ronald Reagan, en los Estados Unidos, entre 1981 y 1989, los líderes políticos que encabezaron el movimiento y descabezaron a todas las fuerzas capaces de obstaculizar la ingente doble tarea que acometieron: la destrucción del capitalismo social y la construcción del nuevo orden.

Treinta años más tarde, el nuevo orden ha tomado forma, se extiende por el mundo y produce nuevos estertores propios de su crecimiento convulso. La quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, se identifica de manera unánime como causa inmediata de la crisis (presunta) del sistema, a la que se le ponen apellidos que resumen la incapacidad o la falta de voluntad de penetrar en el fondo de la cuestión: "financiera", "económica", cada vez más "política", y, sobre todo, cada vez más próxima a repetirse.

En la última conferencia de la OCDE, que ha tenido lugar los días 13 y 14 de septiembre de 2018, han vuelto a aparecer los interrogantes que desvían la atención desde lo estructural a lo coyuntural: "dónde", "cuándo" y "por qué causa inmediata" se va a "repetir la crisis".

LAS CAUSAS DE ESTA "BURBUJA" DE DEUDA NO RESIDEN EN UNA GESTIÓN GLOBAL IRRACIONAL NI EN UNA ACUMULACIÓN DE ERRORES PARCIALES SINO EN LA HEGEMONÍA DEL CAPITAL ESPECULATIVO

Ahora los temores se dirigen hacia la gigantesca acumulación de deuda, pública y privada, cuya dimensión varía según las estimaciones pero anuncia un estallido inevitable: entre 250 y 300% del PIB mundial, es decir, una masa ingente de deuda que puede aplastar al conjunto de la economía mundial. Pero la cuestión esencial, con ser muy relevantes estas cifras, está en lo que ellas ocultan: las causas de esta "burbuja" de deuda no residen en una gestión global irracional ni en una acumulación de errores parciales sino en la hegemonía del capital especulativo.

Efectivamente, algunas variables económicas parecen simplemente desbocadas. Se hace referencia de manera reiterada a los bajos tipos de interés, que explican muy directamente la proliferación de inversiones inviables y, desde luego, esas tasas de endeudamiento (es 'tan barato' endeudarse), pero parece que muy pocos están dispuestos a llamar la atención sobre la contradicción de fondo, que puede sintetizarse en una pregunta sencilla: ¿cómo alguien piensa (un ciudadano cualquiera, no necesariamente un economista o un financiero) que un sistema económico puede funcionar con una única mercancía global cuyo precio se fija por decisión administrativa, se sitúa cerca de 0 y no experimenta los vaivenes propios del mercado, es decir, no responde a desajustes entre oferta y demanda? Parece lógico pensar que los factores de ruptura del sistema se sitúan ahí, en el precio del dinero y en la multitud de variables que se organizan a su alrededor.

Hay que volver a ello, pero conviene recuperar para esta reflexión otras dos referencias determinantes del rumbo actual del capitalismo: la fiscalidad y las condiciones laborales. En términos resumidos, la fiscalidad se ha ido acomodando a la conveniencia del gran capital, que practica un fraude generalizado, multiplica los paraísos fiscales y extrema su ubicuidad impositiva. En los mismos términos, las nuevas condiciones laborales se pueden sintetizar a través de la precariedad, la temporalidad, el desplazamiento masivo de actividades hacia territorios de bajos salarios, la caída generalizada de las remuneraciones y la sustitución creciente de trabajo actual (empleo) por trabajo pasado (aparataje diverso disponible; el proceso que para simplificar se denomina robotización).

Pagar menos impuestos significa menos recursos para el sector público, al que se obliga a restringir su capacidad de inversión y de consumo. Comprimir el mercado laboral reduce la capacidad de consumo de la mayor parte de la población, precisamente aquella que tiene una mayor propensión al gasto. Si las variables críticas para el funcionamiento del capitalismo muestran semejantes tendencias descendentes, todo conduce a pronosticar un 'encefalograma plano'. Sin consumo público y privado, sin inversión pública y con una inversión privada que privilegia las operaciones irracionales gracias al dinero barato, el sistema camina hacia el colapso.

Quienes forman parte de él en posiciones subordinadas, como las clases medias que entran en pánico y votan por Trump o escogen a la extrema derecha en Europa, o como la "clase trabajadora" que retrata Owen Jones en "Chavs", tienen pocas opciones de defensa y, desde luego, todas ellas pasan por hacer frente de manera organizada a la deriva descrita. Quienes, como los grandes operadores del capital especulativo, ocupan la posición hegemónica, disponen de unos medios que son cada día más numerosos e identificables, con un núcleo central que es la ubicuidad: la libertad de movimientos de los capitales a escala mundial, la libertad para remitir sus ganancias a los paraísos fiscales, la libertad para reubicar sus actividades allí donde encuentran las condiciones más favorables, e incluso la libertad de instalarse a vivir lejos de los avatares y las tensiones de sus sociedades de origen en proceso acelerado de empobrecimiento.

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA QUE HA AMPARADO LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO DE BIENESTAR DENTRO DEL ESTADO-NACIÓN HA SIDO LA DEMOCRACIA LIBERAL. EL ELEMENTO DE COHESIÓN DE TODO EL CONJUNTO HA SIDO EL PACTO SOCIAL ENTRE PATRONOS Y TRABAJADORES

Llegados a este punto surge necesariamente la cuestión político-institucional. La institución clave de toda la primera época del desarrollo capitalista ha sido el estado-nación. La organización política que ha amparado la construcción del Estado de bienestar dentro del estado-nación ha sido la democracia liberal. El elemento de cohesión de todo el conjunto ha sido el pacto social entre –simplificando– patronos y trabajadores. ¿Qué queda hoy de todo esto y, sobre todo, qué necesidad tiene el capital especulativo de mantener estos parámetros?

¿Pacto social? Su papel ha sido el de garantizar la armonía entre la supervivencia de los trabajadores y los intereses del capital, intentando generar una corriente continua de aumento del bienestar social y de crecimiento de los beneficios de las empresas. Cuando estas últimas se pasan masivamente a los negocios especulativos y relocalizan sus actividades productivas en países con mercados laborales sin protección alguna, el único ámbito en el que propulsar alguna forma de pacto social es el de aquellas actividades que siguen produciendo bienes y servicios in situ, sin relocalizarse en lejanos territorios. Pero este segmento capitalista opera en unos mercados marginales, en los que la ausencia de regulación y la masiva disponibilidad de mano de obra facilitan la imposición de condiciones ajenas a cualquier entendimiento entre las partes. Aquí surgen ahora los conflictos sociales entre capital y trabajo, pero nada de lo que acontezca tiene por qué resolverse en el marco de un acuerdo global; si acaso, basta con negociaciones parciales y ocasionales. El pacto social, tal como se ha conocido, deja de ser funcional para el capital y su contraparte, desprovista además de sus herramientas de lucha tradicionales –los sindicatos –, lleva todas las de perder. Fin del pacto social.

¿Democracia liberal? Si la democracia representativa ha permitido situar la negociación política como eje de la vida social y como vía de instrumentalizar acuerdos, la desaparición de la necesidad de pactar las formas de generación y de distribución de la riqueza nos acerca de manera muy rápida a la obsolescencia de las prácticas democráticas. No hay nada que negociar, por tanto para qué establecer un marco que regule esas negociaciones inútiles. Si el marco existe, como es el caso en los países occidentales, no tiene interés su pervivencia y se lo puede dejar languidecer hasta su completa extinción, o, al menos, hasta que solo conserve la apariencia tras cuya fachada se esconde un vacío real y una evidente inutilidad práctica. En último extremo, nuevas formas de representación política, como las que propugna la extrema derecha, pueden dar por liquidado este sistema. Fin de la democracia representativa.

¿Estado-nación? Finalmente, el envoltorio que se inventó para acoger estas formas de vida social avanza inexorablemente hacia su extinción. La pérdida de la democracia liberal y la inutilidad de los pactos son un preaviso de que el estado-nación está dejando de ser útil. La puntilla se la da la ubicuidad de los capitalistas especulativos del siglo XXI. Si ellos se mueven por el mundo y todos sus intereses son extremadamente volátiles desde el punto de vista de las fronteras nacionales, ¿qué función cumplen éstas en la nueva época del capitalismo? Para los especuladores tales fronteras son un obstáculo ya superado, con lo que su utilidad se va limitando cada vez más a los campos de la 'seguridad nacional' y del mantenimiento del orden social. Ni siquiera es ya el ejército el aparato del estado que ejerce de núcleo duro, sino más bien las fuerzas del orden y los servicios de inteligencia, cuyas funciones están nítidamente dirigidas hacia el interior, hacia esa estructura social cuya vida languidece pero puede dar origen a revuelos peligrosos. Desde luego, cualquier revuelta contra las consecuencias de esta deriva del capitalismo del siglo XXI tendrá que nacer dentro de los estados-nación, organizarse a escala supra-nacional y promover respuestas internacionales, de manera que el desafío que el capital puede temer es ante todo materia policial y de inteligencia, no militar. Fin del estado-nación.

¿CÓMO LE EXPLICAN A UNA PERSONA DE 45 AÑOS, POR EJEMPLO, QUE ES AL TIEMPO MUY JOVEN PARA JUBILARSE Y MUY MAYOR PARA TRABAJAR?

Panorama complejo, pero sobre todo malla inextricable de elementos cuya apariencia es a menudo suficiente para esconder lo esencial: parece que vivimos temporalmente peor, como consecuencia de 'la crisis', pero teóricamente esto se supera y asunto resuelto. Sin embargo, el tiempo pasa y la realidad combina dos caras complementarias que componen otro panorama, diferente de eso que se denomina 'crisis'. Por un lado está la propia vivencia de la gente: ¿cómo le explican a una persona de 45 años, por ejemplo, que es al tiempo muy joven para jubilarse y muy mayor para trabajar? La explicación de las consecuencias de tal cosa, aparentemente en el terreno de la psicología, tiene que construirse verdaderamente en términos de sociología: no se trata de una posible depresión individual sino de un proceso sostenido y masivo de exclusión, que se prolongará de manera indefinida en el tiempo. Por otro lado están los especialistas, los que entienden de la cosa, que van multiplicando últimamente las advertencias pero no se atreven a ir más allá de una descripción lineal: "la crisis puede rebotar en cualquier momento", es decir, la crisis de 2008, de la que vamos saliendo poco a poco, puede mostrar de nuevo su cara, quizás algo diferente. Prácticamente ninguno de esos especialistas quiere advertirnos de la existencia de un fenómeno de ruptura, que abre una nueva época del sistema, no una crisis circunstancial. Se atreven a ir enunciando en una lista desordenada una serie de factores críticos pero se niegan a organizarlos en un todo coherente y asumir que es una nueva época, que esos factores configuran una nueva realidad y han venido para quedarse.

Y en España nos encontramos con una de las versiones más extremas, no en términos de transformación estructural, que es más o menos la misma en todo el mundo, sino en el ritmo y la intensidad del empobrecimiento y de la exclusión. No es extraño, puesto que arrancamos desde una posición menos sólida, más vulnerable y de inferior riqueza material acumulada que en otros países del entorno europeo.

Si se quiere avanzar en la comprensión de la situación carece de sentido enredarse en variaciones ocasionales del crecimiento, en cifras sin contexto cuyo aumento se toma como indicador de buena salud económica, o bien en la peor condición de otros países o en la aparición de tendencias adversas generales. Para España, la descripción del momento social es fácilmente condensable en pocos términos: los beneficios de las grandes empresas crecen sin freno, los presupuestos públicos se someten a permanente escrutinio para impedir que suban, todos los programas sociales en consecuencia se comprimen, la remuneración del trabajo disminuye, el empleo se contrae y el empobrecimiento invade ya el espacio de las clases medias. Pero lo más importante está en algo que hay que repetir hasta la saciedad: esto no es el "legado de la crisis", esto constituye la esencia de la prolongada primera fase de la nueva época del capitalismo, esa que iniciaron Reagan y Thatcher en los primeros ochenta del siglo XX.

EL PACTO SOCIAL NO ESTÁ EN LA AGENDA DE LOS PAÍSES NI EN LA DE LA UNIÓN EUROPEA. EL RETROCESO DEMOCRÁTICO ES CADA DÍA MÁS VISIBLE, EN LOS PAÍSES MIEMBROS Y EN LA UE

Desde esta óptica, tiene todo el sentido avanzar hacia la internacionalización. El pacto social no está en la agenda de los países ni en la de la Unión Europea. El retroceso democrático es cada día más visible, en los países miembros y en la Unión. El estado-nación termina por ser el territorio en el que el empresariado hegemónico se limita a mantener el control y también por convertirse en un corsé para quienes intentan superar las consecuencias más temibles de la nueva situación. De hecho, cada vez menos cuestiones cruciales se dirimen dentro de los límites de los estados, mientras los poderes supra-nacionales se dividen entre el que ejerce la UE como vigilante del orden establecido y el que ejerce el 'cuartel general de la oligarquía financiera internacional' para determinar qué se puede y qué no en el espacio económico-financiero.

Solo un contrapoder de los perjudicados organizado a escala internacional puede situarse en posición de fuerza para revertir las tendencias descritas. Van apareciendo y multiplicándose los intentos de ir por este camino, pero por ahora no pasan de ser esbozos sin concreción real. La necesidad de avanzar en la gestación de una sociedad inclusiva es cada vez mayor y nos interpela a todos, a quienes ya estamos comprometidos con ello y también a quienes tienen que ir asumiendo el reto de frenar una transformación estructural que nos empobrece y nos excluye.

-----------------------

Jacinto Vaello es economista, colaborador del Banco Mundial, del Banco Europeo de Inversiones y de consultoras internacionales.
¿Pero qué "proceso de liquidación del pacto social de la posguerra mundial" ni que niño muerto?

Tan simple como la ruina e insostenibilidad de los Estados elefantiásicos tras una era de petróleo barato. Cuando llegó la Thatcher el RU era el país no comunista con una economía más estatalizada... :roto2:

EL tal Jacinto, siervo de las instituciones globalistas, "colaborador del Banco Mundial, del Banco Europeo de Inversiones y de consultoras internacionales", sabe que va aser leído por badulaques del caletre de algunos conforeros, y que hab´ra algún incauto que le compre la moto de que nos hace falta más estatismo, gobierno único mundial, y destuir las naciones.

Y por supuesto se le olvida comentar que son los bancos centrales y los gobiernos globalistas los que hinchan la oferta monetaria uqe alimenta la especulación de la que tanto se abomina.

Deleznable propaganda globalista para débiles mentales.