Son extremadamente sumisos, salvo que alguien intente rebajar 0,4 euros la pensión de los jubilados, porque esos 40 céntimos pueden desatar una revolución.
El programa implantado en sus cabezas les hace ver que si son sumisos al Régimen, el Régimen les mantendrá, como un pastor alimenta y cuida de sus ovejas.
El problema es que el Estado del Bienestar y sus vías de financiación no son infinitas y cuando el volumen de paguitas, casa gratis, educación gratis, etc dados a los jovenlandeses supera cierto umbral, la única manera de extender el Estado del Bienestar y los 'derechos' a los pagapensiones es recortar el Estado del Bienestar a los sumisos nacionales.
Ese es el momento en el que el fervoroso sumiso nacional, no solo tiene que compartir y regalar a los pagapensiones sus sentimientos y los derechos logrados con años de "lucha" (paguitas), sino que tiene que renunciar a 40 céntimos de su paguita y entonces es cuando surge Merine Le Pen y el Frente Nacional.
Y es que todos los que defienden con generosidad el Estado del Bienestar lo defienden con la generosidad de otros y la firmeza de sus principios depende por completo de que esa lealtad sea comprada con dinero cada mes.
Es algo así como quitarle un bogavante a un sindicalista: el Universo colapsa frente a nuestros ojos.