La caca castrista agrada a ZP

lordfirefax

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http://www.adn.es/mundo/cuba_castro/20080507/NWS-3244-Valdes-Zoe-ficcion-fidel-castro.html

Zoé Valdés: "La caca castrista agrada a ZP"

'La Ficción Castro' suma la experiencia personal de la autora a los datos históricos para denunciar las mentiras del régimen que el mundo ha dado por válidas durante medio siglo

"Yo acuso". El último libro y el primer ensayo -"ensayo novelado", matiza ella- de la escritora y poetisa cubana Zoé Valdés se abre con una denuncia zoliana.

El primer objetivo de La Ficción Fidel (Editorial Planeta) es el protagonista: "el dictador", "el culpable", que a lo largo del libro recibe los calificativos de "pandillero", "gángster", "misógino", "testarudo", "convencionalista", "fabulador de primera", "mandamás del mundo", adorador del "gansterismo, el terrorismo, el guerrerismo y todos los horrorismos", "loco", "fascista", "megalómano", "monstruo", "asesino", "viejo schoscho", "Coma Andante"...

Los clientes de la ficción

Pero lo que diferencia La Ficción Fidel de otras denuncias anticastristas es la puesta en evidencia de los cómplices. Los artistas autorizados por el régimen, los intelectuales europeos que subrayan la diferencia entre las dictaduras de derechas y las de izquierdas y el propio lector, si se ha ido de vacaciones a la isla o muestra alguna señal de indulgencia para Castro, son sentados en el banco de los acusados.

Los intelectuales internacionales que se obsesionan con el antiamericanismo y no denuncian la dictadura, o lo hacen con demasiada timidez, son nombrados. No se libra Gabriel García Márquez -"es caso perdido"-, pero tampoco Javier Bardem -debería "enviar un mensaje claro de repudio a Castro"- ni Pedro Almodóvar -"le pidió públicamente al dictador que se marchara ya del poder, aun así debería estar más presente en su acción anticastrista"-.

La crítica también ataca a los Gobiernos de Francia, de Clinton y de Carter en EEUU y de España -"la caca castrista parece agradar a este gobierno de ZP", por su pasividad o su cooperación con Cuba. Al juez Baltasar Garzón le pide "la misma valentía que cuando detuvo a Pinochet".

Los extranjeros que viajan a Cuba, pueden ser "pobres e ignorantes", o "cínicos", o "a la vez ignorantes y cínicos". Aunque Valdés aclara durante su entrevista con ADN.es que no pide que los viajeros boicoteen la isla, porque cada uno es libre de ir a donde quiera, confiesa en el libro que "duele [...] ver cómo la gente disfruta del folclorismo, de la mediocridad de una cultura agonizante, de las playas desiertas de cubanos, de la atmósfera de inercia dominante".

La "enemiga de la Revolución", según la definió el propio líder máximo en un discurso, también reprocha a la opinión pública su doble rasero a la hora de juzgar los regímenes autoritarios. "Les refresco la memoria. Pinochet fusiló a tres mil personas; Castro, entre dieciocho y ventiuna mil".

Los logros heredados de la Revolución

No obstante, el ensayo de la poetisa dista mucho de ser un panfleto. Aparte de algunas alegaciones soprendentes -Castro "está implicado directamente" en el asesinato del presidente Kennedy y su "implicación en el 11-S está que quema", escribe Valdés-, el libro demuestra con cifras oficiales y datos de la ONU por qué Fidel "fracasó con su revolución, pero triunfó en una sola cosa, en su estudio de marketing".

La crítica del castrismo pasa por una rehabilitación de Fulgencio Batista, quien fue elegido en las urnas antes de dar un golpe de Estado y luego perder el poder en la revolución de 1959.

"Batista, al lado de Fidel, ha sido un niño de berza", afirma Valdés, quien enumera los "logros" castristas que en realidad serían una herencia de las políticas anteriores: sobre la sanidad, recuerda que había más médicos en 1957, dos años antes de la llegada de Castro, que en 1967. En cuanto a la educación, otro escaparate del castrismo, insiste en que la Revolución heredó de algunas de las tasas de alfabetización más altas de América Latina.

El perfil de Castro dibujado a lo largo de las 371 páginas no es el mero resultado de unas cifras friamente alineadas. En este "ensayo novelado", Valdés comparte sus encuentros con Fidel, en su vida de autora y en sus pesadillas por la noche. Cita las reflexiones de su abuela o de su madre y da un rastro humano y personal a la realidad de los cubanos bajo el régimen castrista.

La esperanza de la disidencia

La autora no cree que la llegada de Raúl a la presidencia cambie las cosas. No ve ningún signo de apertura en la conmutación de la pena de muerte a un grupo de condenados a muerte, en la mano tendida a EEUU, en el aumento de las pensiones o la liberalización de los telefonos móviles para quienes puedan pagárselos.

También recuerda que la anunciada supresión de la tarjeta blanca, el permiso legal para salir de la isla, no ha permitido que la bloguera Yoani Sánchez pudiera viajar a Madrid para recoger su premio Ortega y Gasset. Indica que realmente se espera es la liberación de todos los presos políticos y la celebración de elecciones democráticas.

La cubana parisina, que dedica un capítulo a las nociones de exilio y éxodo, no puede evitar referirse a la disidencia. Aclara durante la entrevista que lo que en el libro pueden parecer críticas respecto al discurso posibilista de algunos de los disidentes de la isla sólo son discrepancias tácticas.

No acepta que los 2.800.000 cubanos del exterior tengan menos derecho a expresar su voz que los que se han quedado. Se alegra de la existencia de una disidencia plural y confía en que "los corderos" sepan rebelarse. Eso sí, en "la Cuba D.C.", después de Castro.
Salu2,
 
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