Episodio 5: Descenso al Infierno.
Pasan un rato bastante deprimente, callados y sin saber qué hacer, oyendo de vez en cuando a Wombat llorar lastimosamente. La batería de la tablet está al 38%, os urge encontrar una salida válida, y barullo hace todo lo que puede intentando descifrar los planos.
[Barullo] Los planos actuales no sirven, estos sitios no aparecen reflejados en ellos. Hay un plano de los sesenta, pero tiene muy mala definición. Por lo que veo, efectivamente esto tiene varios accesos, uno conecta con el despacho del viejo, otro con la sexta planta, y el último, situado en el suelo, sigue hasta abajo, hacia una especie de sótano que queda incluso por debajo de las plantas subterráneas.
[Sonny] Pues ese es el camino que debemos tomar, es el único libre del Clpz 04, el despacho de Tisdale y la sexta planta están contaminados, no tenemos otra alternativa.
[Connor] Además nos viene de lujo, si el gobierno revienta el edificio tendremos más posibilidades de sobrevivir si estamos bien abajo, en ese sótano que dices que hay. Es lo mejor que nos podría haber pasado.
[Barullo] Ese acceso parte desde el suelo de esta habitación, así que toca buscarlo.
No ven nada que indique la presencia de una trampilla, pero al mover el sofá observan una losa en el suelo más resaltada que el resto, y una paqueña ranura junto a la pared, al lado. Barullo introduce la mano y llega a un pequeño alambre, que, tras tirar de él, produce un sonoro ¡clock! Que despega la losa. Necesitáis varias manos para moverla, pero finalmente consiguen despejar el camino. Ante vosotros se presenta una escalera vertical anclada a la pared, de hierro, bastante oxidada y con pinta de no ser muy resistente. No podéis ver el final, este queda oculto bajo las más completas tinieblas.
[Usu-Ario] Uff... qué mal rollito da esto. Tiene pinta de que se va a venir abajo en cuanto le pongamos un pie encima.
[Almeida] No hay otra. Tendría que bajar primero alguien delgado, para tantear el terreno y ver si resiste. Si es así los más pesados iremos bajando después.
Miráis a Luna. Es menuda y esbelta, la más liviana del grupo.
[Luna] A mí no me miren...
[Almeida] Vamos, eres la más indicada. Los hombres somos demasiado pesados. Y de entre las mujeres, eres la más pequeña. Si no resiste tu peso no resistirá el de nadie.
[Luna] Ya, y como no me aguante me despeñaré sin remedio. No quiero morir en este frío agujero...
[Rizzo] Supongo que podríamos hacer una improvisada cuerda con nuestros cintos, así, si la escalera no soporta tu peso, podremos rescatarte. ¿Mejor así?
Luna sigue sin estar convencida, pero el tener un apoyo en caso de caída le despeja muchas dudas. Amarran todos los cintos disponibles, consiguiendo varios metros de “cuerda”. Luna comienza a descender, usando la mano izquierda para aferrarse a los mugrientos peldaños, y la otra para agarrar los cintos. La escalera parece aguantar bien su peso. Pronto baja tanto que se termina la cuerda. Hace una pequeña prueba de fuerza, en la que se balancea adrede. Sí, la escalera definitivamente parece sólida.
[Luna] Ya se acabaron los cintos, pero voy a seguir, creo que aguantará sin problemas...
Luna sigue bajando, y arriba, los demás aguantan las respiración, esperando lo peor. Por fin, escucháis la voz de Luna, 80 metros más abajo, que os indica que ha llegado a una nueva habitación y que está fuera de peligro. Suspiran aliviados, pero no pueden cantar victoria antes de tiempo; aún deben bajar otras doce personas.
[IPC] Barullo, antes de bajar deberíamos echar un último vistazo a pacorro, a ver cómo le va, y luego tendríamos que apagar la tablet, la batería cada vez es menor, y no sabemos si volveremos a necesitar ese trasto más adelante.
Echáis un último vistazo a pacorro, al que os cuesta encontrar, pero finalmente lo descubren en el subterráneo. Parece aturdido y está más perdido que un pulpo en un garaje. No sabe muy bien por donde empezar a buscar los antiguos cables de la red interhospitalaria. Pacorro gesticula y mueve los labios, suponéis que está acordándose en todo lo cagable, pero no tenéis oportunidad alguna de volver a contactar con él ni de oír lo que dice.
[Symphony Of Destruction] Menuda papeleta tiene el pobre... la verdad es que yo tampoco sabría por donde empezar.
[Amy Farrah Fowler] Ya se las apañará. Vamos nosotros a bajar antes de que sea demasiado tarde, querida.
Comienzan a descender, siempre de uno en uno. Cuando alguien llega abajo, lanza un grito, y sólo entonces otro pone el pie en los primeros peldaños. Es una tarea difícil y lenta, pero, poco a poco, la segunda sala tapiada se va vaciando de gente, hasta que sólo quedan Fritz Lang, Wombat, barullo y Don Depresor.
[Barullo] Ánimo gente, sólo quedamos nosotros. ¿Quién se anima a ser el siguiente?
[Fritz Lang] No quiero bajar... esos peldaños tienen demasiadas bacterias. Además ya han pasado muchas personas, y lo han contaminado más todavía...
[Barullo] No me vengas con remilgos ahora, que llevas arrastrándote por el fango toda la mañana, hombre... venga, pa' dentro...
[Wombat] Yo... yo tampoco voy... yo me quedo aquí, con mi lokenito del alma... sniff... pobre amorcito... sniff... yo no puedo...
[Barullo] Otra... jorobar, no puedes hacer nada por él quedándote aquí. Ya sabes que él te amaba y él hubiera querido que salieras con vida.
Barullo insiste tanto que Fritz Lang comienza a descender, aunque profundamente asqueado. Cuando él toma suelo, baja Wombat, temblando y llorando.
[Barullo] Menudo par. Amigo Don Depresor, bajo yo, y luego tú, que eres el más... corpulento.
[Don Depresor] Es que retengo líquidos, y eso, junto al hipotiroidismo sano que tengo...
[Barullo] Ya, ya... en unos minutos te aviso, vete preparándote.
Cuando Wombat llega abajo barullo emprende el descenso. Unos minutos después le pega un grito a Don Depresor. Es el último.
[Don Depresor] jorobar... vamos allá...
El descenso de Don Depresor es de largo el más lento y difícil. El hombre, con su reducida movilidad debe usar sobre todo la fuerza de sus brazos, pero sus 138 kilos le hacen la tarea sumamente penosa. Diez minutos después apenas ha bajo 20 metros y le empiezan a faltar las energías. Desde abajo lo animan, pero las palabras de apoyo que le lanzan apenas sirven para nada.
[Don Depresor, sudando copiosamente] arff... arf.... no.... afffrr.... no voy a conseguirlo.... arffffahhh
Don Depresor sigue desciendo, un peldaño por minuto. No puede más. Llega a un punto en el que el tamaño del hueco se reduce considerablemente, y queda atorado.
[Don Depresor] ¡No puedo bajar más! ¡me he atascado!
Le animan aún más, pero no puede seguir.
[Sonny] ¡Tío, mete barriga y aprieta el ojo ciego!
[Don Depresor] ¡No puedo! ¡socorro! ¡fruta vida, es que hasta el agua me engorda!
[Usu-Ario] Tendrá que ir alguien a echarle una mano, no tiene pinta de que pueda salir por sí mismo.
Una vez más las miradas caen sobre Luna.
[Luna] ¿Otra vez yo? ¿Por qué? Yo no puedo tirar de esa mole de tío.
[Fritz Lang] No puede ir nadie más, sería mucho peso para la escalera. Vete y tira de sus pies, a ver si lo desatascas...
Luna suspira y comienza a subir. Le separan 25 metros de Don Depresor, pero sube ágilmente y pronto está junto a él. Tira de sus pies, pero no puede ni moverlo un centímetro.
[Don Depresor] ¡Ayúdame, shurmana! ¡no me dejes aquí!
[Luna] Venga, a la de tres tiro de ti, y tú metes barriga todo lo que puedas.
Mientras forcejean ambos, la escalera empieza a ceder. Los anclajes de la misma comienzan a arrancarse de cuajo. El peso de ambos, más el forcejeo, es demasiado para lo que la escalera puede soportar. Luna pierde el equilibrio y cae la primera. Intenta agarrarse en su caída a los peldaños, cosa que consigue a medias, lo suficiente como para no matarse con el choque, pero no puede evitar que sus piernas se partan con el impacto. Apenas tiene tiempo de quejarse. 80 metros de escalera de hierro y el mórbido ojo ciego de Don Depresor caen sobre ella, aplastándola contra el duro suelo.
Cerramos la primera semana de juego de la mejor manera posible. ¡Luna era una de Los Asesinos, y habéis acabado con ella! :Aplauso::Aplauso: Ya era hora de que encontraran a uno de ellos. Pero no se duerman, aún queda otro que hará todo lo posible por mataros a todos.
y algún día los trincarán espero...
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