La salvación es solo por Fe, no por actos.
Da igual lo que uno guarde la ley, pues somos y seremos pecadores hasta nuestra muerte, estando impedidos para cumplirla.
Si nos vamos a guiar por las Escrituras,
@Fausto1880 te ha puesto gran parte de los textos (hay muchos otros en el AT) que tienen que ser interpretados en conjunto.
En realidad, este asunto ha estado en manos de muy buenos teólogos luteranos y católicos, quienes en 1999 coincidieron en una definición bastante clara.
Nota Aclaratoria: La Comisión ha trabajado varios años y creo que sigue activa, en 1999 se publicaron documentos a los que hago referencia aquí.
Pese a que han transcurrido 23 años ya (casi un cuarto de siglo) de la publicación de los documentos, esto por algún misterio es casi ignorado por la gran mayoría.
Para los que no esté ni enterados:
xipetotek.iteso.mx
El acuerdo abarca varios temas, pero el que más nos ocupa (en este hilo) es el relativo
a la DOCTRINA DE JUSTIFICACION y allí se han esbozado varios puntos:
- El profesor Paul O'Callaghan comenta el acuerdo sobre la justificación
www.aceprensa.com
1. Impotencia y pecado del hombre con respecto a la justificación. “En lo que atañe a su salvación, el ser humano depende enteramente de la gracia redentora de Dios. La libertad de la cual dispone respecto a las personas y las cosas de este mundo no es tal respecto a la salvación porque, por ser pecador, depende del juicio de Dios y es incapaz de volverse hacia Él en busca de redención, de merecer su justificación ante Dios o de acceder a la salvación por sus propios medios. La justificación es obra de la sola gracia de Dios” (n. 19).
2. La justificación en cuanto perdón del pecado y fuente de justicia. “La gracia de Dios perdona el pecado del ser humano y, a la vez, lo libera del poder avasallador del pecado, confiriéndole el don de una nueva vida en Cristo. Cuando los seres humanos entran en comunión con Cristo por la fe, Dios ya no les imputa sus pecados y mediante el Espíritu Santo les transmite un amor activo. Estos dos elementos del obrar de la gracia de Dios no han de separarse, porque los seres humanos están unidos por la fe en Cristo que personifica nuestra justificación (1 Co 1, 30): perdón del pecado y presencia redentora de Dios” (n. 22).
3. Justificación por la fe y por la gracia. “El pecador es justificado por la fe en la acción salvífica de Dios en Cristo. Por obra del Espíritu Santo en el Bautismo, se le concede el don de salvación que sienta las bases de la vida cristiana en su conjunto. Confía en la promesa de la gracia divina por la fe justificadora que es esperanza en Dios y amor por Él. Dicha fe es activa en el amor y, entonces, el cristiano no puede ni debe quedarse sin obras, pero todo lo que en el ser humano antecede o sucede al libre don de la fe no es motivo de justificación ni la merece” (n. 25).
4. El pecado de los justificados. La afirmación común sobre este punto es la del n. 28 de la DJ, reproducido arriba.
5. Ley y Evangelio. “El ser humano es justificado por la fe en el Evangelio ‘sin las obras de la Ley’ (Rm 3, 28). Cristo llevó la Ley a su cumplimiento y, por su muerte y resurrección, la superó en cuanto medio de salvación. Asimismo, confesamos que los mandamientos de Dios conservan toda su validez para el justificado y que Cristo, mediante su magisterio y ejemplo, expresó la voluntad de Dios, que también es norma de conducta para el justificado” (n. 31).
6. Certeza de la salvación. “El creyente puede confiar en la misericordia y las promesas de Dios. A pesar de su propia flaqueza y de las múltiples amenazas que acechan su fe, en virtud de la muerte y resurrección de Cristo puede edificar a partir de la promesa efectiva de la gracia de Dios en la Palabra y el Sacramento y estar seguro de esa gracia” (n. 34).
7. Las buenas obras del justificado. “Las buenas obras, una vida cristiana de fe, esperanza y amor, surgen después de la justificación y son fruto de ella. Cuando el justificado vive en Cristo y actúa en la gracia que le fue concedida, en términos bíblicos, produce buen fruto. Dado que el cristiano lucha contra el pecado toda su vida, esta consecuencia de la justificación también es para él un deber que debe cumplir. Por consiguiente, tanto Jesús como los escritos apostólicos amonestan al cristiano a producir las obras del amor” (n. 37).
Como pueden ver, al precisar con más claridad los conceptos, tiene "razón" Lutero y tiene "razón" la Iglesia Católica. Hablando claro AMBOS ENTIENDEN el tema tal como debe ser.