El emperador va desnudo, viva el emperador. Ya lo han dicho otros foreros: lo que está en juego es demasiado grande para caer. La "red" ha crecido mucho y aunque se rompa su zona central, seguirá cumpliendo su labor. La corrupción campa a sus anchas y solo parecen quedar dos opciones: la guerra o el patadón pa´lante.
Lo que estamos viendo en la metrópoli del Imperio nos ofrece la verdadera dimensión del problema, soslayado tantas veces cuando solo se manifestaba en alguna de sus colonias, casi como como una fallo estructural propio de las democracias advenedizas... Entonces es cierto que el sistema está podrido y ya no es posible tomarse esa frase a la ligera, como se toman los cuentos de catástrofes que mueven más a entretenimiento que a preocupación verdadera.
El "sentido común", entrecomillado para que no se tome estrictamente, conseguirá, me temo, fraguar la corrupción. "América" se ve ahora bajo ataque como tal vez nunca antes en su historia. Eso cambiará el carácter "americano" y sus consecuencias me parecen impredecibles. Es tan amplia la red y profunda su penetración en "todos los intereses" que saldrá tocada pero seguirá cumpliendo su misión. Lo otro sería la guerra, ese gran Reset al que seguramente vamos pero al margen de los canales que establece esa propia red. Un Reset sin control deja en intento frustrado otro reset "más razonable", a saber que todo siga como está, madurando como debe y controlado por los que controlan...
Si con capaces de hacer lo que "presuntamente" han hecho, es que lo tienen claro y tenerlo claro implica la elaboración de planes de contingencia alternativos. Una especie de jaque mate del que solo es posible zafarse dando una patada al tablero.
Conocen nuestra psicología y la conocen bien porque han creado una disparidad de estímulos a los que casi siempre respondemos de la misma manera. Han jugado a ser dioses con nosotros y al mismo tiempo que ellos tiene todo el poder a nosotros solo nos queda el pasmo del desengaño. Hablar de un "ellos y nosotros", como se ha hecho tantas veces con éxito, ahora es muy difícil, porque todos somos un poco ellos y nosotros. Basta arañar el barniz un poco para que el miedo nos ubique en nuestro sitio. Los valores no son tales si no tienen más valor que nuestras vidas. Es así y no le den más vueltas. Todo el mundo se ha entregado alegremente a escuchar el canto de las sirenas. No hemos cambiado como seres humanos; no somos ni más listos ni más espirituales. Somos hedonistas, libertinos, perversamente inocentes y pagaremos caro haber vendido nuestras almas al diablo. No son pactos que se firmen en perfecto uso del conocimiento ni de la voluntad pero muerta nuestra conciencia a base de estímulos y premios continuados de "todo a cien", hemos querido sin querer del todo, excavar nuestra propia tumba.