otro parmenides
Madmaxista
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Carlos Esteban explica en este artículo la opción que queda, a falta de novedades. Más o menos ya salió aquí, pero es un buen resumen. Pongo la segunda parte.
Joe Biden, al fin presidente electo (o, tal vez, no) - La Gaceta de la Iberosfera
Si tengo que decir lo que realmente creo, y supongo que a estas alturas ya debería, creo que el equipo de Trump siempre supo que ninguna de sus demandas iba a prosperar. No tenían, no tienen, la menor posibilidad. La de Texas y los demás estados, quizá, aunque ya hemos visto que tampoco.
No. Si les interesa mi versión, estoy convencido de que las demandas presentadas no estaban pensadas para triunfar, sino para informar. Para tener acceso a pruebas, a testimonios, a las máquinas de Dominion. Para crear un determinado ambiente entre los trumpistas en particular y el país en general. Y, me parece, en ese sentido ha sido un éxito. El equipo de Trump ha sorteado el muro de silencio de los grandes medios y provocado a las redes sociales para que les censuren, multiplicando así la exposición a la gran noticia del fraude masivo.
¿Cuál creo yo que es la verdadera estrategia, después de que los electores han dado la victoria a Biden? Bien, el próximo paso llega el 6 de enero, día de la Epifanía, cuando se reúne el Congreso para contar oficialmente los votos que se han reunido hoy. Es el momento en que Mike Pence, en su calidad de vicepresidente, rechaza los votos de aquellos estados en los que hay razones para pensar que han sido amañados, provocando una elección disputada.
Según la Constitución, una elección disputada se resuelve en una ‘elección de contingencia’ en la que el presidente lo elige la Cámara de Representantes. En la Cámara los demócratas tienen mayoría, pero esta es una elección con un procedimiento especial: no votan por diputado, sino por estado. Un estado, un voto. Y aquí está la gracia: serían 26 republicanos contra 23 (o 22) demócratas. Fin.
¿No podrían los demócratas apelar al Supremo? Sí, claro. Pero, desgraciadamente para ellos, el Supremo acaba de reconocer que estas disputas no le corresponde solucionarlas a él, sino a la legislatura. Jaque mate.
Esta estrategia es la que me parece que tiene más sentido. Pero, naturalmente, puedo estar totalmente equivocado. Quizá Trump seguirá dando un rato más la lata con los tribunales, en vano, para luego empezar a preparar el asalto a la Casa Blanca en 2024. Sería un error. Dudo mucho de que los demócratas en el poder no muevan todos los hilos para hacer que eso sea imposible.
No me preguntes por qué, pero no me fío nada de Mike Pence.