Cada día baja más la edad, especialmente entre mujeres. Ya pasó en primavera.
La ola parece que va ya de bajada y dada la evolución en todos los países parece razonable pensar que, una vez disparada dicha ola, se desarrolla según un patrón más o menos establecido en cuanto a la forma general pero qué es posible, en cierta medida, controlar o mitigar su amplitud y duración con medidas de distanciamiento y profilaxis.
Es decir, pasado un punto crítico la ola es imparable hagas lo que hagas y su evolución es ascender vertiginosamente y luego descender, pero sus consecuencias pueden ser mitigadas y de las medidas que se tomen (a tiempo) depende hasta donde pueda llegar a subir y lo que pueda quedar en meseta antes de descender.
A esto hay que añadir la gestión sanitaria, que puede ser calamitosa como lo fue en España en Marzo o estar algo mejor gestionada (como ahora, con UCIS muy ampliadas y mejor conocimiento de los tratamientos).
Recordemos que en Marzo se animaba a la gente a quedarse en casa con agüita y paracetamol, se usaban respiradores a mansalva y no se conocían las características trombo-embolicas de la enfermedad, eso marca una gran diferencia en cuanto a mortalidad incluso en ausencia de tratamiento específico para el bichito, y posiblemente por eso tenemos 400muertos y no 1000.
Creo que es vital intentar no pasar ese punto crítico en el que la ola epidémica despega, y esa parece la estrategia de los países que han evitado, por ahora, la catástrofe sanitaria. Pero nadie está libre mientras el bicho diga circulando.
Veremos qué pasa con Corea y Japón.