Entiendo que Oriol Mitjà defienda la postura desde su cualificación y su entendimiento, y que exija profesionalidad y cualificación en aquellos cargos políticos que toman decisiones sobre la crisis sanitaria.
Desde ese punto de vista, simpre estoy de acuerdo porque uno de los grandes problemas en España es la falta de profesionalidad y meritocracia entre quienes toman (y ocupan) los puestos de responsabilidad, al nivel que sea, y más allá en lo político, Illa, y Simón, son los ejemplos.
Pero también hay que darse cuenta que las sociedades europeas no son como las asiáticas, no son sociedades militarizables que tengan esa disciplina para obedecer; por lo tanto, ese ideal de evitar la extensión de la epidemia aislandose los individuos de una sociedad, es un ideal teórico dificilmente trasladable a la realidad.
No he seguido a Oriol Mitjà constantemente, y no sé si ha evolucionado o razonado sobre la situación, pero hay virólogos europeos a los que escucho con atención (el alemán Drosten es un ejemplo) que ya están en esa fase de interpretar la acción del bichito y ser más partidario de esforzarse en proteger y blindar a los débiles (a los mayores especialmente), y permitir al resto de la sociedad desenvolverse con mayores o menores medidas de precaución, en función de la situación, sin llegar al extremo del sueco (y que cada uno pille el bicho), porque en función de la evolución, sí que hay que tomar medidas, que supongo que es lo que está asomando estos días en algunas zonas de Alemania.
Personalmente, echo en falta (en toda Europa, pero también en el resto del mundo) que ningún político haga un planteamiento razonando que las medidas "duras" de aislamiento social, distancia, etc, se deberían imponer a los más mayores, así como tomar medidas para darles privilegios a la hora de (por ejemplo) comprar (horarios exclusivos), o asistir a servicios médicos, etc.
Y también medidas de control médico (pruebas) a personas convivientes con ellos, etc.
Es decir, enfocar esos esfuerzos y medidas (también las coercitivas, si fuera el caso) precísamente a quienes son más débiles frente al bichito.
Ese apartheid por edades, sé que no sería políticamente correcto, tiene un coste, pero es lo verdaderamente razonable analizando los efectos de la pandmeia sobre las sociedades.
Luego... se podrá discutir sobre qué límites de edades, y tal, pero es evidente que hay momentos distintos en la evolución de la epidemia, con subidas, bajadas, etc, y habría que tomar medidas en las que también la edad fuera una variable a considerar, y no medidas indiscriminadas para todos.