No hay que darle muchas vueltas al asunto.
Desde junio a hoy mismo, han estado llegando aviones llenos desde países en los que los cadáveres de muertos por el bichito (presuntamente) se amontonaban.
Aviones desde toda América Latina, pero también desde otros orígenes.
ITALIA, GB, Francia, Austria, Suiza, Países Bajos, los nórdicos (menos Suecia), Irlanda, Grecia, Alemania, etc, todos tenían controlada la llegada desde países con grandes índices de infección, de facto las llegadas desde España estaban prohibidas (en algunos páises de la UE) o se sometían a controles (pruebas, o cuarentenas, o ambas) a los propios españoles.
El único país que no tenían controles (o prohibición de llegadas desde ciertos destinos) es y ha sido España.
La Comunidad de Madrid exigió controles en Barajas, en el mismo momento de finalizar el confinamiento.
El Gobierno Central negó la posibilidad de esos controles.
Algunos de los primeros brotes conocidos en junio-julio, tenían ese denominador común, y no sólo en Madrid, en varias Comunidades Autónomas, el infectado cero de ese brote había llegado en avión.
Si llegan 250, 300 personas por cada vuelo, y llegan docenas al día, durante 100 días... lo más natural, es que entre los que llegaban, había infectados, que luego conviven en pisos de 60m2 con 8, 10, 12 personas, a veces de distintos núcleos familiares.
Unos luego acuden a sus trabajos (en oscuro o en blanco), sus estudios, sus reuniones, sus cafeterías, cultos, peluquerías, bailes, etc, y se extiende.
No hay mucho que explicar.
Muchas de esas personas también hubieran agradecido que se las sometiera a control a su llegada, y evitar el contagio a sus familiares, y haberse podido apartar unos días para una cuarentena en centros dispuestos para ellos, pero no se hizo.
Esa es la diferencia con otros países europeos, no ha habido otra.