Es un caso curioso porque fueron casi pioneros en medidas de control, especialmente con el tema de las mascaras, que las pusieron obligatorias cuando todavía ni se podían comprar (en marzo y abril), y la gente tenía que hacérselas en casa. Y les fue estupendamente bien, solían ponerlo como ejemplo de buena gestión. Pero luego a partir del inicio del verano dieron por completamente finiquitado el tema y eliminaron o relajaron todas las medidas.
Yo estuve hace dos semanas unos días ahí (oeste de Bohemia) y me sorprendió mucho la diferencia con Alemania, de donde venía. Lo primero que me dijeron en la recepción del hotel cuando aparecí con mascarilla es que no tenía que llevarla porque allí ya no había bichito. Y efectivamente nadie la llevaba tampoco en interiores (salvo en el transporte público donde era obligatorio), ni tampoco había el menor intento por mantener la distancia de seguridad. En la ciudad en la que estuve había esos días un festival callejero de música tradicional, con gente venida de todo el país y también de otros países del este: aglomeraciones por todo el centro histórico, y ninguna preocupación.
Así que no me sorprende para nada que haya vuelto a saltar la chispa. Lo único que creo que no han dejado de hacer, eso sí, es controlar las fronteras, con una lista de países desde los que impiden el acceso sin tests o cuarentena.