Es una pena que el gobierno no hubiera aprovechado el confirnamiento duro de marzo-mayo para, con el bichito realmente controlado en muy bajo número de incidencia, haber hecho eso: rastreadores a tope, y cierre de fronteras con cuarentenas para quien quisiera entrar.
Hubiera sido un roto importante para hostelería+turismo, pero un mercado interno de 47 millones de habitantes podría haber sido suficiente como para evitar un colapso del sector como el que va a haber en 2021, y se hubiera podido abordar una política de ayudas sectorial racional, incluso con cabeza para buscar una reforma del mismo y enfocarlo a futuro a turismo de mayor nivel o profesionales internacionales teletrabajando y no con la actual gran dependencia del turismo low-cost y de borrachera.
Pero bueno, no viene ya de otra oportunidad de país perdida por nuestros dirigentes. Viendo que los actuales son todavía más inútiles que los anteriores, raro hubiera sido esperar lo contrario.
Ya no hay cartuchos para eso, ni psicológicamente a nivel social, ni a nivel económico.