Recuerdo de niño cómo arrastrábamos de casa en casa dos o tres transformadores. Era la época del cambio de 125V a 220V, media España seguía a baja tensión (y alto amperaje, peor rendimiento). También llevábamos un estabilizador de corriente. Porque los apagones, subidas y bajadas de tensión eran lo habitual en aquellos principios de los 70, especialmente cuando te alejabas de los grandes centros urbanos.
En los 80 llegaron las nucleares que lograron estabilizar la red eléctrica. Luego Felipe nos trajo el gas argelino. Y una jubilación dorada para él, el que reparte se lleva la mejor parte. El caso es que con gas abundante y barato llegó la explosión inmobiliaria a España.
Y no es casualidad. Cosas como el cemento necesitan energía a puñados, los clinker pueden funcionar con otros combustibles, pero el gas era barato y disponible en abundancia. Más materiales de construcción desde ladrillos a tejas, pasando por porcelanas, lozas y demás materiales se pasan por un horno tarde o temprano. Hornos a gas, baratos.
Toda esa prosperidad de los últimos 30 años que algunos achacan a formar parte de Europa, o de los fondos de cohesión, se los debemos al gas traído por Felipe. Al final hizo lo mismo que Trump: abrir el grifo de los fósiles, con energía abundante y barata se prospera casi sin esfuerzo.
Claro que, con el tiempo, llega un día en que el fósil abundante y barato deja de ser lo uno, lo otro o ambos los dous. Y llegan los llantos y crujir de dientes.
Y no, esas carencias de energía no se arreglan con cromos (virtuales) de colores, aka dinero. Por mucho que imprima el BCE, para calentarse, para iluminarse, para moverse, para construir hace falta ENERGÍA. Hasta para vivir hace falta energía, a fin de cuentas dependemos de meternos una cantidad determinada de calorías en el cuerpo para sobrevivir. Y la caloría es unidad de energía, por si alguien se ha despistado con todas las unidades de la energía (Julio, wh, ergio, btu, caloría, frigoría...)
Nos están desconectando del carbón, del gas, de la nuclear. Todo apunta a que volveremos a arrastrar estabilizadores, amén de plaquitas, baterías, y algún transformador. Eso, si no acabamos comprando hielo para mantener la nevera útil. Creo que se vendió hielo para fresqueras hasta los años 50.
¿Ya estáis preparados para tener dos mudas, una de diario y la de los domingos? Cuando nos dejen encender la TV y ver al equivalente al sacerdote sermoneándonos por haber consmido más de lo moralmente aceptable.
Welcome to the 50's a todo aquel que sobreviva a la criba que andan haciendo ante nuestros atónitos ojos.