La federaciones deportivas están recibiendo presiones gordísimas para echar a los rusos. Obligándoles a competir sin bandera ni himno, o como atletas independientes, algo que consideran un ultraje (en consecuencia, deciden no acudir a la copa del mundo de turno, como los biatletas)
A todo esto, ¿Quién narices es el COI para recomendar eso? Ah, es verdad, que el COI come de la mano de las empresas privadas yanquis, que le salvaron el trastero en los años 80, cuando el movimiento olímpico estaba a punto de desaparecer, entre boicots de toda clase y ruina económica de las sedes. Fue cuando hicieron ese pacto con el diablo, que permite que los Carl Lewis o Simone Biles de turno sean intocables porque de lo contrario esos patrocinadores dejarían de poner la pasta.
Tres cuartos de lo mismo pasa con las diferentes federaciones deportivas, rehenes del dinero que necesitan, via partners, bancos, etc. Si fuera por ellas no cancelarían nada, pero como ocurrió con el reconocimiento de Eslovenia y Croacia en 1991, se recurre al chantaje más vil si hace falta. Golpeando donde duele. Y deben de ser bien persuasivos, ya que Rusia también aporta su parte en muchas federaciones.