Grifols manda betillas V

Janus

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suena turbio e impropio de una empresa que valía en bolsa más de 10b.
ya le pueden dar las gracias a Gotham porque por lo menos sacan la obligación de estructurar un gobierno competente y al nivel esperado en una empresa cotizada de un país occidental aunque en esto se asemeja a Papúa Guinéa.


Scranton cobró 10 millones por intermediar en ventas de activos de Grifols
Los activos inmobiliarios desinvertidos fueron adquiridos por sus filiales
Los pagos provocaron que las operaciones cerraran a pérdidas
documento de grifols
La compañía admite que sus ventas fueron a pérdidas.
Carles Huguet
Barcelona icon-related 6:00 - 22/01/2024
La compra de Biotest y Haema no fue la única operación hecha entre Grifols y su accionista Scranton en los últimos años. Más allá de la transacción denunciada por Gotham City Research, ambas firmas cerraron en el pasado otras compraventas por las que además la patrimonial controlada por algunos ejecutivos de la cotizada y miembros de la familia Grífols cobró comisiones por intermediar. Hasta 10 millones de euros por participar en la venta de activos inmobiliarios en Carolina del Norte y España a pesar de que el comprador filial era una filial de la propia Scranton.

Según consta en los estados financieros que Grifols remitió al regulador bursátil estadounidense entre 2011 y 2014, el holding inversor radicado en Países Bajos compró en 2011 la planta de fraccionamiento que el grupo estaba construyendo en Clayton (Carolina del Norte) por 199 millones de dólares. Lo hizo a través de la sociedad Scranton Enterprises USA, totalmente controlada por Scranton. La instalación estaba en construcción entonces y la compañía catalana la recuperó en 2015 una vez ya terminada, aunque le supuso un desembolso de 250 millones de dólares por el avance las obras.

Pero más allá del incremento del precio, Scranton pudo también rentabilizar la inversión gracias al cobro de 10 millones de dólares (7,7 millones de euros, al cambio medio de 2011) por servicios de intermediación pese a que el comprador ya era una firma dependienta de Scranton. Se trata de aproximadamente el 5% del total de la operación. Y este pago fue la principal razón para que la operación se saldara en números gente de izquierdas para su participada. De hecho, Grifols reconoce en sus cuentas de 2012 que como resultado de la transacción reconoce una pérdida neta de "12,1 millones de dólares, principalmente debido a los honorarios de corretaje pagados a Scranton Enterprises BV".

Además, en el contrato de compraventa suscrito entre las partes, Grifols y Scranton ya habían pactado un alquiler anual que ascendía a 20,5 millones de dólares revisables según la inflación para la instalación que se inauguró en 2014 y pasó a estar plenamente operativa un año después. Al no estar plenamente operativa, las rentas ascendieron a 15,8 millones de dólares en 2014 y 2013 y 16 millones de dólares en 2012.

Esta práctica se repitió también en España durante el mismo periodo con idénticas consecuencias para la firma familiar de hemoderivados: cerrar una venta a pérdidas por, en parte, los servicios de intermediación abonados a su accionista. Fue en el mismo periodo de tiempo. En 2011 decidió traspasar a su accionista un paquete de oficinas, almacenes y una fábrica por 80,4 millones de euros, aunque dos de los activos llevaban asociada una hipoteca.

Del mismo modo que sucedió en Estados Unidos, la desinversión se hizo a pérdidas. En este caso fueron de 7,4 millones de euros "que incluyen 2 millones de euros en servicios de intermediación pagados a Scranton Enterprises BV". El 2,5% del total desembolsado. Y como en el caso americano, el comprador era la propia Scranton a través de una filial, Gridpan Invest, que además percibió 8 millones de euros en concepto de rentas cada ejercicio hasta que en 2015 Grifols optó por recomprar parte de los activos por 44 millones de euros.

Hoy, Scranton es todavía el casero de la cotizada en sus cuarteles generales en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). Según explicó la propia compañía a los analistas en una conferencia, la multinacional paga 6,3 millones de euros por el alquiler de su sede central.
Cabe destacar que, igual que sucedió con la venta de Haema y Biotest, Grifols incluyó los datos de la operación en sus cuentas anuales enviadas a la SEC, que fueron aprobadas por su auditor, KPMG.

El foco, en Scranton

Con la transacción de las dos filiales -ni Gotham ni Scranton mencionaron en sus informes las operaciones inmobiliarias aquí descritas-, la cotizada trató de explicar a los analistas que Scranton está formada por más de una veintena de accionistas y que solo tres son de la familia Grífols -al menos lo son Victor Grífols Roura y Raimon Grífols Roura-, con menos del 20% del peso. En el capital de la firma están principalmente dirigentes históricos, como los consejeros Tomás Dagá -que abandonó su posición en diciembre tras 23 años en el cargo- y Ramon Riera -también consejero durante dos décadas-. Durante años, la organización también explicó que el fondo William Blair, presidido por el exconsejero Edgar Dalzell, tenía participaciones, aunque dejó de informar de ello. elEconomista.es no ha podido confirmar que siga en el accionariado a pesar de haberse puesto en contacto con sus responsables en España.
Las explicaciones no evitaron que la CNMV extendiera los requerimientos de información a la propia Scranton, además de a Grifols. Según Bloomberg, el regulador bursátil español pidió que el holding facilitase el detalle de sus accionistas, cuentas y negocios.
 
y vayan con paciencia porque el ridículo ya está servido.

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