Nunca abandonaremos la lucha por Dios, la libertad y la justicia. La lucha, ya sea como Panjshir, que se ha mantenido firme hasta ahora, o como nuestras fervientes hermanas Herati, que con valentía alzaron el grito de justicia, muestra que la gente no ha renunciado a sus demandas de derechos y está luchando por sus derechos. No se cansan y no temen ninguna amenaza. El fracaso solo ocurre cuando abandonas la lucha por tus derechos y te cansas. Nuestro pueblo nunca se cansará de confiar en Dios y avanzará para construir un Afganistán próspero, libre e independiente.