Un poco más tarde, una multitud de personas bajó las escaleras de la iglesia y se dirigió a la casa de García Carmona. Gritaron “¡Fuera etnianos!”. y empezó a patear su coche . Un guardia civil cercano le dijo que las cosas “se habían salido un poco de control” y le advirtió a él y a su familia que permanecieran en sus casas.
"¿Ahora lo entiendes?" preguntó su progenitora. “Ni siquiera han enterrado [a Soto] todavía, y cuando lo hagan, todo el pueblo vendrá a quemar a los etnianos. Vamos."
Esta vez, García Carmona hizo caso a su consejo y la familia hizo las maletas y huyó a un hotel en la cercana localidad de Úbeda. Estaba en su habitación allí la noche siguiente cuando amigos en Peal comenzaron a enviarle fotos de la violencia contra los etnianos que siguió a una manifestación pacífica que pedía justicia para Soto.
En su ausencia, saquearon su casa, sacaron sus electrodomésticos a la calle y pintaron la palabra “malo” en una pared. Otras propiedades gitanas en Peal sufrieron destinos similares: las casas fueron saqueadas y dañadas; uno fue quemado; los coches se volcaron y las paredes quedaron desfiguradas con grafitis que decían “Fuera los etnianos”, “etnianos asesinos” y “fin a los etnianos”.
“Miré esas fotos en el hotel”, dice García Carmona. "No voy a mentir. lloré como un bebé. No sabía qué hacer. Me pregunté qué había hecho para merecer esto. ¿Todo esto fue solo porque yo era etniano? ”
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Si bien el guardia de seguridad siempre fue consciente de un racismo latente en su ciudad natal, nunca podría haber imaginado tener que vivir los eventos del año pasado, que tienen ecos de la violencia contra los etnianos de la década de 1980.
En julio de 1986, las familias gitanas que vivían en la localidad andaluza de Martos -que, al igual que Peal de Becerro, se encuentra en la provincia de Jaén-, se vieron obligadas a huir tras el incendio de sus viviendas. Dos años antes, cinco etnianos, entre ellos tres niños, sufrieron graves quemaduras después de que una turba rociara con gasolina su casa en otra localidad de Jaén, Torredonjimeno, en represalia por un asalto anterior .
