Creo que es porque llevan décadas inculcando la idea del progreso indefinido -una de una de cuyas cotas más aceptables habríamos alcanzado gracias a la socialdemocracia. De tal forma que es un dogma que esto no cambiará, al menos para la mayoría, ya se sabe que siempre hay elementos con mala suerte. Todo el mundo cree ciegamente que la vida consiste en trabajar, sí, quizá cada vez peor pagados. Pero, a cambio, también existen los viajes low cost y todo el mundo viaja al menos una o dos veces al año, una de ellas al extranjero (si no, ¿qué sentido tendría la vida?), en salir los fines de semana a cenar (al menos o el viernes o el sábado, cada vez con peores perspectivas en cuanto al nivel del restaurante, pero lo importante es salir porque no somos materialistas en absoluto). Quién va a arriesgar nada. Además, también nos han enseñado que debemos ser tolerantes, no racistas, no debemos decir ni mu aunque estemos viendo a los almorávides, almohades y benimerines, todo juntos, a punto de desembarcar. Somos por fin, no españoles cerriles como antaño, sino la pera limonera en virtud de la sagrada tradición. Digo transición.Tranquilos, no va haber ninguna guerra.
Os quitaran casa, familia, trabajo, vida y libertad y seguiréis aplaudiendo y votando lo mismo.
Organizareis barbacoas en el contenedor de la esquina y seguiréis aplaudiendo y votando lo mismo.
Es lo que tiene ser borrego, balan y balan hasta que les dejan salir a pastar.
Ardo en deseos de ver el final desde lejos, cómodo, tranquilo, con el refrigerador bien surtido, un buen trabajo y dignidad.
En el fondo es lo mejor que os puede pasar para que se os quite la estultidez.
Eso respecto de los españoles. Por lo que leo, en toda Europa cuecen habas. Y aún no ha llegado enero.